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Ayer. NejiHina. Oneshot (2)

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Sasha545's avatar
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Date la vuelta. – Le ordenó con frialdad. – Quiero verte.

Hinata no sabía qué hacer. No estaba portando su equipo ninja, si usaba el puño gentil y se llegaban a herir en serio, el sonido de su pelea atraería a los que estaban en los jardines en la parte delantera de la mansión. No quería que lastimaran a Neji, aquello le dolería mucho más que lo que le estaba haciendo. Sin importar que… ella quería a su primo.

Apretó los ojos sintiendo frustración recorriendo sus venas. Volvió a mover la seda de su kimono y se cubrió el cuerpo, dándose la vuelta lentamente para encontrarse con los ojos fríos de Neji Hyuga.

No te di permiso para que te taparas. – Le dijo aferrando la mano de la joven y moviéndola con brusquedad hacia un costado. – Dije que te quería ver. – Con su mano libre volvió a mover la tela, abriéndola justo en la mitad para observar de frente su pecho, la línea de sus senos, su abdomen, su ombligo, sus caderas, sus bragas y sus muslos. No podía ver la piel de su cintura ni tampoco el contorno de sus caderas pues la seda las cubría, pero sus manos se movieron a dicha zona para al menos sentirla. – Has crecido bastante, ¿Quién diría que vivirías tanto considerando la vergüenza de ninja que eres? – Se acercó nuevamente a ella, poniendo una de sus piernas entre las de ella y reclinándola contra el tronco. - ¿Alguna vez alguien te ha besado?

Hinata negó con el rostro y una media sonrisa apareció en el rostro de Neji. La idea de robarle su primer beso lo divertía. No sólo eso, sabía lo enamorada que Hinata estaba de Naruto Uzumaki, aquel perdedor que lo había vencido en el torneo chunnin. No era ciego, habría que ser estúpido para no darse cuenta lo mucho que Naruto miraba a su prima y su prima lo miraba a él. No le había podido ganar en el torneo, pero al menos le ganaría besando esa boca, saboreando esa piel y follando ese cuerpo.

Sus labios aprisionaron los de Hinata sin pedirle permiso, atrapándolos y pasando su lengua lentamente hasta meterla en su boca. Su prima ni si quiera estaba reaccionando, ninguno de ellos había cerrado los ojos mirándose mientras él lo hacía. Lágrimas recorrían las mejillas de Hinata, lágrimas demasiado dulces para Neji.

Tal vez no te puedo quitar la vida por el sello, pero…– Le susurró sobre los gimió al sentir como apegaba sus caderas a las de ella para que sintiera su erección. - …te quitaré todo lo demás.

Neji… por-por favor. – No sabía que más hacer aparte de suplicar. Si pedía ayuda, si gritaba, si peleaba, si alguien los sorprendía… todo aquello sólo guiaba a lo mismo, Neji moriría, nadie en el clan Hyuga soportaría ese tipo de ofensa hacia ella. - Somos…somos familia. M-me estas… a-asustando. Nii-san… yo s-se que en a-alguna pa-parte de ti, aun es-esta… esta e-el Neji que me quería.

¿El chico que jugaba entre las hojas contigo? – Apretó aun más su erección contra sus bragas, moviéndose lentamente para que ella lo sintiera. - ¿El Neji que aun tenía un padre? – La tomó de la cintura con fuerza, apegándola a él, bajando sus manos hasta poder apretar sus nalgas contra su pelvis y moverla a su antojo contra su sexo. Hinata ni si quiera se atrevía a pestañar al ver la severidad en sus facciones. - Todo se muere en otoño, Hinata. Va siendo hora que también se muera esa idea en tu cabeza de que me importas. – Volvió a besarla con brusquedad, mordiendo sus labios hasta sentir el sabor metálico de su sangre. – De que… - Intentaba tomar aire entre los besos. Lo estaba disfrutando más de lo que había pensando al comienzo. – De que alguna vez… - Sus dedos se enterraba sobre la piel de Hinata, lastimándola al punto que gemía. – tú y yo fuimos… como hermanos.

