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Juegos Sexuales. SasuHina ItaHina. Capitulo 4

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Sasha545's avatar
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CAPITULO 4

EL CUERVO


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My Cherie Amour, lovely as a summer's day
My Cherie Amour, distant as the Milky Way
My Cherie Amour, pretty little one that I adore
You're the only girl my heart beats for
How I wish that you were mine

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In a cafe or sometimes on a crowded street
I've been near you, but you never notice me
My Cherie Amour, won't you tell me how could you ignore
That behind that little smile I wore
How I wish that you were mine

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Maybe someday you'll see my face among the crowd
Maybe someday I'll share your little distant cloud
Oh, Cherie Amour, pretty little one that I adore
You're the only girl my heart beats for
How I wish that you were mine

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El día siguiente estuvo lleno de sorpresas para Hinata Hyuga. Abrió los ojos y lo primero que se dio cuenta era que no estaba en su habitación. Se tomó el pecho un tanto agitada sentándose de golpe sobre la cama sólo para recordar que todo estaba bien, que estaba en la mansión de los Uchiha… y lo seguiría estando hasta que terminaran de redecorar la casa que su padre había comprado en Nueva York. Salió de la cama y se dio cuenta que había un sobre en la mesa junto a la puerta con su nombre escrito en él. Extrañada lo abrió y leyó: "Señorita Hyuga, la espero en la terraza para el desayuno. Shisui."

Hinata miró el reloj en la pared preocupada. Tal vez hubiese dormido más de la cuenta. Pero eso no era así… eran las 9 de la mañana, una hora razonable para despertar.

Se metió a la ducha, se dio un baño rápido para sacarse ese leve sudor nocturno que perlaba su piel. Se secó el cabello, lo alisó con cuidado y se puso un vestido blanco con pequeñas flores lilas bordadas, ideal para el verano y el calor que hacía en ese lugar. Cuando se vio al espejo y se encontró lo suficientemente presentable bajó por las largas escaleras del lugar y buscó con cuidado la terraza.

Al principio le costó encontrarla, sobre todo porque por mucho que caminara no encontraba a nadie ahí. Era como si en todo ese lugar sólo viviera Shisui y Obito Uchiha. Sin embargo, su suerte cambió cuando entró a un salón con grandes ventanales y vio que había dos chicos sentados en él. Uno era Shisui Uchiha pero al otro no lo reconoció, suponiendo tal vez que sería un hermano por lo mucho que se parecía. Pero luego recordó que Kiba había mencionado un primo de la misma edad de Shisui. Entonces quien estaba sentado ahí, seguramente era Itachi Uchiha.

– Buenos días señorita Hinata. – Dijo Shisui poniéndose de pie de inmediato. El chico era realmente educado, lo cual hizo sonrojar levemente a Hinata que lo miraba con algo de timidez. – Se ve muy bonita el día de hoy. Espero que haya descansado lo suficiente después de un viaje tan agotador.

– Lo..lo hice. Su casa es muy acogedora señor Uchiha. Mu..muchas gracias. – Se sermoneó a sí misma en su mente por estar tartamudeando. No podía permitirse lucir débil antes esos hombres, todos ellos eran muy exitosos en todo lo que hacían. Su padre así lo había dicho. De esa forma, ella como la heredera de la familia Hyuga, tenía que mostrar carácter.

– Por favor, sólo llámeme Shisui. No nos separa tanta edad. – El joven le sonrió, era serio, pero también era encantador con aquellos modales. Entendió perfectamente lo que Kiba había dicho sobre esos chicos Uchiha, había algo en ellos que gritaba "peligro" pero al mismo tiempo era imposible sacarles los ojos de encima, como si esas finas facciones e impecables modales fueran un espectáculo a la vista. – Quiero presentarle a mi primo, me vino a visitar de sorpresa anoche y se quedó a dormir. Itachi, ella es la señorita Hinata Hyuga.

Hinata se quedó parada en el lugar donde estaba, viendo como el joven bajaba el periódico que leía y se acercaba a ella junto con Shisui. – Señorita Hyuga, es un placer conocerla. – Dijo Itachi Uchiha extendiendo su mano. Hinata la tomó y la estrechó con mucha vergüenza. Si era posible, Itachi Uchiha era aun más atractivo que su primo. Pero no era su físico lo que la avergonzaba, sino todo lo que Kiba había dicho de él. De una forma extraña, sintió que él sabía que habían estado chismeado tras sus espaldas. – He escuchado muchas cosas buenas sobre usted y su honorable familia.

– También es un p-placer conocerlo. Por favor, llámeme Hinata – Respondió algo nerviosa.

Que encantador era ese joven… mucho mayor que ella pero había algo en sus ojos negros almendrados y sus gruesas pestañas que hacían difícil no sonrojar al mirarlo. Podría haber estado todo el día decidiendo cual de los dos era más atrayente a simple vista para escribírselo a su hermana. Claro, dicho pensamiento le pareció bastante tonto y superficial, alejándolo de su mente con un suspiro. Sí, eran apuestos, ambos… pero sus modales los hacían aun más interesantes desde su perspectiva.

– Lo siento Shisui-kun, estuve b-buscando la terraza y no p-pude encontrarla. Me imagino que ya habrán tomado desayuno. Lo siento mucho. – Volvió a repetir para hacer una profunda reverencia.

Shisui e Itachi se miraron de reojo, ambos encontrando su educación completamente adorable.

– No lo hemos hecho, estábamos esperándola. – Respondió Shisui riendo casualmente. - Deberá disculpar la ausencia de Obito, suele dormir hasta bien pasado el medio día cuando no tiene clases y no hay quien lo despierte. –El joven suspiró, abnegando. Obito era un caso perdido a sus ojos. – Se que le agradan los rollos de canela, pero quisimos sorprenderla con algo nuevo. Espero que le gusten los panqueques, Itachi y yo los preparamos.

