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Juegos Sexuales. SasuHina ItaHina. Capitulo 9

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Sasha545's avatar
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CAPITULO 9
DETERMINACIÓN


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Los pasos de los cuatro se detuvieron dentro de una gigantesca sala, en donde lo único que había era una antigua construcción. Hinata llevó las manos a su boca e inconscientemente se tocó los labios, sorprendida de que dentro de ese maravilloso recinto hubiese algo aun más extraordinario que la obra arquitectónica en sí.

–Que impresionante… - Murmuró justo frente a la reconstrucción del templo. Sentía que se estaba quedando sin aliento viendo esos pilares, sabiendo que habían sido construido hace más de 2000 años. – Si-siento que estoy en Egipto.

Sasori asintió a su lado. Estaba dándole un tour del ala Sackler del museo. – Fue mandado a construir por el emperador Augusto en el 15 B.C, luego de vencer a la última reina Egipcia de origen Ptolomeo, Cleopatra VII. Está dedicado a la diosa Isis. Créelo o no, estuvo en suelo egipcio por casi dos mil años y vino a parar a un mar de distancia. Un verdadero ejemplo de cómo la belleza perdura en el tiempo. – Aquello lo dijo mirando a Deidara con desprecio y burla. Aquello no pasó inadvertido para el rubio y una de las venas de su frente se hizo visible por su enojo.

La mayoría de las cosas que Sasori hablaba eran completamente desconocidas para Hinata, pero al menos tenía una idea de quien había sido Cleopatra. Meditó si debía estar tomando nota de todo lo que estaba aprendiendo. Sentía tantas cosas juntas chocando contra sí dentro de su pecho, que le hubiese gustado sentarse a recuperar el aliento. Se daba cuenta de lo insignificante que era la vida y lo rápido que podía pasar todo. Podía entender a la perfección ese sentimiento de querer proteger las cosas bellas y hacerlas perdurar en el tiempo como había dicho Sasori tantas veces durante el recorrido en el museo.

Sintió un paso a su lado y movió los ojos en dirección a su acompañante para admirar su perfil en aquella luz suave, ¿Se daría cuenta de lo llamativo que era? ¿De lo galante que se veía entre los demás? Se dio un sermón mentalmente obligándose a dejar de pensar así. Itachi era un caballero y sobre todo… no era un sujeto confiado en su atractivo como medio para seducir a otros (o al menos eso creía ella por lo que había conocido de Itachi Uchiha), más bien era alguien sincero y bondadoso que mostraba un interés genuino en ser un buen anfitrión, nada más.

Estaba a salvo con él.  

– Lo desmantelaron para preservarlo de las subidas de agua del lago Nasser, cuando se construyó una represa. – Agregó Itachi, moviendo su mirada para encontrarse con ella. Hinata sonrojó al notar la suavidad con que la observaba y el pareció sonreírle al notarlo. La joven realizó el mismo gesto de vuelta, asombrada de que Itachi fuese tan culto como Sasori que era alguien que estudiaba el tema. - El gobierno egipcio se lo ofreció como regalo al museo por el esfuerzo que estaban poniendo en salvar las reliquias del antiguo egipcio.

Deidara bostezó sonoramente cruzándose de brazos, visiblemente irritado. - ¿Ya terminamos aquí? Jmm.

Lo habían estado ignorando pues no había hecho nada más que quejarse durante los últimos 10 minutos mientras Itachi y Sasori le contaban las historias de las obras que iban visitando. Era evidente que el rubio quería ir al ala de arte moderno o en subsidio, salir de ahí. Odiaba que Sasori le robase el protagonismo.

–Si te estás aburriendo, puedes esperarnos en la tienda de regalos o irte. – Contestó el pelirrojo desinteresadamente mientras seguía caminando.

Hinata no sabía a quién seguir. Se sentía un tanto mareada con las constantes discusiones que ambos tenían y sentía que lastimaría los sentimientos de Deidara si seguía a Sasori. Sin embargo, al notar que Itachi también continuaba con el recorrido no tuvo más remedio que seguirlos a ellos.

–Vamos Deidara-kun. – Lo llamó al notar que éste último se había quedado un tanto atrás, haciéndose el ofendido. – Aun me tiene que enseñar sobre el arte moderno de Nueva York cuando terminemos aquí.

-Jmm. – Respondió asintiendo con una sonrisa de satisfacción al ver que alguien estaba interesado en sus conocimientos. – Algún día haré explotar todo esto. El arte es un bang... es movimiento, no puede quedarse quieto esperando que se llene de polv…

– ¿Sabes cómo momificaban los egipcios a sus muertos, Hinata? – Le preguntó Sasori una vez llegaron a un nuevo salón en donde se podía vislumbrar algunas momias, interrumpiendo las tonterías de Deidara.  

Hinata negó un tanto asustada, acercándose inconscientemente hacia Itachi. El pelinegro lo notó y se sintió complacido de ello. Que la chica estuviera buscando seguridad en él lo hacía experimentar una sensación placentera. Caminó a su lado en silencio, observando cada una de sus reacciones sin decir mucho. Parecía que se estaba divirtiendo y a decir verdad, Sasori y Deidara hablaban tanto que no había necesidad que él dijera nada. Su plan estaba resultando favorable. Hinata no veía eso como una cita, sino como amigos que salían juntos, sin momentos incómodos ni pausas silenciosas. Era perfecto para acercarse un poco más a ella y ganarse su confianza.

– Lo primero que hacían era remover todos los órganos internos del cuerpo, excepto el corazón. – Comenzó Sasori, poniendo una de sus manos sobre el pecho de la joven (sin tocarla), como si quisiera indicarle donde estaba el órgano vital. Sin embargo, subió su dedo índice hasta tocarle justo entre las cejas. – Luego,  quebraban el cráneo metiendo un aparato por la nariz, para moler el cerebro hasta que sólo fuera líquido. Cuando aquello sucedía, lo hacían gotear por los orificios nasales.

Las cejas de Hinata se juntaron en asco mientras que Itachi suspiraba sonoramente. Esa no era precisamente su idea de un momento ideal para una cita, pero al notar la mano de Hinata sosteniendo su brazo y apretándolo levemente, agradeció a Sasori por ser tan subnormal.

– ¿Cómo es posible que sepas todo eso? – Preguntó Deidara aún con los brazos cruzados y los párpados caídos de aburrimiento. - ¿No tienes nada mejor que hacer que aprender la forma en que enterraban a la gente hace 2000 años? ¿Jmm?

–Sólo porque tú seas inculto, no significa que todos debamos serlo. – Respondió Sasori con su voz rasposa y apática, mirando a Deidara a los ojos. – Pero, ¿Qué se puede esperar de alguien que a los 23 años aun juega con plastilina?