Aun eres como un hermano para mí.

El golpe que sintió Hinata en el tronco a centímetros de su rostro la hizo dejar escapar un suspiro de miedo. - ¡Cállate! – Le gritó Neji al rostro intentando controlar su respiración, estaba furioso, sus ojos se llenaban de rabia - Te he tratado como basura desde que tengo cuatro años, he sido indiferente a ti, te he hecho llorar, te he golpeado, lastimado e incluso estuve a punto de matarte y aun así sigues… sigues… - Cerró los ojos, apretando los párpados con una angustia que era casi palpable para Hinata. -¡No voy a dejar que arruines este momento para mí! ¡He esperado demasiado tiempo para hacerlos pagar! – Le dijo con dureza mientras de la cintura la tiraba al suelo, justo sobre las hojas secas que habían estado cayendo toda la temporada. - ¡Deberías estar suplicando para que te deje ir, luchando por tu honra, tu virginidad! – Neji le abrió las piernas con brusquedad y se posicionó entre ellas. Había estado jugando con Hinata, intentando destrozarla mentalmente y creía que lo estaba logrando, pero ese comentario lo había sacado completamente de control. - Y aun así te quedas parada mirándome… mirándome… como si sintieras lástima de mí. ¡Tú! ¡Tú sintiendo lástima de mí! ¡Tú! – Puso una mano sobre el cuello de su prima, quien no se movía, sólo lo miraba con pena, llorando en silencio por él. - ¡Maldita seas Hinata! – Apretó levemente sus dedos sobre su cuello y ella nuevamente no se defendió, aun si no pudiese respirar, sus manos permanecían estáticas a cada lado de ella. - ¡Cómo te odio! – Neji apretó más fuerte. - ¡Defiéndete! ¡Grita! ¡Pide ayuda! ¡Muestra que hay más en ti que esto! – Si seguía, la iba a matar.Y lo peor es que sabía que ella no lo detendría. - ¡Dame una razón para odiarte!... sólo una… - Su voz se quebraba ante el silencio de Hinata. - … sólo una… - Bajó el rostro y afirmó su frente contra la de su prima, soltando el firme agarre que tenía de su cuello para terminar de abrir completamente el kimono.

Neji… - Susurró Hinata con su labio un tanto ensangrentado. – Hazlo.

La suavidad en su voz sólo lo hizo recordar una vez más a esa niña que lo hacía feliz, que alguna vez en esos años lo había intentado consolar pero a quien nunca se lo había permitido.A pesar de que el tiempo había transcurrido, Hinata era la única persona que conocía que aun tenía los mismos ojos que cuando era una niña… llena de candidez, como si nada vil y cruel pudiese tocarla y no se viera afectada por la edad. Su alma había permanecido pura y sin daños todo ese tiempo, irradiando algo alrededor de ella que la hacía objeto de su admiración. Sí, la había admirado y envidiado a la distancia, fantaseando quitarle aquella cualidad mucho tiempo. Había estado con otras mujeres pensando en su prima, incluso en las noches solitarias de su pubertad en que se tocaba a sí mismo buscando placer, siempre lo hacía con la imagen de Hinata…

¿Cambiaste de parecer ahora? – Le preguntó levantando una ceja, moviendo sus bragas hacia un costado.

Nii-san…

Los brazos de Hinata estaban muertos a sus costados. Él hubiese deseado que al menos hubiera intentando luchar contra eso, que le rasguñara la cara, el pecho, la espalda, que sus piernas se movieran evitando que las pudiera abrir… algo… cualquier cosa que le hiciera difícil poder quitarle su pureza, su perfección, pero en vez de eso, Hinata estaba ahí dispuesta y abnegada a lo que estaba a punto de ocurrirle.