Hinata se sintió sorprendida de ello. Ahí frente a ella había dos Uchiha, de los famosos Uchiha de los que hablaba su padre. ¿Por qué cocinaban con todo el staff de personas que había visto el día anterior? De seguro tenían un chef y muchos sirvientes que les ayudaran con cosas como esa. Personalmente, los Hyuga no utilizaban tantos criados, solían turnarse para cocinar entre ella, Hanabi y Neji… pero las cosas eran muy distintas en Japón.

– ¿Ustedes cocinaron? – Preguntó Hinata separando levemente los labios y exhalando en admiración. Nunca pensó que los Uchiha fuesen tan "normales".

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Cuando Itachi vio a la chica entrar en la habitación sonrió por dentro. Era mucho más bella de lo que aparecía en la fotografía de la revista y en todas las otras tantas fotografías que había visto en internet. Tenía suerte que cada vez que le ponía el ojo en serio a una mujer se tratase de alguien que valiese la pena, o quizás, tenía muy buen gusto. Se pudo imaginar en ese preciso instante haciéndole desayuno para llevárselo a la cama el resto de su vida. El pensamiento no le molestó, esa mujer era todo un trofeo y él era lo suficientemente maduro para admitir ese tipo de cosas, sin importar lo mucho que Shisui se había burlado de él por mostrarse interesado en alguien tan joven.

De partida, los Hyuga tenían los ojos más extraños de todo el mundo, un color lavanda claro, un rasgo genético que sólo corría en esa familia. Se decía que habían sido bendecido por los dioses y eran venerados como tales en la región de Japón en donde vivían (O así leyó en wikipedia). Pero eso no era todo, sus delicadas facciones eran exquisitas y ver a una chica con un cuerpo saludable y curvilíneo le llamó placenteramente la atención. Estaba aburrido de bulímicas y anoréxicas que sólo pedían ensaladas cuando las sacaba a comer. ¿Por qué las mujeres pensaban que a los hombres les atraían los sacos de huesos? No había nada mejor que una chica rellena en las partes adecuadas y Hinata Hyuga cumplía con ese canon.

La joven era adorable, parecía una caricatura sacada de algún libro. Su sonrojo por ver que ambos primos habían cocinado era encantador. Itachi había leído tanto de cultura japonesa que sabía que en el sector de Japón donde ella vivía aun se mantenían ciertas tradiciones, seguramente que un hombre cocinara no era una de ellas.

– Debe parecerle raro que dos hombres cocinen. – Dijo Itachi con seriedad. – Queríamos hacer algo especial para conmemorar su estadía. – Apenas una mueca que se podría describir como una sonrisa aparecía en su rostro, pero al menos Hinata lo tomó como un gesto de amabilidad.

Itachi estaba seguro que aquello lo pondría justo en el lugar donde quería estar, un lugar en que Hinata Hyuga no los viera como niñitos mimados que jugaban con sus tarjetas de créditos y acciones de la bolsa, sino como universitarios comunes y corrientes que vivían en casas extraordinariamente bellas pero que podían cocinar y servirse por sí mismo lo que comían.

Shisui sonrió. Le parecía de lo más gracioso la forma en que Itachi comenzaba su partida en ese nuevo juego. La conversación que ambos habían tenido la noche anterior resonaba ahora en su mente al ver la forma en que actuaba frente a ella.

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¿Te das cuenta que esa chica es de la edad de Sasuke? – Le preguntó levantando una ceja mientras ambos jugaban pool en el salón de juegos. - Ni si quiera puede beber aún.

Su edad no me molesta. – Respondió Itachi golpeando la bola 5 haciendo que al mismo tiempo la 6, 7 y 8 entraran en los agujeros. – Tengo todo el tiempo del mundo para esperarla.

Itachi, esa chica es dulce. No se parece en nada a las arpías de la zona. – Shisui frunció el ceño destapando otra corona y dándole un sorbo. Itachi le acababa de empatar la ronda. – No pierdas el tiempo intentando conquistarla, no va a caer. Las cosas son distintas en Japón. Además, tú mismo dijiste, no le atrae ninguna de tus cualidades. Y para mejorar las cosas tu padre me dijo que si jodían con ella iba a descargar su ira en mí. No en ustedes, en mí. Creo que ya se rindió con disciplinarlos a ustedes tres.

No tengo intensiones de lastimarla Shisui. - respondió con frialdad, jugando con el taco. – Ella es el primer desafió serio que tengo en años.

Shisui soltó un bufido, odiaba la forma en que su primo lo decía pero era cierto. Todo, absolutamente todo, se le daba siempre con facilidad a Itachi, era un prodigio, una de esas personas que jamás se han esforzado en la vida para lograr algo porque de alguna manera nacen siendo buenos en todo lo que hacen. Pero esta vez… había algo frente a Itachi que si parecía ser difícil de lograr y era normal que aquello lo intrigara.

¿Cuándo vas a madurar? … a veces actúas tan infantilmente como Sasuke.

No me insultes de esa forma. – Respondió Itachi mirándolo con frialdad. Por mucho que Itachi quisiera a Sasuke, todos en esa familia sabían que era un caso perdido. - De hecho, quiero pedirte ayuda.

¿Tú? ¿Pedirme ayuda a mí? – Shisui volvió a levantar una ceja, pero esta vez fue mucho más exagerado en ello. - ¿Qué bicho te picó?

Hinata Hyuga es similar al tipo de jóvenes que frecuentas. – Itachi miró fijamente a su primo con seriedad. - Es tu tipo de persona. ¿Cómo se conquista a una señorita así?

Siendo tu mismo, lo cual, no va a resultar en tu caso. Tu mismo lo dijiste, no le atrae nada de lo que representas y dudo que si viera el tipo de persona que eres le agradases más. Sabes que te quiero Itachi, pero ambos sabemos que has hecho cosas bastante estúpidas cuando se trata de mujeres. – Shisui se rió y se preparó para golpear una bola más.

Lo sé. – Itachi le dio un sorbo a su botella con agua. - Y también las has hecho tú, ¿No?