– ¡Mira quién habla! ¡Tú juegas con esas horribles marionetas! – Le gritó Deidara apuntándolo con el dedo índice, haciendo que al menos un par de personas los miraran molestos, después de todo estaban en un museo. Hinata e Itachi se acercaron uno al otro sonrojándose y bajando el rostro de vergüenza, pero sin atreverse a parar esa pelea. – Lo peor de todo es que tienes el descaro de venir al Metropolitan y pregonar sobre que el arte es esto y el arte es aquello cuando lo más artístico que has hecho en tu vida es disecar insectos cuando estábamos en la secundaria. - Deidara lo miraba de brazos cruzados aun, los parpados de Sasori bajaban un tanto irritados. Ambos uno frente al otro en una mirada de fastidio mutuo.

-¿Realmente quieres empezar a hablar sobre la calidad de nuestro arte? – Preguntó Sasori subiendo levemente una ceja. – Haces figuritas de greda, tan simplonas que podrías abrir un stand a la orilla de un camino y venderlas.

-¿Qué dijiste? – Le preguntó Deidara gritando y subiendo un puño.

– ¿Podrían bajar la voz? – Preguntó Itachi con un tono frío. Sasori obedeció sin decir más. Deidara por su parte estuvo a punto de abrir la boca, cuando la mirada de Itachi se encrudeció hacia él. – Están avergonzado a Hinata-san. – Eso fue el fin del tema. Deidara sonrojó y entendió que si seguían comportándose de esa manera lo lamentarían a futuro. Itachi siempre obtenía su venganza cuando lo molestaban.

–Lo siento…jmm. – Dijo tocándose la nuca y siguiendo a Sasori.

Caminaron a una parte del salón en donde se podía ver un sarcófago. Hinata observó los hermosos detalles pintados en tonos dorados y azules, sintiéndose realmente afortunada de poder estar apreciando algo así.

Itachi estaba levemente aburrido, no porque no le interesara el tema sino porque había estado en ese museo decenas de veces. En ciertas ocasiones cuando el museo cerraba, los Uchiha alquilaban salones completos para lanzar galas, comidas y recepciones. El Met era parte de la escena de Nueva York y la empresa Uchiha donaba cantidades ridículas de dinero cada año para la institución.

-Sa..Sasori-kun… - Dijo Hinata con algo de timidez mientras miraba el sarcófago. Sasori volteó el rostro hacia ella. - ¿Qué hacían luego… luego de que les sacaban los órganos internos?

-Era un ritual muy complejo, pero no hay evidencia escrita de ello. Los egipcios no escribían sobre el tema, era tratado con sumo secreto. – Respondió Sasori, sonaba realmente desinteresado pero no era así. Le agradaba ese tema más que cualquier otro. – Pero, se cree que cubrían el cuerpo de sal y lo dejaban reposar alrededor de 40 días. De esa forma eliminaban toda la humedad para así poder preservarlo. Cuando pasaba este plazo, se retiraba la sal y se le frotaba aceites aromáticos y bálsamos de distintas plantas para preservarlo. Finalmente, se le aplicaba grandes capas de resina para enrollar el cuerpo en lino. De esa forma, los egipcios alcanzaban la inmortalidad.

El bufido de burla de Deidara fue completamente perceptible - Que ridículo. ¿Para qué quieres preservar a alguien que murió, por 4000 años? ¿Qué belleza hay en algo así? Sólo queda una cascara vacía de lo que alguna vez fue, un pellejo en descomposición. – Deidara miró a Hinata con una sonrisa, creyendo que la joven tomaría su lado en esa discusión. - La vida es hermosa precisamente por lo efímera que es. Jmm.

– ¿Cuál es el punto de que algo nazca para desaparecer? – Le preguntó Sasori con desgana. – Todos buscamos alcanzar la eternidad de una u otra manera. No hay punto en que algo aparezca y desaparezca para que nadie lo recuerde. La verdadera belleza nunca se pudre o desaparece. ¿Qué propósito cumple algo que se disuelve en el tiempo? ¿Cuál es su importancia? ¿Dónde está su belleza?

– ¡Su belleza esta justamente en su fragilidad! ¡Jmm!– Gritó Deidara, acaparando nuevamente los ojos de más de una persona en el salón. - ¡Saber que no todo puede ser eterno nos hace apreciarlo mucho más cuando nuestros ojos están sobre ello! ¡Un atardecer sólo dura algunos segundos, pero es hermoso! ¡Una flor sólo dura unos días antes de marchitarse, pero es bella y la apreciamos porque sabemos que no durará! Dime, ¿Quién se detiene en la calle a ver estatuas que sabemos estarán ahí por cientos de años? Nadie aprecia el arte de esa forma.

Sasori parecía estar molestándose. Lo miró apáticamente unos segundos, nuevamente uno frente al otro, mirándose como si el primero en pestañar fuese a perder.  - Pongamos fin a esta discusión y preguntémosle a Hinata que piensa ella. – Propuso y ambos artistas voltearon el rostro en dirección a Hinata que casi se ahogó con la petición.

–Estoy de acuerdo, jmm. – Asintió Deidara. - Hinata, ¿El arte debe ser dinámico o estático?

– No metan a Hinata-san en sus tonterías. – Dijo Itachi con autoridad, dando un paso en frente de la chica.

Hinata se sorprendió de lo bien que se sentía que alguien la defendiera así. Aunque no estaba completamente segura de haber necesitado dicha defensa, tampoco descartaba que haber decidido ella cual de los dos tenía razón la ponía sumamente incómoda.

Fue entonces que Itachi miró el reloj en su muñeca. - De hecho, ya va siendo hora de almorzar.

– Supongo que tienes razón. Jmm. – Dijo Deidara suspirando. -  ¿Dónde vamos?

– ¿Hiciste una reserva en algún sitio? – Preguntó Sasori.

– No. Comeremos en la cafetería del museo. – Itachi comenzó a caminar y Hinata lo siguió, completamente entusiasmada.

La joven sintió mariposas en su estómago, ¿De verdad iban a comer en patio de comida norteamericano? La mera idea de andar caminando por ahí con su comida en una bandeja la emocionó. Para ella que era japonesa y aun así había vivido bajo la sombra de la cultura estadounidense, aquello le parecía de lo más impresionante. Podría experimentar una verdadera  tarde americana, comiendo en un lugar público comida que venía envuelta en plástico.