¿Qué haces? – Le preguntó retirando su rostro. - ¿Qué crees que haces?

¿E..esto es lo que quieres… verdad? – Le preguntó con un sonrojo que le llenó el estómago de tensión. - Yo… - Ni si quiera la dejó terminar.

Absorbió el aliento que exhalaba su prima besándola con intensidad, hambriento de su sabor. No quería escucharla asentir a todo aquello, si lo hacía tal vez perdiera las agallas. No lo estaba haciendo por gusto, sino más bien porque deseaba destruir su felicidad, su vida perfecta, su inocencia… quería saborear ese momento el resto de su vida, pero no podría hacerlo si escuchaba que Hinata se lo había entregado libremente.

Sus ojos color perla se veían adorables entre las hojas castañas, rojizas y amarillentas. Su tez blanca resaltaba sobre ellas mientras que sus mejillas y labios hacían juego con los colores cálidos bajo ella. ¿Cómo era posible que alguien así, angelical a la vista de todos, fuera la mayor causa de su infelicidad?

Deja de hablar a menos que te lo ordene. – Le indicó molesto. No le hacía nada de gracia que de pronto hubiese quedado sin expresión en su rostro y estuviese aceptándolo tan abiertamente, la prefería llorosa y sufriendo. Tuvo que tragar el sabor amargo de su boca para continuar. – ¿Por alguien tan patética como tu tuvo que morir mi padre?

Aquello lo hizo apretar el puño, su mandíbula se tensó y deseo golpearla. Pero por el contrario, sólo la miró estudiándola, viendo la personalidad complaciente de esa mujer. No había un pelo del resto de los Hyuga en ella, era como si fuese completamente opuesta al resto de la familia, no tenía agallas, ni si quiera un mínimo deseo de pelear contra él.

¡Respóndeme! – Le gritó presionándola más contra su cuerpo, apretando su erección contra su sexo.

Pero Hinata no habló, sólo movió su rostro hacia un costado mirando los árboles con los ojos idos. – Ter-termina rápido con e-esto. – Dijo con calma, sin llorar, sin lamentarse, sin si quiera mostrar emociones adversas.

¿Tú dándome una orden a mí? – Neji le tomó el mentón y lo movió con violencia para que quedaran cara a cara nuevamente, apretándolo hasta que la hizo gemir, obligándola a enfocar sus ojos en él. – Vas a verme a los ojos cuando te folle. No voy a tolerar que alguien tan insignificante como tu se crea demasiado buena para mirarme.

Llevó una mano a su pantalón y bajó la tela levemente, sólo lo suficiente para que su sexo quedara fuera. No valía si quiera la pena desvestirse para eso. No le iba a dar placer, sino que iba a liberar su propia tensión en ella de forma rápida, sin preocuparse si le dolía o no, si lo quería o no.

Acomodó su rigidez de inmediato entre las piernas de Hinata sin tramitar más el asunto. La chica lo sintió horrorizada, entendiendo que aquello de verdad iba a ocurrir, que Neji no estaba tratando de intimidarla o causarle un susto como lo había hecho tantas veces cuando crecían de distintas formas, sino que de verdad le iba a arrebatar aquello que había estado guardando con tanto amor para Naruto Uzumaki.

Esa expresión me gusta más. – Susurró Neji acercando su rostro al de Hinata con una sonrisa de triunfo, respirando sobre sus labios. – Miedo. Siempre tenme miedo. Ya sabes de lo que soy capaz. – Le dijo besándola y apretando sus labios. – Pídemelo.

–… Neji…. – Susurró la chica como si estuviese hablando más para sí misma que para él, pues su miraba estaba completamente vacía. – Ja-jamás quise herirte. – Hinata se estaba ahogando, larespiración comenzaba a faltarle al sentir piel con piel allá abajo. Lo peor era que a pesar de estar asustada, a pesar de que Neji la estaba lastimando no sólo físicamente… había algo en él que la hacía querer abrazarlo y susurrarle que todo estaría bien, que juntos podrían sanar las heridas que iban tan profundamente en su familia.