Shisui volvió a quejarse, suspirando. Era cierto, ambos habían jugado con los sentimientos de las personas cuando estaban en Manchester. Itachi seguía siendo nombrado allá como si aún estuviese en la secundaria. Lo habían hecho de manera sutil y con clase, pero eso no quitaba el hecho de que habían realizado cosas horribles sin que nadie se diera cuenta ni que recibieran un castigo por ello.

¿Cuántas personas que se amaban habían separado? ¿Cuántas chicas habían enamorado sólo para cambiarlas por sus mejores amigas? ¿Cuántas hermanas habían sacado en citas dobles para terminar viendo si podían cambiar de pareja antes de que terminara la velada sin que ellas se ofendieran? ¿Cuántas amistades habían roto para siempre? ¿Y todo para qué?... Para ver hasta qué punto eran capaces de joder con la vida de los demás. Eso los divertía.

Pero la universidad los había cambiado, relativamente. Sabía que Itachi sólo se involucraba con mujeres que le interesaran y lo mismo él.

- Está bien. Te ayudaré. – Se cruzó de brazos mirándolo con una sonrisa. Itachi sabía lo que le iba a decir a continuación. - Pero quiero el número de teléfono de Anko Mitarashi a cambio.

Hecho. – Respondió Itachi sin inmutarse.

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Shisui le permitió a Itachi quedarse ahí por el tiempo que Hinata se hospedara con él, con la simple condición de que no la hiriera ni jugara con sus sentimientos, que si realmente iba a destruir la relación que esa chica parecía tener con otro de los Hyuga, que lo hiciera porque de verdad la deseaba, no para desfilarla por Nueva York como un trofeo, después de todo, muchos millones de dólares estaban en juego con las transacciones entre los Uchiha y los Hyuga.

Itachi había meditado en las palabras de Shisui, había decidido conocer a Hinata y hacer que ella confiara en él antes de definir su plan de acción. Sin embargo, ahí frente a ella con la boca casi abierta porque ellos hubiesen preparado el desayuno, Itachi sabía lo que acababa de hacer y exactamente lo que quería. Deseaba a esa chica, no necesitaba verla ni hablar con ella nuevamente para poder decidirse.

Su primer movimiento había sido bastante sencillo pero digno de la reputación de Itachi Uchiha.

En primer lugar, le había mostrado a Hinata Hyuga que ellos eran personas sencillas y humildes, no snobs, que no necesitaban sirvientes que hicieran todo por ellos, más bien, eran independientes y que la vida llena de lujos no les llamaba la atención. Después de todo, Hinata había escrito en su manifiesto en Vogue que a ella no le atraía ni el dinero, ni lo físico ni lo famoso o popular de una persona. Tenía que comenzar demostrándole que él era más que sólo dinero.

– A pesar de que no lo parezca, Itachi es un gran cocinero señorita Hinata. – Shisui se rió abriendo las puertas de vidrio que llevaban a la terraza. Para sus adentros Itachi pensó que un Uchiha era bueno en todo lo que hacía (Con la excepción de Obito), pero le pareció que soltar un comentario así lo haría lucir pretencioso frente a ella y Shisui estaba haciendo un esfuerzo por dejarlo bien frente a la joven. - ¡Vamos a comer afuera! El día esta ideal.

Itachi le extendió el brazo para que Hinata lo tomara. La chica enrojeció aun más. ¿Por qué esos dos jóvenes lograban ponerla tan nerviosa? Se sentía como un conejo entre dos lobos. - ¿Nos acompaña? - Le preguntó Itachi seriamente sin darse cuenta que su actitud más que hacer que Hinata se derritiera, la estaba desconcertando.

– S..sí. – Susurró ella poniendo con delicadeza su mano en el brazo de Itachi para que él la escoltara.

Le pareció demasiado galante su gesto, tal como la trataba Neji en Japón cuando la guiaba a algún lugar especial. Suspiró pesadamente recordando a su novio, suspiro que no pasó desapercibido por Itachi que sonrió por dentro sin imaginarse que no había sido una exhalación dedicada a él.

La mesa de vidrio del patio se veía muy, muy sencilla. Había un florero con margaritas y rosas blancas, un jarrón con jugo de naranja, panqueques en un plato y jarabe. Hinata se sorprendió de ello. Para todos los lujos que había en esa casa sin duda comían de forma muy normal.

– Qué bonita casa tiene, Shisui-kun. – Dijo Hinata mientras Itachi corría el asiento hacia atrás para que ella se sentara. – Muchas gracias, I…Itachi-kun.

Itachi le sonrió sin decir nada, lo cual la hizo ruborizar aun más. ¿Qué tenía ese joven que la hacía sentirse tan intimidada? Estaba tartamudeando y odiaba eso. Se había dicho que iba a mostrar confianza y delicadeza frente a esos Uchiha, pero hasta ahora sólo había demostrado lo torpe que era.

– ¿Le gusta? Me alegro, ha permanecido en nuestra familia por más de cien años. – Respondió Shisui mientras le servía un poco de jugo sin preguntarle si quería o no. – Por lo general esto es muy tranquilo, a menos que venga Sasuke.

Itachi pateó la silla de Shisui. El gesto no pasó desarvertido por Shisui. Mencionar a la oveja negra de la familia no era ventajoso cuando Itachi quería mostrarse como una persona normal ante ella.

-¿Sa..Sasuke? – Preguntó Hinata con un poco más de curiosidad que de costumbre. Tanto Shisui como Itachi se percataron que no era la primera vez que Hinata Hyuga escuchaba ese nombre por la mueca que había puesto.

– Mi tonto hermano menor. – Itachi suspiró. – Si se une a Manchester este inicio de año señorita Hyuga, creo que él será su compañero. Tienen la misma edad.

– Ya… ya veo. – Dijo Hinata tomando un sorbo de su jugo. - ¿Él…él viene mucho para acá? – La mera idea de encontrarse con el infame Sasuke le ponía los pelos de punta.

– No realmente. –Respondió Shisui. – Esta casa sólo se ocupa en verano y por lo general Sasuke no pasa el verano en Nueva York. Prefiere el verano Europeo.