Deidara y Sasori se quedaron atrás mirándose uno al otro completamente extrañados. Conocían a Itachi desde niños y nunca se hubiesen esperado que él entre todas las personas comiera en un sitio así. Itachi Uchiha era sinónimo de sofisticación, siempre estaba en las listas de los restaurantes cinco estrellas en Nueva York, lo veía en las portadas de las revistas de los tabloides comiendo en dichos sitios con alguna modelo sujeta a su brazo. Que ahora de verdad estuviese considerando pagar un par de dólares por un almuerzo, en oposición a los cientos y a veces hasta miles de dólares que gastada en una comida dejó a ambos pasmados.

– ¿Qué le sucede a Itachi? – Deidara fue el primero en decirlo en voz alta, susurrándole a Sasori, aunque claramente ambos se lo estaban preguntando - ¿Es idea mía o está llevando esto de conquistar a esa jovencita a otro nivel? Jmm.

– No lo sé. – Respondió Sasori. - ¿Deberíamos averiguarlo y comer con ellos?

– No quiero comer porquerías que probablemente me puedan provocar un ataque cardiaco de toda la grasa que tiene. Jmm. – Respondió Deidara poniéndose blanco.

– Tampoco me hace mucha gracia. – Sasori comenzó a caminar, siguiéndolos. – Pero si Itachi esta tan interesado en Hinata Hyuga, debe haber un motivo que ni tu ni yo podemos ver. Entenderlo podría resultar una experiencia interesante… debe haber belleza en esa joven que sólo él ve.

– En eso estamos de acuerdo. Jmm. – Respondió Deidara sacándoles una foto desde atrás. – Aunque… yo creo que es bella.

– No, idiota. Me refiero a la belleza que no se ve con los ojos.








Itachi sintió deseos de sonreír viendo como Hinata miraba los carteles con los listados de la comida que vendían y los precios de éstas. Llevaba alrededor de tres minutos leyéndolas con cuidado, analizando qué era lo que deseaba comer.

Sasori permanecía en silencio, pero tanto Itachi como Deidara sabían que debió haberse estado volviendo loco por la espera. Era conocido para todos en su grupo que Sasori no esperaba por nada ni nadie; odiaba que le hicieran perder el tiempo y de igual forma, nunca dejaba que nadie esperara por él.

Sin embargo, para Itachi era agradable estar con Hinata Hyuga. Era la primera vez que salía con sus amigos y una chica con la que no estuviese manteniendo relaciones, pues no tenía amigas mujeres. Aparte de Konan, que era de por si la novia de Yahiko, Itachi no compartía tiempo de esa forma con chicas. Cuando salía con alguien del sexo opuesto sabía que al final de la velada se acostarían, tal vez se verían un par de veces más y hasta ahí quedaría el asunto. Con Hinata Hyuga era muy distinto porque aquello había quedado completamente descartado desde el comienzo.

Quizás si se hubiese esforzado completamente en ello podría haber llegado a ese nivel de intimidad ese mismo día, pero no quería a la joven Hyuga sólo por una noche, deseaba conquistarla de verdad y ver donde llegaba aquello. Y, lamentablemente, si quería conquistar a Hinata Hyuga debía actuar tal como era. Ser él mismo. Ese era el consejo que le había dado Shisui, y cuando se trataba de conquistar chicas de todo tipo Shisui era incluso mejor que él. Sin embargo, cuando tenía que seguir esa indicación llegaba a la inevitable pregunta que había estado plagando su mente los últimos dos días: ¿Quién era Itachi Uchiha?

En el proceso de crecer había perdido esa respuesta. La muerte de su madre lo había convertido en alguien silencioso, reservado y hasta cierto punto frío. Observar como Sasuke se estaba convirtiendo poco a poco en todo lo que detestaba en las demás personas le producía dolor, por lo cual sabía que a pesar de los actos ruines que había cometido a través de los años, él no una persona indiferente a aquellos que le importaban. Como cualquiera, disfrutaba de la compañía femenina pero había descubierto que se cansaba o aburría fácilmente de las personas una vez las conquistaba.  Sí, había caído en el juego, ¿Pero era realmente un jugador?

Algunos decían que él era el ganador entre todos los jugadores y que conocía mejor el juego que cualquier otra persona, era casi como si las reglas de las cuales nadie hablaba hubiesen sido escritas para su persona. En ello estaba de acuerdo. Nunca había perdido. Nunca había deseado algo o alguien sin obtenerlo al final del día.

Y Hinata Hyuga no sería la excepción.

A penas terminó de leer la entrevista supo que traer a esa chica a su vida sólo traería para ella sufrimiento, humillaciones, vergüenza y quizás hasta en él mismo surgirían ese tipo de sensaciones. Con ese conocimiento en mente, decidió sin importarle las consecuencias que la conquistaría.

Pero Hinata Hyuga tenía dos papeles importantes que jugar en su vida, los cuales los tenía separados y decididos desde que dejó la revista en manos de Sasuke e Ino y salió del salón de su casa.

El primero de dichos papeles trataba justamente en saber hasta qué punto estaba dispuesto a llegar con todo eso, con el conocimiento que los sentimientos de muchos serían completamente destruidos cuando terminara ese juego. A los ojos de cualquiera el desafío en sí era Hinata Hyuga, pero él sabía que no era así.

El desafío era distinto.

Pero ya no había vuelta atrás. Sólo él conocía los motivos por los cuales estaba haciendo todo eso. Lo había visto todo incluso antes de que sucediera; su hermano menor había puesto sus ojos en ella. Las cosas estaban saliendo de acuerdo a lo que había adivinado. Sasuke era demasiado predecible, y peor aún, era la influencia directa de Ino Yamanaka en él. No podía apartarla de su vida pues sus padres se habían casado. No podía destruirla por completo sin tener que pagar un precio muy alto por ello. Tenía que proteger a su hermano de la sombra de Ino de una u otra forma antes de que no hubiera vuelta atrás. Aquello lo tenía claro en su mente.

La única duda que surgía en él en ese instante era si aún le quedaba suficiente tiempo para salvarlo de aquello. Después de todo, Sasuke era la persona más importante en su vida y ni si quiera Hinata Hyuga podría ocupar el lugar que tenía su hermano menor en su corazón.

Sin embargo, haría todo lo humanamente posible por conquistarla. No se detendría en nada. Estaba completamente decidido. No había forma de retroceder ahora; eso se había dicho a sí mismo desde el momento en que la había conocido el día anterior comiendo panqueques en el desayuno. Ella era justo la persona que él necesitaba.

Entonces, ¿Por qué comenzaba a sentir un repentino cargo de conciencia por lo que estaba a punto de hacerle, por lo que sabía que iba a suceder? ¿De verdad le empezaba a agradar esa joven? Su padre siempre le había dicho que un Uchiha sabe lo que quiere desde el momento en que pone sus ojos sobre ello y si era así… ¿Se aplicaría eso en él? ¿Era Hinata lo que realmente quería en su vida?