No me interesan tus excusas. Pídemelo Hinata. – Neji escondió su rostro entre la clavícula y el cuello de la joven besando su piel, satisfaciendo su propia curiosidad, mordiéndola, succionando, dejando marcas que quedarían ahí como si fuera su propia firma, una prueba de que ella ahora le pertenecía, que había sido él el encargado de arruinar la perfección que era su cuerpo. – Quiero escucharte pedírmelo. – Necesitaba escuchar la humillación en su voz, la vergüenza, la denigración por la que la estaba haciendo pasar. Lo excitaba tanto que no sabía cuando tiempo más podría permanecer fuera de ella.

¿Q-qué? – Tartamudeo Hinata, mirando las ramas sobre ambos y las hojas que seguían cayendo. Sus cejas comenzaron a temblar, su cuerpo tiritaba con el contacto de la piel de alguien que por tanto tiempo había considerado un ser querido. La idea de que aquello para él no significara nada era aun peor que lo que le estaba haciendo pasar. Fue entonces que entendió que era lo que Neji quería que le pidiera. - No… por-por favor… no me hagas de-decirlo…

Neji la volvió a besar en los labios, acariciando sus senos, apretándolos hasta hacerla gemir bajo su boca. Sabía tan bien, se sentía tan vivo… era mucho mejor que estar en una situación de vida o muerte pues de una u otra forma lo era. Si alguien descubría lo que estaba haciéndole a la princesita del clan Hyuga estaba muerto… y aun así, no le importaba.

Ambos sabemos que lo deseas. – comenzó a rozar su sexo con el de ella, moviéndolo entre los pliegues de su feminidad. Hinata suspiró en un quejido tan erótico que Neji tuvo que morderse los labios para no penetrarla. - ¿Estas tan mojada por mí…? - Se separó levemente de su boca y la miró al rostro, asustada, ruborizada, suplicándole con la mirada de que se detuviera. - ¿Todo esto te excita verdad? – Sonrió con malicia, podía aun saborear a su prima. - Pretendes ser tan perfecta y superior, tan pura e inocente… pero eres igual al resto. Te mojas igual que cualquier mujer. No llores ahora, te di la oportunidad de luchar contra esto, ya es demasiado tarde para ello.

Hinata respiraba con fuerza, entrecerrando sus ojos. Esa fue la señal para Neji, quien sonrió luego de mover sus caderas hacia ella, de pretender que la penetraba trazando líneas entre sus piernas con su miembro.

Tal vez no me lo quieras pedir con palabras, pero tu cuerpo grita que te haga mía. – Hinata se mordió los labios para dejar de gemir, dejar de mostrarse tan vulnerable ante aquello, no sabía si su primo buscaba lastimarla o quebrar su resolución, pero lo estaba logrando. – Si no me pides que te folle, tal vez Hanabi lo haga.

Un dolor intenso le volteó el rostro. Lentamente movió sus ojos hacia los de Hinata, mirándola con furia y desprecio, viendo en ella los mismos ojos que el tenía. ¿Se había atrevido a desafiarlo? ¿De verdad lo había bofeteado?

Fóllame. – Le dijo Hinata con amargura, como si lo estuviese escupiendo. Tal vez había aguantado toda esa humillación en silencio, pero tan pronto como había escuchado el nombre de su hermana menor las cosas habían cambiado. Lo estaba mirando con la misma intensidad que lo había hecho en el examen chunin, justo después de que Naruto la animara a pelear. – ¿Eso querías escuchar? Ya lo dije. Fóllame. Cobarde.

No tuvo que pedirlo una tercera vez. La penetró con fuerza haciendo que gritara.