Hinata se sirvió un panqueque con arándanos y otro con chispas de chocolate. Itachi le sugirió que le pusiera jarabe encima y ella lo hizo. Hizo varios ruidos de "esta delicioso" mientras que Shisui sonreía mirándola atontado. Era extraño ver a una mujer comer en eventos sociales, se notaba en ello lo diferente que eran las cosas en Japón o tal vez, lo diferente que era Hinata Hyuga a cualquier joven que conocieran.

– ¿Tiene planes para el día de hoy señorita Hyuga? – Preguntó de pronto Itachi, mirándola directamente a los ojos.

– Pen..pensaba leer un poco para…para mejorar mi ingles. Tengo que dar… el…el examen de ad-admisión a Manchester el próximo lunes. – Admitió Hinata con vergüenza. – No quiero que p-padre se moleste si me va a mal sólo porque aun no domino p-por completo el idioma.

– ¿Mejorar su inglés? – preguntó Shisui con una sonrisa mientras le daba un bocado a su panqueque. - Disculpe que lo diga, pero no lo necesita. Habla casi como si fuera nativa de la zona.

– Debo darle la razón a mi primo. – Admitió Itachi cortando un pedazo de su panqueque. Hinata mantenía su mirada fija en la forma en que sus manos se movían como si estuviese realizando una cirugía en vez de comiendo. Hasta en esos gestos se notaba la clase de Itachi Uchiha. - Aunque, puedo ayudarla a practicarlo si usted me lo permite.

–¿De.. de verdad? – Preguntó Hinata sonriendo con timidez mientras jugaba con sus dedos bajo la mesa. - No me gustaría abusar de su hospitalidad. – Un rubor rosa cubrió sus mejillas.

– ¡No se preocupe por eso señorita Hyuga! – Dijo Shisui alegremente. – Conozco a mi primo, si no quisiera enseñarle no se lo habría ofrecido. Además es la persona más inteligente de esta familia. Con su ayuda jamás reprobaría su examen de admisión.

– Mu..Muchas gracias. – Murmuró Hinata haciendo una reverencia. – D-de verdad, lo agradezco.

Shisui e Itachi se miraron con complicidad. Shisui sonrió disimuladamente cubriendo su boca con el vaso, entiendo que dijera lo que dijera, su primo ya se había decidido. Observar a esa chica sólo se comparaba a observar a un gatito recién nacido que perseguía una bola de estambre sin conocer el motivo. Hinata Hyuga era inteligente, suave, bella y educada. Había sido educada con mucho más dinero a su alrededor que ellos dos, pero al mismo tiempo sus pies estaban completamente puestos sobre la tierra. Su humildad llegaba a ser sobrecogedora y sus largas pestañas podrían haber hecho a cualquiera suspirar pensando en ella.

El único problema era el famoso novio: Neji Hyuga. Itachi lo tenía claro y para Shisui era divertido ver qué se le ocurriría a su primo para poder deshacerse de él. Una chica así, por muy inocente y tímida que se viera, no era el tipo de persona que abandonaba su corazón de un momento a otro sólo por un par de sonrisas y una invitación a estudiar. Itachi tendría que averiguar rápido que podía ofrecerle que Neji Hyuga no tuviese y eso sólo se podía lograr si estaba cerca de ella, pero sin estar lo suficientemente cerca como para que ella sólo lo viera como un amigo… si cruzaba esa línea estaba perdido. No tenía mucho tiempo.

– Bueno, lamento informarles que debo dejarlos. – Dijo Shisui parándose de la mesa mientras Hinata reía de alguna cosa que Itachi estaba diciendo. – El asilo de ancianos me espera.

– ¿Usted ayuda en un asilo, Shisui-kun? – Preguntó Hinata con asombro. Sabía que Kiba también lo hacía y le parecía admirable que un chico de clase alta se sintiera obligado a ayudar a los ancianos de su comunidad. – Eso es muy noble de su parte.

–Es deber de los Uchiha devolver a nuestra comunidad. – Le indicó el chico guiñándole un ojo mientras bebía lo que le quedaba de jugo de naranja de un sorbo. - Somos afortunados por todo lo que tenemos y debemos asegurarnos de poder ayudar a quienes lo necesitan también.

– Shisui es todo un filántropo. – Dijo Itachi seriamente cerrando los ojos y cruzándose de brazos. Por un segundo se le olvidó que Hinata admiraba ese tipo de cosas y su tono pareció casi burlesco.

– Yo pienso que aquello es admirable Shisui-kun. – Indicó Hinata incómoda por la actitud de Itachi. - ¿Necesita ayuda? Me encantaría poder asistirlo en lo que sea que necesite en su labor social.

– ¡Claro! Tal vez... – Exclamó Shisui, pero de pronto se dio cuenta de la mirada asesina que Itachi le estaba dando y tragó saliva. No podía llevarse a Hinata Hyuga de ahí, Itachi quería pasar tiempo con ella a solas. – Tal vez algún día… je. – Les hizo un gesto con la mano de despedida y comenzó a retirarse de la terraza. – Itachi, el día está realmente hermoso, ¿Por qué no llevas a la señorita Hyuga a cabalgar? Pensaba hacerlo yo, pero no creo que vuelva muy temprano.

– No… no quiero molestar. – Comenzó Hinata poniéndose roja, moviendo las manos hacia adelante con nerviosismo. – No soy buena ca..cabalgando.

– Estoy seguro que podemos solucionar eso juntos. – Finalizó Itachi mientras su primo entraba de vuelta a la mansión y cerraba la puerta de la terraza atrás de él. – Cabalgo desde temprana edad. Sería un honor enseñarle.

– Sé cabalgar, es..es sólo que… - Hinata se ponía cada vez más roja. – Hace un tiempo me caí de un caballo y desde entonces me da miedo subirme a ellos.

-¿Quiere superar ese miedo? – Le preguntó Itachi serio. – Si es así, sígame.