Tenía la edad suficiente para no haberse asustado con dicho pensamiento. No era un niño que al darse cuenta que le gustaba alguien se habría asustado intentando reprimir dichos sentimientos, por el contrario… lo encontraba tan fascinante que le hubiese gustado pasar todo su tiempo con ella explorando qué era aquello que lo hacía sentir.

Se parecía mucho a la felicidad.

–Se..señorita. – Dijo de pronto el cajero, quien había estado esperándola cinco minutos ya, dejando que la fila atrás de ellos se alargara y más de una persona se comenzara a impacientar. - ¿Va a pedir algo o no? – Le preguntó con amabilidad, sonrojando.

–Sí. – Respondió Hinata, llevando su dedo índice al mentón. – Quiero una porción de papas fritas y uhm… uhmm…una ham-hamburguesa de queso doble.

-¿Algo más? – Preguntó el cajero.

–A…em… sí… u-una porción de aros de cebolla. – Rió un tanto nerviosa, un adorable color rosa invadió su rostro.

-¿Desea postre?

– ¿Postre?.. si..deseo.. deseo pie de manzana. – Respondió agachando levemente el rostro de vergüenza.

– ¿Y para beber? – Preguntó el sujeto un tanto impresionado de que una chica tan pequeña como esa comiera tanto.

– Una coca cola. – Hinata sonrió emocionada.

– ¿Y ustedes tres? – Preguntó el joven mientras Sasori, Deidara e Itachi se miraban entre ellos incrédulos de que una chica pidiera tanta comida. No estaban acostumbrados a salir con jóvenes que comieran en público. La mayoría de las damas de Nueva York sólo comía ensaladas.

–Yo quiero lo mismo que ella. – Respondió Itachi rápidamente cuando notó lo nerviosa que estaba Hinata ante las miradas incrédulas de todos.

–Cualquier cosa que no sea frita estará bien. – Dijo Deidara. - ¿Qué tal un milkshake de chocolate y… uhm… palomitas de maíz?

–Vamos a almorzar, ¿Por qué pedir palomitas de maíz? – Preguntó Sasori irritado. Deidara siempre comía cosas extrañas y se ganaba la mirada curiosa de todos. Aquello lo avergonzaba.

–Por que hacen ¡Pop! Cuando las preparan. – Respondió Deidara con una sonrisa enorme subiendo su dedo índice. – Maíz que explota. Una comida perfecta.

–Eres ridículo. Ya madura de una vez. Ugh… - Sasori se quejó. – Quiero una coca cola y un trozo de pizza con queso mozzarella.

El cajero les dio las boletas a cada uno y Hinata se sorprendió cuando Itachi le quitó la suya de las manos y pagó por ambos.  –I..Itachi-kun, yo… yo puedo pagar mi comida. – Dijo con timidez.

–Lo sé. Pero usted es mi invitada, ¿Qué tipo de caballero deja que una dama pague?

Sasori miró a Deidara y lo apuntó indicando lo que era de conocimiento público, Deidara era un idiota cuando se trataba de mujeres y no sabía nada de éstas. El rubio se puso rojo de rabia y gruñó.

– ¿Por qué no pagas la comida de los tres entonces, Itachi? Jmm. – Le preguntó, pero sólo recibió un codazo de Sasori. Deidara debía ser lejos la persona más despistada que conocía.

Hinata le agradeció a Itachi con una gran sonrisa. El detalle que pagara por la comida de ambos le pareció galante, pero aun más el gesto cálido de llevar la comida de los dos en la bandeja. La trataba de la misma forma en que Neji lo hacía y aquello la hacía sentirse en confianza. Se preguntó en ese momento como era posible que Itachi Uchiha estuviese soltero siendo… tan perfecto en su modo de actuar y hablar, siempre atento y caballeroso.

Los cuatro se sentaron en una mesa justo al lado de algunas plantas y comieron. Deidara y Sasori siguieron con su discusión sobre el arte siendo una explosión contra el arte siendo algo eterno. Itachi le había advertido antes de entrar que seguramente las cosas serían así, pero nunca pensó que hubiese dos personas tan empecinadas en defender su postura sobre algo.

Hinata comió dos aros de cebolla, decidiendo que definitivamente no le gustaban. Probó su hamburguesa doble y siguió el consejo de Deidara poniéndole un poco de kétchup, lo cual si le gustó. Comió la mitad del paquete de papas fritas untándolas en mostaza, decidiendo que el sabor ácido era de su agrado. Finalmente, cuando pensó que ya no podía mas… terminó comiendo su pastel de manzana (un postre bastante típico en Estados Unidos por lo que había escuchado) con alegría, compartiéndolo con Sasori quien, extrañamente (tanto que hizo que Deidara e Itachi levantaran una ceja al verlo) aceptó comer del mismo plato de la chica.  

Sin duda, nunca habían visto a una mujer comer como ella. Nueva York, la cuna del superficialísimo era un lugar en donde todos estaban preocupados constantemente de lo que pensaba el resto de ellos mismos. Pero Hinata parecía ajena a aquello, sin preocuparse de lo que los demás pensaran de ella había comido normalmente, había tomado coca cola (¡Con azúcar y no light!), y ahora estaba compartiendo su postre con el pelirrojo. Sasori la encontró honesta; todas las personas comían, no entendía muy bien esa costumbre de ocultarlo. Pudo notar entonces parte de aquello que sólo Itachi parecía ver en ella. Deidara por otro lado se preguntó por qué no era gorda con todo lo que comía y estuvo a punto de preguntárselo cuando recibió una patada en las canillas debajo de la mesa por parte de Itachi.

El almuerzo fue agradable, hasta Itachi debía admitir que tener a Hinata entre ellos suavizaba las cosas de una manera. Por lo normal, si Sasori y Deidara estaban juntos sentados uno al lado del otro por más de 15 minutos, las cosas escalaban a un nivel que se comenzaban a amenazar físicamente por sus fuertes opiniones sobre el arte. En cambio, cada vez que Hinata notó que Deidara estaba perdiendo la paciencia, con timidez y delicadeza daba su punto de vista o cambiaba completamente el tema.

Itachi la escuchó hablar sobre Japón y sus costumbres, sobre arte japonés y los kimonos. Sasori le hizo decenas de preguntas sobre la forma de pintar la tela de seda del ropaje tradicional de su país y Hinata intentó responderle con sumo cuidado, sin obviar ningún detalle.  