Le tapó la boca de inmediato mientras entraba y salía de ella con rapidez, sin importarle que fuera virgen. Era tan estrecha, tan pequeña, pero lo estaba aguantando como ninguna otra mujer con la que hubiese estado antes. La embistió con rabia nuevamente, introduciendo lo máximo que podía de él y quedándose ahí dentro, mirándola, sintiendo un leve dolor placentero de estar quitándole su virginidad… pero al mismo tiempo un vacío en su estómago al ver ese desafío en sus ojos.

El destino no es justo, ¿verdad? – Comenzó a entrar más lento, sujetando sus caderas para moverlas a su antojo, apoyando su frente contra la de ella, apenas rozando los labios de su prima con su aliento, sintiendo como ella también se perdía lentamente por lo que le estaba haciendo. Había dolor en su rostro, pero también… un sonrojo hermoso, un color que se aseguraría de grabar en su mente para siempre mientras la hacía suya. - Cada vez que cerraba mis ojos, ahí estabas. – Le dijo y ella gimió, aunque no supo si era de placer o de dolor, pero ciertamente le resultaba grato oírlo, sentir como perdía el control de lo que su cuerpo expresaba. - Tu nauseabunda sonrisa, tu mirada llena de esperanza, tus gestos de alegría. No me dejaban dormir. Eras tan feliz y yo sólo me hundía cada vez más en el odio que siento por ti y toda esta puta familia. – La embistió con fuerza y se detuvo, mordiéndole el labio inferior nuevamente. - Por eso te odio. Me atormentabas… - Hinata entrecerró los ojos y lo miró con tristeza, sintiendo que a pesar de que la estaba lastimando, quien realmente estaba sufriendo por todo ello, nuevamente era Neji. - Pero ahora cada vez que cierre los ojos, este será el rostro que vea… - Le besó los labios de forma exaltada y comenzó a penetrarla con rapidez una vez más, ambos gimiendo con el cuerpo del otro. – O-ojos llenos de ve-vergüenza por estar disfrutando que tu primo te f-folle.

Entonces Neji cerró los ojos y se dejó llevar sosteniendo su mentón para asegurarse de que no dejara de mirarlo, que no dejara de ver el placer que le producía lastimarla, destrozar esa perfección, quitarle los sueños de una primera vez llena de amor, despojarla de esa inocencia que tanto lo repugnaba.

Eres mía… Hinata. – Balbució, tensando la mandíbula, sintiendo como los músculos en su cuerpo se apretaban ante el placer que le provocaba la perfección de las estrechas paredes de su prima pequeña. Era toda una joya de mujer y era suya. – S-siempre serás mía. Na..Naciste para mí. No podemos luchar contra ese destino… eres mía…

N-Neji… - Susurró ella cerrando los ojos. Entonces supo, lo estaba disfrutando tanto como éía mirarlo con todo el desprecio y el asco del mundo, podía hasta observarlo con odio… pero su cuerpo temblaba, sus dedos se retorcían intentando aferrarse a algo, su entrada se contraía alrededor de su erección… sí, Hinata lo estaba disfrutando. La pequeña pervertida gustaba de eso.

Dilo bien. – Le ordenó gimoteando. Entraba en ella con fuerza, firmeza, como un verdadero hombre. No había delicadeza alguna en lo que hacía, la estaba convirtiendo en una mujer junto con él, sin cuidado alguno por como se sentía ni por su placer. Lo único que había en su mente era saciar ese vacío que había dejado todos esos años odiándola con esa intensidad. – Dilo como s-siempre lo dices… mi nombre…

Neji …

¿Neji qué?

Neji Nii-san ... – Aquello lo volvió loco, lo embriagó, hizo que se olvidara del mundo y sólo estuviese ella en frente. – Nii… nii-san…

De nuevo, Hinata. – Le ordenó perdiendo el control de su respiración, volviéndose casi involuntaria en él. – Dilo de nuevo.