Hinata observó como se ponía de pie y comenzaba a caminar por la terraza bajando por unas escaleras de piedra que conducían a la parte trasera de la mansión. Su corazón comenzó a latir con fuerza, sintiendo que todo aquello podía ser peligroso, no sólo porque le temía a los caballos sino porque había algo en Itachi Uchiha que le causaba un cierto temor y estando sola con él estaba casi segura que lo único que haría sería el ridículo, tartamudeando, enrojeciendo, balbuceando cosas sin que se le entendiera.

Se puso de pie, era de mala educación dejarlo irse sin ella. Al menos le podía decir que no por el camino, pero por más que lo intentó en su mente la idea de rechazarle algo a ese joven le resultaba imposible. ¿Tal vez eran sus ojos? Lucían realmente amenazadores, como si no estuviesen acostumbrados a escuchar una negativa.

Entraron a los corrales e Itachi se desenvolvió dentro del lugar haciendo honor a lo que había dicho. Parecía realmente saber sobre equinos.

– Itachi-kun, d-de v-verdad… - Hinata estaba tartamudeando. Ese joven la hacía tartamudear y sabía que eso no era nada bueno. No podía creer que hubiese alguien que la pusiera nerviosa de esa forma. - …no creo e-estar vestida para m-montar.

– Eso es lo de menos, señorita Hyuga. – Respondió Itachi sin mirarla, abriendo uno de los corrales y sacando un caballo por las riendas.

– Hinata. – Lo corrigió la chica con timidez. – No tiene que..que llamarme señorita Hyuga todo el tiempo, Hinata es..está bien.

–Hinata-san. – Se corrigió volteándose a observarla. Su mirada era tan penetrante que sentía que se podía ahogar en esas orbes negras. - ¿Así se le llaman a las jovenes en Japón, no?

– S..sí, pero no tiene que.. – Comenzó a decir Hinata.

Pero Itachi la interrumpió de inmediato. - Insisto. – Dijo acercándose a ella, la proximidad la hizo sonrojar. Estaban tan cerca que Hinata tuvo el instinto de dar un paso atrás, pero se vio acorralada. Si hacía eso, se vería como una tonta frente a alguien que sólo quería divertirla, pero esos segundos en que la miraba sin decir nada, sólo acrecentaban el rubor de sus mejillas. Itachi lo notó y se sintió satisfecho consigo mismo por ello. - No me gustaría que estuviese incómoda cerca de mí.

¿Por qué Kiba no le había advertido alejarse también de Itachi Uchiha? Era completamente encantador y sentía que de alguna forma, esos ojos estaban intentando embobarla aunque nada más en él lo delatara.

- Us..usted no me pone…incómoda. – Respondió Hinata en un murmullo mirando hacia el costado.

Se sintió culpable de algún modo por estar tan cerca de otro hombre. Su corazón tenía dueño, estaba enamorada de Neji y nada cambiaría eso. Estaba actuando de forma tonta, sólo necesitó recordar los labios de su primo para olvidarse de cualquier otra cosa.

Itachi sintió que sus palabras eran un desafío. Nunca había conocido a una chica que no se pusiera completamente nerviosa estando a solas con él. Pero Hinata Hyuga más que nerviosa parecía incómoda con su presencia. Eso le molestaba. Y mucho. Sin embargo, al mismo tiempo hacía que su corazón latiese más rápido, excitado con esa barrera de cortesía que la joven Hyuga ponía entre ambos.

- Eso me alegra. - Mintió intentando esconder su mueca de disgusto. - ¿Sabe ensillar un caballo Hinata-san? – Le preguntó alejándose de ella y abriendo una puerta de un gabinete en la cual sacó una montura.

– N..no. – Dijo la chica mirando la piel café del animal, pasando sus dedos despreocupadamente por su pelaje. Itachi no pudo evitar pensar que se sentiría tener esas delicadas y pequeñas manos recorriendo su propio cuerpo. - Es muy bonito, ¿Cómo se llama?

Radamantis. Respondió Itachi un tanto extrañado de que Hinata Hyuga pareciera interesada en algo tan trivial. – Es el caballo de Sasuke.

-Como el hijo de Zeus y Europa… - Itachi la miró extrañado, le sorprendió gratamente que alguien que era japonesa supiera mitología griega. - ¿Él también monta? – Preguntó Hinata con curiosidad, tomando una escobilla del estante y comenzando a cepillar al animal tal como lo hacía Itachi.

– No realmente. – respondió el joven mientras dejaba de lado el cepillado para comenzar a ensillar al animal. – Es el caballo con que juega polo. Todos jugamos polo. Sasuke sólo lo utiliza cuando los Uchiha se enfrentan a otro equipo. Obito, Shisui Sasuke y yo … representamos a la familia. – Itachi se sintió extrañamente tonto por decir que eran un equipo. Hinata Hyuga no necesitaba saber esas cosas, ¿Por qué se las estaba diciendo?

-¿Y su caballo, Itachi-kun?– Preguntó con curiosidad.

–Mi caballo es ese que está ahí, el potro negro. Es un pura sangre árabe. – Le respondió sin mirar hacia aquella dirección. – Se llama Crow. Sólo yo puedo montarlo. Si alguien más se sube en él usualmente los bota. Los pura sangre suelen ser muy nerviosos y quisquillosos… Por eso prefiero ocupar el de Sasuke si vamos a montar juntos.

– ¿Juntos? – Los ojos de Hinata se abrieron de par en par y agradeció que Itachi no estuviese mirándola pues sus mejillas le llegaron a arder.

– ¿Hay un problema con ello? – Le preguntó Itachi observándola con seriedad. Le divertía que de pronto la chica se hubiese vuelto tan tímida cuando hacía sólo un momento le había dicho que no la incomodaba. – Lo siento, pensé que cabalgar conmigo la haría sentir más segura. Le prometo que no la dejaré caer.

Toda esa capa de hielo que se había puesto a su alrededor cuando pensó en Neji se derritió con la mirada que el chico le había dado. Le sonrió suavemente extendiendo su mano en su dirección. Hinata la tomó sin pensarlo dos veces sintiéndose de inmediato culpable por hacerlo.

- …No quiero ser una molestia.

– No lo es, Hinata-san. – Respondió Itachi acercándose a ella.