Deidara le habló sobre fuegos artificiales y todos descubrieron que Hinata era muy aficionada a ellos, y que en Japón se celebraba muchas fechas en el año lanzando fuegos artificiales por los cielos. Deidara le prometió que para el 4 de Julio del próximo año los verían juntos y que confeccionaría todo tipo de explosivos sólo para que entre ellos los hicieran explotar.

Luego de eso Sasori se retiró aduciendo que debía ir a inscribir un curso escultura en la Universidad y Deidara insistió en acompañarlo, pues también estaba interesado en inscribirlo. Las  clases comenzaban en unos 10 días y hasta Itachi había tenido que ir a ratificar los cursos electivos que había tomado ese año.

Y así quedaron solos en las escaleras del Met, la famosa entrada de peldaños blancos, mirándose uno al otro. La joven no sabía qué decir ni donde se suponía que irían ahora que terminaban la visita al museo.

– ¿Aun desea conocer el Parque Central? – Preguntó Itachi.

– S-sólo si usted quiere llevarme. No quisiera s-ser una molestia. – Respondió Hinata con educación, mirando el suelo. – Digo, ya ha hecho tanto por mí el día de hoy…

– No diga eso. Aun le debo los helados. – Dijo sin más, dándose la vuelta y comenzando a caminar en dirección al parque. Hinata lo siguió instintivamente.

– Me.. me gustaría invitarlo yo a usted esta vez. Sé que no es normal que una chica pague pero… pero… me sentiría culpable si usted me invitara a mí, pues ya pagó antes el almuerzo.  - Comentó Hinata, sonrojándose. – Muchas gracias por ello, estuvo delicioso. Y por todo en general. Disfrute mucho del tour en el museo con sus amigos.

–No es necesario que me agradezca. – Respondió Itachi. – Aunque descubrí algo más de usted mientras comíamos.

–¿De... de mí? – Preguntó Hinata confundida mientras llevaba una mano para taparse la boca con sorpresa.

– Antes tenía mis dudas, pero ahora estoy más seguro de ello que nunca. – Los ojos de Itachi se cruzaron con los de ella mientras sonreía con algo de calidez. - Usted es como yo. Por eso, estoy seguro que adorará el lugar a donde vamos ahora.

– ¿Dónde vamos Itachi-kun? – Preguntó Hinata al ver que se acercaban cada vez más al parque. – Pensé que me iba a..a mostrar el parque.

– Así es. Pero sólo después que elija su helado. – Dijo Itachi indicando con su dedo índice un lugar bastante pequeñito en la esquina de una cuadra. Decía "Ciao Bella Gelato". – Creo que estoy seguro que puedo adivinar cuál es su sabor favorito.

Hinata frunció el ceño levemente. - ¿Cómo podría saberlo?

Itachi no dejaba de mirarla, lo cual la ponía nerviosa, más de lo que le hubiese gustado. - Ya le dije… - Se acercó levemente a ella y puso su dedo índice justo sobre su frente, presionándolo levemente a modo de juego. - …creo que usted y yo nos parecemos más de lo que piensa.

Hinata entendió el humor de la situación y se sintió realmente tonta por sentirse intimidada con el joven. Sacudió cualquier idea inapropiada de su mente y se dejó llevar por ese tono infantil en la voz del Uchiha. - Está bien… ¿Cuál es mi helado favorito?

– No tan rápido. – Contestó Itachi cruzándose de brazos con una sonrisa divertida. - Si adivino, quiero algo de usted.

– ¿Quiere… quiere algo de mí? – Nuevamente su mente empezó a trabajar a mil por hora, sobre todo por esa mirada que llegaba a penetrarla, haciendo que se sintiera desnuda.

Tragósaliva, todo iba tan bien en esa salida, se sentía cómoda como si estuviese con alguien que había conocido toda su vida y no en una cita como había dicho Sasuke… ¡Oh no! ¿Por qué tenía que acordarse justamente de eso? ¿Estaban entonces de verdad en una cita?

Temblorosa, preguntó. - ¿Qué cosa?

Itachi notó esa ansiedad en sus ojos y sintió deseos de reír, no porque estuviesen saliendo las cosas como él deseaba, sino porque le parecía adorable que Hinata se pusiera tan nerviosa de la nada. - Sí. No ponga esa casa, no es nada malo. – Dijo finalmente, intentando no sonreír y hacerse el serio. - Quiero que me vaya a apoyar en el juego de Polo de este fin de semana. El equipo Uchiha juega contra la familia de Sasori, llevamos teniendo ese clásico desde que Sasuke, Gaara y Obito tuvieron la edad suficiente para jugar con nosotros.

– ¿Sólo eso? – Preguntó Hinata con alivio. ¿Por qué pensó que iba a pedirle que lo besara?

– Sí. – Respondió Itachi actuando lo más sorprendido posible, aunque en el fondo sonreía por haberla hecho sonrojar. - ¿Qué pensaba que le iba a pedir? – Se acercó levemente hacia ella, quedando muy cerca de su rostro, Hinata no se movió. – Obito, Sasuke y Shisui siempre llevan a alguien para que los aliente en el último juego del verano. Es una especie de tradición.

Itachi llevaba algunos años ya sin llevar a nadie, específicamente desde la muerte de su madre, pues era ella siempre la persona que él elegía para que lo alentara. Sasuke había llevado a Ino por los últimos 4 años, por petición de Fugaku Uchiha. Obito llevaba a Rin. Shisui nunca llevaba dos veces a la misma persona. Itachi por su parte creía que si llevaba a alguna de sus parejas a esas cosas le daría una impresión equivocada y más porque sentía que le estaría quitando el espacio que había ocupado Mikoto Uchiha por tantos años. Pero… Hinata tenía un leve aire a ella. Llevarla se haría que se sintiese bien.

Al mismo tiempo, haberle pedido tan directamente a Hinata que fuera con él podría haberle metido en la cabeza nuevamente, que estaba yendo en una cita con él. Si lo hacía en forma de juego, Hinata no creería que estaba yendo porque quería ir con él, sino, porque había perdido, quitándole la presión a todo ello y también restando de la ecuación la culpabilidad de disfrutar la compañía de alguien del sexo opuesto que no fuese su novio.

– Me siento muy honrada de que me pida algo así. –  Respondió Hinata un poco incrédula de que realmente quisiese que ella fuera con él a algo que sonaba tan importante. Si se lo hubiese pedido directamente le habría dicho que sí de cualquier modo, tenía que mantener una buena relación con la familia Uchiha y asistir al evento de Polo era mandatorio para ello. – Está bien, si adivina mi helado favorito, i-iré con usted.

Itachi la miró a los ojos lo que le pareció una eternidad, pensativo. Hinata sintió un vacío en el estómago y ni si quiera se atrevió a respirar mientras que el Uchiha pensaba en su respuesta, hasta que finalmente sonrió y separó sus labios lentamente. – Su helado favorito, es el helado de vainilla.