Nii-san… - farfulló ella cerrando los ojos y apretando sus manos sobre los hombros de su primo. – M-me estas lastimando…

No me importa. – Le respondió apretando su rostro aun más. Aquello dejaría marcas en ella. Pero en ese momento no le importaba quien supiera lo que le había hecho. – Hinata… mi Hinata… Mi Hinata-chan…

Cerró los ojos con fuerza y terminó dentro de ella.

La sensación fue asombrosa, nunca había salido tanto de él haciendo algo así, nunca antes se había preocupado tan poco de donde terminar. Recostó su frente sobre el hombro de la joven e intentó recuperar el aliento ahí, completamente vulnerable ante ella por primera vez en su vida. Si ella lo hubiese deseado incluso lo podría haber matado, pues no había una fibra en su cuerpo que estuviese atenta a lo que pasaba a su alrededor.

Hinata respiraba con fuerza también, con los ojos llenos de lágrimas, con la mente en blanco sintiendo la cálida semilla de su primo desparramarse dentro de sus entrañas. Estaba completamente quieta, con el labio ensangrentado, con marcas en su cuello, con el kimono abierto en dos. Neji ni si quiera se había molestado en retirarle sus bragas … sólo se había preocupado de hacer de ella una mujerzuela, deshonrarla, ahí bajo las hojas de los cerezos, en los mismos jardines en donde habían pasado su infancia en donde tantas veces le había dicho que la quería.

Si alguna vez otro hombre te toca que no sea yo… los mataré a ambos. – Murmuró recuperando ese tono frío e indiferente lentamente. - ¿Escuchaste?

S-sí. – Respondió Hinata desanimadamente.

Neji rodó a un costado, tendido junto a ella, sin tocarla, sin mirarla, sin ningún tipo de sentimiento. Lo único que parecía hacer era mirar el cielo, las ramas cubiertas en ese algodón rojizo que era el otoño. Su respirar aun era rápido, estaba al menos intentando recuperar el aliento. Hinata sintió que su corazón se hacía trizas en ese silencio. Neji se estaba acomodando nuevamente el pantalón, ni si quiera se había molestado en desvestirse…

Aunque había habido un leve momento antes del climax en que parecieron haberse acercado, Neji estaba nuevamente lejos de ella. Sí, estaba a su lado, pero su mente esta a miles de kilómetros de ahí en un lugar al cual ella no podía acceder. ¿Qué estaría pensando? ¿Sería en ella? ¿Estaría al menos arrepentido?

Te pediré en matrimonio hoy. Le diré a tu padre que estás de acuerdo con ello. – Aquello la hizo sentirse completamente descolocada y un vacío aun más fuerte se hizo latente en su estómago. - Fuiste deshonrada y ningún hombre te aceptaría ahora como su mujer.

Ese hombre junto a ella no era Neji nii-san… no era el primo con que había crecido, a quien había amado tanto que gustosa habría muerto por él. Neji era un completo desconocido y esa era la primera vez que lo veía de verdad. – Tal vez las cosas sí mueran en otoño… - pensó Hinata mirando su hermoso y frío perfil.

Además, terminé dentro de ti… esta la posibilidad de que… – Hinata siempre había pensado que el sexo debía nacer entre dos personas que se amaran la una a la otra, que se respetaran, que se quisieran con un amor ferviente. Almas gemelas, ella creía en eso. Pero si el hombre a su lado era su alma gemela entonces el destino, tal como había dicho Neji, no era justo. - Ningún hijo mío será un bastardo.

Sí. – Contestaba, pero realmente no había nada que decir.

El silencio era lo único que en ese momento tenían en común. Ya no había nada que los uniera, excepto el recuerdo de una época en que ambos habían sido felices y ahora, el recuerdo entre las hojas. Todo lo demás estaba muerto. Neji se había encargado de eso.

Su primo fue el primero en sentarse sobre las hojas, haciendo que estas crujieran bajo él. Ni si quiera la miró. Dándole la espalda se acomodó la cabellera y la amarró nuevamente, con todo el movimiento en que ambos habían estado participando, su cabello se le había soltado de la coleta.