Hinata no entendía porque se estaba tomando la confianza de moverse tan de la nada hacia ella, su cercanía la ponía en alerta, como si en cualquier momento ella pudiese hacer algo impropio de una señorita dándole a entender algo errado. Sin embargo, cuando Itachi puso sus manos alrededor de su cintura su corazón se paralizó y sintió que todo su cuerpo temblaba. La joven pensó que se iba a morir, quedando completamente estática. ¿Por qué de la nada la estaba tomando así? ¿Por qué no le decía nada? ¿Por qué sentía su corazón latiendo de esa forma sin poder si quiera pestañar? Itachi la miraba con tanta intensidad y tenía su cuerpo tan cerca de ella, que sintió escalofríos.

– A la cuenta de tres, la levantaré para que se suba al caballo. – Itachi se sentía satisfecho consigo mismo, la cara de espanto de la señorita Hyuga era mucho mejor que su timidez. - No tenga miedo, me subiré inmediatamente atrás de usted. ¿Está bien?

Hinata sólo asintió bajando la mirada. Era tan perfectamente caballeroso… y ella había tenido una mala impresión de él cuando la tocó de esa forma. ¡Por supuesto que sólo quería levantarla para ponerla sobre el caballo! ¿En que estaba pensando? ¡Era una tonta por pensar que un caballero como él tendría malas intenciones con ella!

– Uno… dos… - Sus manos la apretaron y sintió escalofríos nuevamente. – Tres… Arriba.

No tuvo que hacer mucho para quedar sentada de costado sobre el caballo. Radamantis ni si quiera se movió, haciendo muy sencillo para Itachi subirse atrás de Hinata. La chica movió sus piernas y agradeció haberse puesto patas bajo el vestido. Aun así, percibir el pecho de Itachi contra su espalda la hizo sentirse tan intimidada que comenzó a tiritar levemente.

– ¿Tiene miedo? – Le preguntó el joven al oído, haciendo que las campanas de alerta sonaran nuevamente en su mente.

Itachi podía sentirla tiritar. Aquello lo hacía sentir incluso más satisfecho. Tenía que manejar muy bien las cosas para que siguieran saliendo tan suavemente como hasta ese momento. No podía arriesgarse a ser "él" pues como Shisui había indicado, las chicas como Hinata Hyuga no se sentían atraídas por tipos como él, más bien les huían.

–N-no. – Respondió ella susurrando, mirando hacia abajo. Sentía que toda su cara le ardía y se odió por lo temblorosa que había salido su voz.

Itachi pasó sus manos bajo los brazos de Hinata y tomó las riendas, haciendo que el caballo se comenzara a mover y salieron de esa forma del establo. El equino se movía lentamente, empujando sus cuerpos uno contra el otro. Hinata inhaló intentando poner bajo control la vergüenza que sentía al estar tan cerca de alguien a quien apenas conocía.

– ¿Quiere tomar usted las riendas? – Preguntó Itachi rozando una de las manos de Hinata con el pulgar.

–N-no… estoy bien así.

Hinata pretendió que aquel roce no había significado nada, pero al mismo tiempo sabía que no era sólo su imaginación. Itachi Uchiha estaba… ¿Coqueteándole? Eso era imposible, era tan indiferente y refinado, demasiado caballeroso para algo así. Quería realmente creer en que ese joven tenía buenas intenciones con ella, que no era un sujeto vil como su hermano menor, pero le daba señales raras todo el tiempo.

- ¿Qué…qué estudia usted Itachi-kun? – Le preguntó Hinata. Era lo primero que se le había venido en mente para romper ese silencio en que podía casi sentir la respiración de Itachi sobre su cuello.

–Economía. – Respondió para luego soltar un suspiro. Itachi se quedó en silencio algunos momentos después de eso y Hinata tampoco dijo nada. – Aburrido, lo sé.

–Yo…yo no es-estaba pensando e-eso. – confesó Hinata. Lo que le llamó la atención más que nada es que un chico como él que tenía el mundo entre sus manos se dedicara a aprender algo que él mismo consideraba aburrido en vez de decidirse a hacer cosas que le llamasen la atención. - ¿Usted c-cree que es a-aburrido?

–Creo que es bastante predecible. – Respondió Itachi con sinceridad. - El hijo de uno de los mayores accionistas de Nueva York, estudia economía para seguir los pasos de su padre. Es una historia que ya se ha escrito antes.

–No le gusta lo que está estudiando. – Susurró Hinata sintiendo lástima por él. Aunque podía entenderlo.

–No realmente, pero no se puede discutir con mi padre cuando algo le entra en la cabeza.

Time out. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba discutiendo ese tipo de cosas con Hinata Hyuga? Todo aquello era algo que ni si quiera le hablaba a sus amigos más cercanos, era patético que estuviesen discutiendo sobre lo que él quería de la vida en ese momento en que realmente a quien quería conocer era a ella.

– Debo estarla aburriendo con este tema. – Tenía que cambiar el tema. No podía mostrarse como un frustrado ante los ojos de alguien que quería impresionar. - ¿Por qué no me habla un poco más de usted?

–N-no me aburre, para nada. – Respondió Hinata volteándose levemente y sonriéndose con compasión. - Lo entiendo Itachi-kun. No sabe cómo.

– ¿A qué se refiere? – Preguntó Itachi mientras aceleraba un poco más el paso de Radamantis y comenzaban a galopar en ese sendero del bosque. - ¿Su padre también es así?

–Sí. Tiene grandes expectativas para t-todos en la familia. Neji va a estudiar este año en Londres, lo a-aceptaron… en Oxford… todos dicen que es el prodigio más deslumbrante en la familia en más de 50 años. – Las mejillas de Hinata se ruborizaron al pensar en su amado primo, pero Itachi se tensó, estaba hablando de su infame novio, ¿Frente a él?... ¿Acaso realmente no lo veía como una amenaza a esa relación?