Los parpados de Hinata subieron en sorpresa. - ¿Puede leer mentes?

– Eso es un secreto. – Respondió mientras caminaba a la heladería y abría la puerta para ella.

– ¿Cómo lo supo? – Preguntó Hinata completamente asombrada.

– También es mi sabor favorito. – Dijo Itachi sonriendo con calidez. – Le dije, usted y yo nos parecemos más de lo que cree.

Hinata bajó levemente el rostro y sonrió para sí misma. Itachi era lejos la persona más interesante que había conocido en su vida. No sólo era educado y caballeroso, sino que era completamente indescifrable para ella. Un momento pensaba que le estaba tomando el pelo, otro que estaba intentando ponerla nerviosa con esas largas miradas y su proximidad. Ese mismo día la había hecho sentir completamente viva sujetándolo por la cintura, rodeándolo con sus piernas mientras él manejaba su motocicleta con velocidad… pero en ocasiones como esa, en las que jugaba con ella tan normalmente e iban por helados, sentía que Itachi Uchiha era ese tipo de hombres por los cuales alguien podría dar todo para llamar su atención. Y al mismo tiempo, debía ser del tipo de persona que tiene la capacidad de romperle el corazón a una chica por no mirarla dos veces.

No obstante, Itachi no podía leer mentes. Por el contrario, era alguien que se dejaba guiar por todos los datos que podía recopilar de una persona para así analizarla. El sabor a vainilla era seguramente el primer sabor que un niño siente y para aquellos que no les gusta arriesgarse a probar cosas nuevas, se mantenían siempre fieles a él. Pero no era ese el motivo por el cual él gustaba del sabor a Vainilla. A él le gustaba pues sentía que siempre podía confiar en que supiese bien. Era algo solido en que creer y sintió que Hinata Hyuga debía pensar de la misma forma por lo que llevaba de conocerla. Muchas personas podían creer que la vainilla era poco arriesgada y hasta aburrida, pero… prefería tomar una opción que le parecía segura antes de arriesgarse a comprar algo que de seguro sabría horrible.

– ¿Va a pedir helado de vainilla? – Preguntó Itachi poniéndose en la fila para ordenar.

– ¿Tan predecible soy? – Respondió Hinata jugueteando con sus dedos.

Sí, ambos preferían irse por la opción más segura. ¿Siempre había sido así en su vida? No, no era que no quisiese tomar riesgos, era que hacía mucho tiempo en su vida no se presentaba algo a lo cual no pudiese verle el resultado, por lo cual, nada para el era realmente un desafio. Siempre todo resultaba de la forma en que él lo deseaba sin que tuviese que hacer ningún esfuerzo en ello. Hinata era la primera persona que caminaba hacia él en años, que le resultaba en muchos sentidos un enigma. Por lo mismo se sentía tan satisfecho de estarla descifrando.

–No. Yo también estaba pensando en pedir helado de vainilla, Hinata-san. – Itachi rió suavemente. Tal vez era hora de dejar de sentirse tan seguro en todo lo que hacía. - ¿Qué tal si pedimos otra sabor? Dicen que hay que probar los sesenta sabores de esta heladería antes de morir.

–Me..me parece bien. – Respondió Hinata excitada con la idea. – En ese caso… yo… yo probaré… el de chocolates y avellanas.

– ¿Me creería si le dijera que estaba pensando en pedir el mismo? – Y no era mentira, había escuchado excelentes comentarios sobre ese helado.

– ¿Por qué no prueba uno distinto y yo le convido del mío? Así… así tachamos dos sabores de la lista.

–Entonces yo pediré… el… helado de canela y caramelo. – Dijo Itachi y ambos asintieron. No lo pedía porque le resultara el sabor más atrayente de la lista de 60 variedades, sino porque Hinata Hyuga adoraba los rollos de canela. Quería complacerla.

De esa forma, esperaron en la fila mientras Hinata sacaba su billetera. Después de todo, ella había dicho que iba a pagar e Itachi no se atrevía a impedírselo esta vez.

Sin embargo mientras Hinata removía sus cosas dentro de su cartera en búsqueda de su billetera, escuchó a dos chicas hablando a unos metros de ella. Itachi también las debía haber estado escuchando, pero pareció ignorarlo. Ella por su parte, no pudo hacerlo.

– ¿Es Itachi Uchiha, no? Dios… es tan atractivo. Se ve mucho mejor que en las revistas.

–Shhh… te va a escuchar.

– ¿Entonces es cierto que está soltero nuevamente?

–No lo creo, esta con una chica, ¿No?

–Sí… pero mírala, no debe tener ni dieciocho anos. Itachi no sale con niñitas.
–En eso tienes razón.


Probaron el helado del otro con sus respectivas cucharas y después permanecieron en silencio, ambos incómodos por lo que habían oído.

Por un lado, Itachi tenía que escoger bien sus palabras. Si decidía ignorar aquello sólo le confirmaba que no estaban equivocadas, que él no estaba interesado en alguien de la edad de Hinata y aquello lo dejaría permanentemente anclado en la "zona de amigo", eso si tenía suerte. A la inversa, si le decía que se equivocaban y que él sí la veía con los ojos de un hombre a pesar de que estuviera de novia con otro sujeto, podía arruinar su oportunidad con ella haciendo que la chica se alejara de él.

Por su parte, Hinata sintió que Itachi estaba jugando el rol de "niñera" con ella. ¿Cómo había sido tan estúpida de pensar que uno de los jóvenes Uchiha, con los cuales su padre tenía una gran propuesta de negocio, iba a salir con ella sólo porque le agradase su compañía? Por supuesto que todo eso era un favor. Sólo la había invitado a recorrer Nueva York para complacer a su padre, no porque ella fuese especial o porque la encontrara interesante. Toda su vida había sido así, ¿Por qué había pensando que las cosas serían distintas sólo porque no estaban en Japón? Todos sabían quién era Hiashi Hyuga, todos intentaban complacerlo…

De pronto, Itachi se detuvo. Habían caminado alrededor de cinco minutos por el parque ya.

–Siento mucho lo que esas jóvenes dijeron de mí. Si vamos a ser cercanos, es mejor que sepa que no será la última vez que ese tipo de comentarios lleguen a sus oídos. En este lugar, todos hacen un pasatiempo conocer la vida de los demás. – Su voz sonaba un tanto distante, pero Hinata reconocía que había una cierta preocupación en él a pesar de su rostro indiferente. – Sólo tenga por seguro que, su edad no me importa, disfruto mucho de su compañía.