Hinata lo observó completamente estática, sin entender si aquello era una pesadilla o realmente estaba pasando. Si ese dolor en su pecho y vientre era real o ficticio.

¿En qué momento se había convertido en ese hombre? ¿Cuándo había dejado de quererla? ¿Por qué había sido tan ciega hasta ese momento para no darse cuenta de lo que realmente sentía su primo?

Cúbrete y vete a tu habitación. – Le ordenó poniéndose de pie y esperando que ella lo hiciera también. – Diré que te indispusiste.

Hinata se sintió como si fuera una prostituta, una mujerzuela; había acabado con ella y ahora la despachaba como si no significara nada para él. No… a las prostitutas se les pagaba.

Se sentía sucia, quería agua para sacarse de encima su olor, su sudor, su humedad, su semen, todo aquello que era parte de ese ser desconocido para ella, de aquel vil y repugnante hombre que despertaba en ella un profundo dolor en el pecho.

Apenas pudo mantenerse en pie, el dolor que sentía en el vientre era demasiado. Pero antes de que se pudiera quejar, Neji le estaba cerrando el kimono juntándolo.

-El..el obi… - Le pidió Hinata con miedo.

No se inmutó, lo recogió del piso y con la mirada le indicó que se diera vuelta para ayudarla. Lo hacía de forma tan metódica, que era difícil para Hinata creer que el mismo ser que había perdido por completo el control con ella ahora la estuviese ayudando. Amarró la cinta como si estuviera realizando una tarea sencilla, nada íntima, nada especial… algo sistemático sin importancia alguna.

Deja tu puerta sin llave hoy. – Le ordenó con la misma indiferencia y formalidad de siempre mientras apretaba la cinta por su cintura. Hinata sintió que iba a vomitar y agradeció que su kimono fuera negro… era la única forma para que no se viera la sangre que había derramado sobre él. - Pasaré a verte nuevamente a media noche. Te quiero limpia y desnuda.

¿No te bastó con esto? – No pudo evitar preguntarlo con rescentimiento y melancolía, aun sintiéndose tan muerta por dentro sin poder creer realmente lo que había pasado. Lo único real de todo aquello era el dolor en su vientre. No sentía nada más aparte de eso. No sentía nada.

¿Bastarme? – La volteó lentamente, poniendo una mano sobre su mejilla con cuidado acariciándola con el pulgar y limpiado la sangre seca alrededor de su boca con la manga de su camisa. Para cualquiera ese habría sido un acto de bondad, de arrepentimiento… Pero su mirada era lo que realmente contaba, la sonrisa divertida en su rostro que le indicaba exactamente lo que estaba pensando: Ella se había convertido en algo que le pertenecía, tal vez la primera cosa que el reclamaba para sí mismo en su vida, con la que se divertiría jugando. Y entonces… hizo algo que realmente la sorprendió… comenzó a sacarle la hojas que había en su cabello, tal como lo hacía cuando eran niños. La imagen de un pequeño Neji de sonrisa cálida se superpuso a la de ese hombre cruel y desconocido para ella. - Hinata, esto está recién comenzando.

 

Link de la primera parte (MALDITO SEAS DA) ->>[link]


NARUTO Y TODOS SUS PERSONAJES PERTENECEN A MASASHI KISHIMOTO


Este Fanfic esta participando en el concurso de Fanfics estacionales de :iconnarutofanficsespanol:


Pueden encontrar las reglas para el concurso aquí -> [link]


La portada la encuentran acá -> [link] (Con los links a los respectivos dueños de las imagenes que usé, sin permiso porque soy descarada y malvada :D )
© 2012 - 2024 Sasha545
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Pobre Hinata :(. Esta historia realmente me hizo odiar a Neji (mi personaje favorito). Sería increíble ver una continuación, aunque ya han pasado años, la carga emocional es asombrosa y ese final abre paso a la intriga. Saludosssss