Apretó las riendas. ¿Quién se creía que era esa Hinata Hyuga? Llevaban más de una hora juntos, conversando, minutos en los cuales había sido completamente encantador y ni si quiera tenía la cortesía de no nombrar a su novio. No podía caberle en la cabeza que a esa chica de verdad él no le atrajese en lo más mínimo. Tal vez Shisui tuviese razón y para él fuese imposible llamarle la antecion, pero se negaba a si quiera considerar eso como una opción.

No importaba. Ese pequeño comentario del famoso Neji tenía sus puntos a favor: ya sabía algo que él tenía y ese tal Neji no, ventaja de ubicación. Mientras estuviese en Europa, el estaba en Nueva York, con su novia. No podía competir contra eso a menos que Hinata Hyuga se le escapase a Londres y de ser necesario la seguiría hasta allá. Cuando un Uchiha ponía el ojo en algo, no se detenía hasta obtenerlo.

– Mi hermana menor, Hanabi, es bastante inteligente. Ha-habla más de siete idioma y es la mejor alumna de la clase… puede tocar tres instrumentos y a-además es experta en artes marciales… - Hinata suspiró dejando escapar una suave risita. –Creo que yo soy la mayor decepción de mi padre.

–Tengo serias dudas sobre eso.– Contestó Itachi con frialdad. - ¿Quiere que yo crea que usted, Hinata-san, podría decepcionar a alguien? Mírese, es la epifanía de la perfección. – Itachi acercó sus labios al cuello de Hinata para susurrarle. – Me cuesta creer que alguien no pueda ver eso.

Los bellos del cuello de Hinata se encresparon. Sentir su susurro era tan extraño, le provocaba una sensación de nerviosismo en el estómago, sin mencionar que la cercanía con su cuerpo era algo que podría terminar aturdiéndola si se lo permitía. Realmente no estaba acostumbrada a estar tan cerca de otra persona, en general en Japón todos mantenían una distancia formal con los demás, era un signo de educación y respeto.

– Mi padre me advirtió que mientras estuviera aquí, observara y aprendiera todo lo que pudiese, que p-permaneciera callada a menos que alguno de ustedes me hablara. – Hinata se quedó callada un instante. - Usted dice eso porque n-no me conoce. Sólo e-esta destacando la única c-cualidad que hasta ahora ha podido observar en mí…

Hinata suspiró y bajó levemente el rosto. Por su parte, Itachi sintió que le acababan de dar un golpe en el estómago. ¿Había rechazado su complemento y lo había llamado superficial todo en una oración? No podía creerlo… por un instante, se quedó sin palabras.

–Ya veo. – Respondió con antipatía, la idea de que un hombre tan poderoso como Hiashi Hyuga mandara a su hija mayor a 'aprender' con ellos le parecía de lo más ofensiva, aunque tal vez, su pequeña princesa aprendiera cosas completamente distintas con él de lo que se hubiese esperado. – La he ofendido, le pido disculpas por ello. – De pronto ese coqueteo implícito que estaba intentando en ella le pareció completamente inútil. Tenía que actuar y rápido. ¿Qué hubiese dicho el idiota de su primo? –Lo que dije fue porque he leído su manuscrito en Vogue y me pareció muy sincero. – Bien, iba a ser él mismo. Esa era la única cosa que le quedaba para salvar cara después de que lo llamara superficial con palabras educadas. - Si vine a este lugar a conocerla fue precisamente porque nunca había tratado con alguien como usted. Las personas se fijan en detalles frívolos todo el tiempo en esta ciudad; ¿Cuánto dinero tiene? ¿Qué tan atractivo es? ¿Qué tan exitoso es en la vida? ¿Dónde vive? ¿Quiénes son sus padres? … Yo también he caído constantemente en eso. - Tomó las riendas y detuvo al caballo. Suspiró pesadamente, decir las cosas de esa manera podía resultar agotador pero refrescante al mismo tiempo. No aproximarse a ella con una estrategia de juego, sino, simplemente decir lo que había en su cabeza. - Al ser hijo de mi padre siempre se me ha clasificado como una especie de estereotipo, Itachi Uchiha, el galán, Itachi Uchiha, la leyenda, Itachi Uchiha, el hijo de Fugaku Hyuga… me ven como una persona que sólo se involucra con gente famosa, bella o adinerada. Pero se equivocan, cada una de las jóvenes con quien he mantenido relaciones tenía algo especial que las destacaba del resto. – Era difícil admitirlo de esa forma, pero era cierto. De lo contrario, ¿Para qué habría gastado su tiempo en seducirlas? - Pensé que había encontrado a una persona distinta a todo el resto en usted, tal vez a alguien que se pareciera un poco a mí, no por la forma en que pensamos, sino en la forma en que actuamos. Pero si realmente cree que soy superficial, dígamelo y me iré en este momento para que mi presencia no la siga ofendiendo.

- No..no qui..quise.. yo… - Hinata no podía articular una respuesta. – a mi… me pareció que… que… I..Itachi-kun… yo… Yo sólo es-espero no importunarlos. No…no quería… que usted..usted pensara…

–Si fuera un importuno, no estaría pasando mi día con usted. Créalo o no, también tengo otras cosas que hacer. Pero quería conocerla, aquello me pareció más importante. – Respondió Itachi con suavidad y frialdad al mismo tiempo. Parecía no alterarse con nada, como si realmente tuviese los nervios de acero. Hinata envidió esa cualidad. - Y si no es molestia, me gustaría seguir conociéndola. No le estoy mintiendo cuando digo que creo que tenemos más en común de lo que piensa.

Hinata sonrió agachando levemente la cabeza. Itachi tal vez era inmutable y frío, pero… la forma en que decía las cosas lo hacían ver refinado y muy caballeroso, tanto como cualquier otro hombre con el que ella se hubiese criado.

De forma bastante inocente, movió una mecha de su cabellera que estaba molestándole y la puso atrás de su oreja. El movimiento simplemente mató a Itachi que cada vez estaba más decidido a que esa chica fuera completamente suya, era tan distinta a cualquier otra joven que hubiese conocido con anterioridad. Le parecía realmente indescifrable y no podía creer que decirle todo lo que tenía en mente hubiese resultado para hacerla sentir más natural en su presencia. Siempre que se acercaba a alguien que le interesaba sólo decía lo que esas personas querían escuchar, y había hecho lo mismo con Hinata Hyuga, pero nunca imaginó… que lo que esa joven quería escuchar… era precisamente él. Su verdadero yo.