– ¿De verdad no le molesta salir con alguien tan joven? – Preguntó Hinata bajando el rostro apenada y jugando con sus dedos.

–No. Me agrada. – Itachi le tocó levemente le mentón, como si le estuviese pidiendo que lo mirara. Hinata se sonrojó al sentir su tacto. - Usted me agrada. – Los párpados de la chica, subieron con incredulidad. - Creo que me agrada más de lo que se me está permitido. – Hinata despegó los labios, quería preguntarle a qué se refería con eso, pero no tuvo momento para hablar. Itachi la interrumpió. – De hecho, hay algo que quiero darle. Iba a esperar… pero…

–N-no es necesario que usted…- Hinata sentía que se iba a ahogar mirándolo a los ojos, eran tan negros que se podía ver a si misma reflejada en ellos, algo que aun no dejaba de sorprenderla. -…ya es más que suficiente todo lo que ha hecho por mí el día de hoy.

–Es sólo una tontería. – Dijo Itachi poniéndose más nervioso de lo que pensó. Llevaba su chaqueta en sus manos, pues era pasado medio día en Nueva York y no era necesario andar con tanta ropa, pero en uno de los bolsillos de ésta tenía lo que deseaba darle a Hinata. - Ni si quiera lo envolví.

De pronto, sujetó el obsequio y lo sacó, estirándolo en dirección a Hinata quien lo recibió con las manos temblorosas.

–¿Horton escucha a un Who? – Preguntó Hinata extrañada mientras veía el libro color naranja y a un elefante blanco mirándola con cara de sorpresa. – Del doctor Seuss.  

–Es un libro para niños. – Dijo rápidamente Itachi, analizando sus reacciones con cuidado.  

–Itachi-kun… – Hinata levantó la mirada hasta encontrarse con sus ojos. Lucía bastante confundida y hasta cierto punto decepcionada, pero sonreía divertida. - ¿Cree que mi nivel de lectura es la de un niño?

Itachi sintió un leve pánico en sus entrañas pero no dejó que se reflejara en él. Siempre se mantenía calmado frente a todo, no iba a empezar a cambiar eso ahora. –Este es un libro de rimas, no es fácil de leer.  Dijo que quería ayuda con sus estudios ayer, ¿Recuerda? – Hinata asintió sorprendida de que él se hubiese acordado de ello. Se sentía bastante conmovida por ello. - Nunca sería tan inconsciente para distraerla toda una tarde y olvidarme de ello. Si rima las palabras es probable que se le haga más fácil pronunciarlas. Se trata de un elefante que escucha a alguien pidiéndole ayuda desde una pequeña mota de polvo. Pero era el único que podía oír dicho llamado.

– ¿Podemos leerlo ahora Itachi-kun? – Preguntó Hinata entusiasmada, realmente no pensó que él la ayudaría con su pronunciación. Ya estaban a miércoles y su prueba de admisión era el día Lunes de la semana siguiente, tenía exactamente 4 días más para terminar de estudiar y aun no se sentía confiada en su ingles ni tampoco en sus conocimientos de matemáticas, química, física y biología. – Si...si no es molestia para usted, claro.

Itachi miró hacia su izquierda y derecha buscando un lugar tranquilo para poder sentarse. La idea de pasar la tarde leyendo ese libro no se le hacía para nada desagradable. – Podemos sentarnos bajo ese árbol y leerlo. La sombra en este parque es agradable en un día con esta temperatura. – Hinata asintió y siguió a Itachi dándole grandes ojeadas al libro que le había dado.

El pelinegro estiró su abrigo en el pasto y ambos se sentaron ahí, uno junto al otro bajo la sombra de un árbol. Hinata comenzó su lectura dándose cuenta que efectivamente era un poco difícil de leer por la forma en que las palabras rimaban junto a otras. Itachi la corregía cuando cometía un error, ambos acurrucados uno contra el otro sin darle mucha importancia a la proximidad que mantenían debido a que estaban leyendo un libro juntos, aunque el Uchiha no pudo evitar sentir el aroma que desprendía el cabello de Hinata, olía a lilas. Aquello reconfortó su alma en formas que muy pocas cosas antes lo habían hecho. Le trajo tranquilidad. Toda esa tarde bajo la sombra de aquel roble le traía una cierta paz que no pensó encontrar en alguien como ella. De verdad, Hinata Hyuga le causaba una sensación extraña.

Cuando Itachi sacó ese libro aquella mañana desde su caja fuerte, lo miró con cuidado pensando en todas las cosas que había aprendido en él: "Una persona es una persona, sin importar lo pequeña que sea".

Su estrategia para ganar siempre consistía en eso, nunca subestimar a un adversario, sin importar lo insignificante que resultara. Por lo mismo tenía de ante mano una carta para quebrar a Ino en caso de que alguna vez hiciera algo en su contra, así como seguramente podría haber humillado y puesto contra la pared a cualquier persona que conocía… a cualquiera excepto a Sasuke. Era su hermano menor, sin importar el daño que le causara, no podía hacer algo para lastimarlo. Era una promesa implícita que tenía con la memoria de su madre.

Había sido ella quien les leía a ambos aquella novela antes de dormir. Quizás ese era el motivo que lo convertía en su libro favorito a pesar de ser un cuento de rimas para niños. Recordaba con cariño la forma en que los dedos de Mikoto Uchiha pasaban por su cabellera y su voz suave lo relajaba al punto de quedarse dormido, recordaba el respirar tranquilo de Sasuke apoyándose en el regazo de su madre, babeándole sus lujosos vestidos mientras dormía. Su madre nunca hizo un ademán de ello, nunca pareció importarle que el menor de sus hijos le arruinara su lujosa seda babeándole al dormir.

Era lo único que aún conservaba de ella y para quien conociese de verdad a Itachi, la idea de que se lo estuviera regalando a Hinata Hyuga era completamente absurda e inesperada. De hecho, Sasuke daba ese libro por perdido y dios sabía cuánto lo había buscando sin encontrarlo.

Pero Shisui le había dicho que fuera él mismo y lo más cercano que podía ser de él mismo era mostrándole ese libro a Hinata Hyuga. Dárselo era un sacrificio a largo plazo que sabía daría frutos. Ese era el punto de su determinación en el asunto, nada lo detendría, ni si quiera las cosas materiales que significaban algo para él.

Lo que no esperaba, era que algo en Hinata Hyuga hiciera quebrar esa determinación.

–¿Qué sucede? – Le preguntó de pronto al sentir que su voz sonaba débil y forzada mientras leía.

Hinata no levantó la mirada de las hojas del libro, observando la imagen en que el elefante buscaba entre el campo de tréboles en busca del trébol en que había dejado la mota con los Who. - Lo siento, de verdad lo siento… este libro es hermoso pero… - No pudo terminar. Itachi se fijó que una lágrima había caído en las páginas.