Aquello lo tenía perplejo. ¿Había alguien que estaba interesado en su verdadero yo y no en lo que querían que fuera?

– Tome las riendas, Hinata-san. – Le indicó.

– ¿Yo? – Preguntó Hinata confundida.

–Sí. – Respondió Itachi, posando todo su brazo izquierdo sobre el abdomen de Hinata.

El contacto la hizo suspirar de sorpresa. Realmente no estaba acostumbrada a que la tocaran, ni si quiera Neji lo hacía, siempre era respetuoso con ella. -¿P-por qué?

–Porque vamos a hacer correr a este caballo. – Respondió Itachi como si no fuera nada de otro mundo.

Hinata sintió que las manos le temblaban de inmediato. - P..pero…

–Es natural que lo hagamos, Hinata-san… de lo contrario estaríamos cometiendo un acto de crueldad. – Hinata se dio vuelta lentamente sobre su hombro para mirarlo, no entendía que estaba pasando. Itachi poso esos ojos negros sobre ella y de inmediato sintió que se hacía más pequeña frente a él. No había expresión en su rostro, pero expresaba todo lo que quería decir con esa mirada, esos profundos ojos negros que no emitían brillo alguno. - Este caballo nació para correr, ha sido criado día a día para que sus muslos se fortalezcan y pueda soportar tener sobre él a alguien que lo haga moverse como si su vida dependiera de ello. Iría contra la naturaleza de este caballo no hacerlo jadear por el esfuerzo… - Hinata se preguntó si estaba hablando del caballo o de ella, por la forma de su tono, suave y educado, le pareció una gran estupidez de su parte si quiera pensarlo, pero… pero sus ojos… - No tenga miedo. – Cada vez que decía eso, no podía descifrar si le estaba diciendo que no temiera caerse o… que no le tuviera miedo a él. - Estamos cumpliendo con el instinto de este animal, señorita Hyuga.

Sintió algo extraño en su estómago, algo que realmente le dio miedo. Bajó la mirada, muda, sin reacción alguna. Pero de alguna forma, sacudió la cabeza y miró en frente. Aquello revoloteando en su estómago de seguro era sólo el desayuno; era imposible que otro hombre aparte de Neji la hiciera sentir de esa forma. Sacudió esas ideas de su mente y sonrió de forma casual.

–B-bien, veamos que tan rápido e-es Radamantis. – Dijo Hinata con un tono alegre.

Itachi levantó una ceja después de escuchar aquello. ¿De verdad nada de lo que le decía la provocaba si quiera un poco? Cualquier otra mujer ya habría provechado todas las cosas dichas para haberlo besado o al menos intentado hacerlo, pero esa chica parecía completamente indiferente a sus insinuaciones. Tal vez estaba siendo muy sutil y ella fuese demasiado inocente.

Hinata tomó las riendas y comenzó a hacer trotar al caballo. Se percató de que Itachi se afirmaba fuertemente a su cintura y aquello le produjo algo de ansiedad. Intentó sermonearse internamente por pensar cosas así, ¿De dónde más se iba a apoyar Itachi para no caerse? Era evidente que de ella. Se tranquilizó a si misma diciéndose una y otra vez que estaba imaginando cosas…

Aún así, no podía evitar pensar que estar de esa forma, haciendo correr a ese caballo en medio de las piernas de ese hombre… se sentía agradable. Sonrojó con ese pensamiento. Aunque fuese bastante inocente en todo lo que se refería al contacto físico entre un hombre y una mujer, pasarse ideas con alguien que no fuese su novio le era… reprochable.

–Es toda una experta cabalgando. – La complementó Itachi. – Nunca pensé que alguien tan frágil como usted pudiera aguantar este tipo de fuerza entre las piernas.

–Gra..gracias. – Hinata estaba segura que no lo había dicho con doble intensión, pero no pudo evitar esconder el rostro bajo su flequillo después de ese comentario.

Cabalgaron gran parte de la mañana hasta que sintieron que sus cuerpos comenzaban a sudar. Fue entonces que Itachi sugirió que volvieran a la mansión y eso hicieron. Pasar más tiempo juntos sería agotador para ella. Debía dejarla ahora, hacerla pensar en él para luego aparecer nuevamente. Ya había hecho su primera jugada y tenía que planificar la próxima.

A medida que se acercaban a la residencia de los Uchiha en Long Island, escucharon disparos a lo lejos. Itachi dejó escapar un largo suspiro mientras se acercaban por el sendero hasta las caballerizas. Ya se imaginaba de qué se trataba todo ese alboroto.

– ¿Por qué se escuchan disparos? – Preguntó con algo de vergüenza, aun incómoda entre los brazos de Itachi Uchiha.

–Están practicando tiro al plato en la mansión. – Respondió con un tono formal.

– ¿Obito-kun? – La idea de ir a ver a Obito disparándole a platos en el aire le pareció muy divertida, sobre todo por esas gafas protectoras que portaba en la cabeza el día anterior.

–No. – Respondió Itachi, pensando seriamente el motivo por el cual él estaba en ese lugar. - El único en la familia que tiene ese hábito es Sasuke.

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Gracias a todos los que están leyendo este fic, estoy super entusiasmada con él. Es el primer AU que escribo xD Sus comentarios me animaron muchísimo a seguir… No se cuando pueda publicar el capitulo 5, espero pronto ^^ Ya que cierto hermanito Uchiha va a hacer su aparición jajajajaja.

Por favor, déjenme sus comentarios xD Quiero saber que opinan del primer paso de Itachi!

Capitulo 3 -> [link]
Capitulo 5 -> [link]
Imagen Portada -> [link]
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Hitary's avatar
Buen capítulo! Pero... Fugaku Hyuga?