– ¿Pero? – Le preguntó, sin saber qué hacer. ¿Debía abrazarla? ¿Confortarla? ¿Acercarse más a ella?

–Soy realmente ridícula. – Dijo ella forzándose a sonreír. - No pude evitar sentirme como los who.

–No entiendo. – Respondió Itachi de inmediato.

Y de verdad no lo comprendía. Los who en el libro eran un pueblo de pequeñísimas personas que vivían en una mota de polvo, eran tan pequeños e insignificantes que nadie si quiera los podía oír, a pesar de que estaban pidiendo ayuda a gritos, exclamando a los oídos de todo el mundo que estaban ahí sin ser oídos por nadie excepto Horton, todo el resto de los animales lo creía loco por decir que ahí en una mota de polvo habían personitas viviendo.

¿De verdad Hinata se sentía así, como si nadie pudiese verla ni escucharla?

– ¿No ha sentido que sin importar lo fuerte que grite, nadie le puede escuchar? – Le preguntó Hinata negando con el rostro rápidamente. – Perdón, esa fue una pregunta inapropiada, por favor no me haga caso, sólo estoy…

–Creo que todos nos hemos sentido así en algún momento de nuestras vidas. – Respondió Itachi interrumpiéndola, podía notar lo nerviosa que se estaba poniendo, secándose las lágrimas con rapidez. - ¿Lo dice por… su padre?

Hinata movió lentamente el rostro y se miraron intensamente. Itachi notó ese hermoso rubor en su nariz y mejillas por las lágrimas contenidas y se derritió por dentro. Sintió un nudo en su garganta, algo que casi no podía creer que estaba sintiendo pues por lo general no era muy empático con el resto.

Hinata asintió lentamente, bajando la mirada. - Mi padre, mi hermana, Neji, mi familia… todos. – Suspiró con pesar e Itachi sintió deseos de tomar sus manos y dejar que llorara apoyándose en él. Pero, era un Uchiha, ese tipo de demostraciones sentimentales eran consideradas una debilidad en su familia, sin embargo, ¿El creía eso? ¿Se había convertido en una persona a quien no le importase para nada los sentimientos de una chica? – A..A veces siento que n-no tengo voz propia, que sólo estoy con ellos para obedecer t-todo lo que digan. – Itachi podía entenderla, muchas veces también se sentía así, obligado a llevar a cabo lo que el resto esperaba de él, en especial las expectativas de su propio padre. - Me gustaría que alguna vez alguien me escuche y entienda mis propios deseos.

– ¿Y cuáles son esos deseos? – Itachi no podía creer que aquello hubiese salido de su boca. Nunca le interesaba los deseos de los demás, pero lo que esa chica quería le resultaba fascinante por algún motivo.

–No… no lo sé. – respondió Hinata dubitativa, llevando su puño cerrando cerca de su rostro y evitando su mirada como a de lugar.

–Sí lo sabe. – Dijo Itachi con firmeza. – Dígalo en voz alta, hay alguien que la está escuchando aquí.

Hinata apretó ambas manos y dijo con fuerza. - No quiero heredar las empresas Hyuga. Quiero ser profesora, casarme y tener gemelos. – Los párpados de Itachi se elevaron en sorpresa. - No quiero entrar en Manchester… - Susurró llena de melancolía. - …quiero volver a mi país y vivir el resto de mi vida allá. – Bajó el rostro con pesar. - Mi padre ni si quiera me preguntó si quería venir o no a Nueva York, sólo lo ordenó. Dejé todo allá… mis amigos, que aunque eran muy pocos, eran amigos de verdad. Mi ciudad, mis recuerdos, todo lo que me hacía sentir segura… acá… acá todo es nuevo y… y… aunque es hermoso… no es mío.

–Entonces hágalo suyo. Tiene la fortaleza para poder desear cualquier cosa y hacerlo realidad. – Dijo Itachi sin dudar. Él creía en ello, que el poder de las personas radicaba justamente en su habilidad para ponerse metas y sueños para luego alcanzarlos sin importar el costo. - No entiendo por qué no podría estudiar para ser profesora. Si no desea ser la heredera de la compañía de su familia puede siempre rechazar la herencia.

Hinata sonrió con melancolía. - No se me está permitido estudiar más allá de la secundaria. Neji no lo desea. Él quiere hacerse cargo de todo cuando nos casemos, que sólo me dedique a cuidar a nuestros hijos ... - Aunque lo había aceptado hace años pues realmente quería que Neji fuese feliz, y sabía que sólo tenía que terminar la secundaria para acompañarlo en Oxford mientras él estudiaba, no podía evitar sentir envidia de su libertad para elegir su propio camino. - …y mi padre está de acuerdo con eso. Piensa que no tengo personalidad para hacerme cargo de los negocios de la familia. Sé que esto debería hacerme feliz, ¿Qué mujer no se sentiría afortunada de poder cuidar todo el tiempo de sus hijos y tener una vida familiar y hogareña? - Itachi no dijo nada, sólo la miró mientras hablaba. No entendía porque se estaba justificando. Él sabía que la familia Hyuga era muy patriarcal pero nunca esperó que viviendo en el siglo veintiuno aun hubiese personas que pensaran que las mujeres sólo servían para tener hijos. – Mi padre quiere que me encargue de la imagen pública de la empresa cuando salga de la secundaria. Por eso nos mudamos a Nueva York. Creo que desea que nos fotografíen haciendo lo que hacíamos allá, obras sociales y ese tipo de cosas. Yo… yo no realizaba ese tipo de actos con la intención de que otros lo reconocieran, lo hacía porque me hacían sentir bien.

–Ya veo. – Itachi sonrió por dentro.

Acababa de encontrar el punto de quiebre entre ella y su novio. Ahora que lo sabía, ni si quiera se sentía mal de lo que iba a hacer. El día anterior le había irritado profundamente que ella hablara de Neji Hyuga delante de él, como si no lo considerara una amenaza para esa relación, pero ahora con aquella revelación sabía que más que ser una amenaza era un hecho; la relación de Hinata y Neji Hyuga tenía un punto débil y él lo explotaría hasta hacerlo quebrar.

– Ahora entiendo un poco más sobre usted.

–Lo… lo siento tanto. – Dijo Hinata rápidamente, mirándolo con pánico. - No debería estarle diciendo esto a usted.

Itachi subió una ceja  levemente. - ¿Por qué no?

–Porque su familia hará negocios con la mía. Seguramente ahora piensa que…

–Hinata-san, no todo en esta vida es dinero y negocios. –No lo estaba diciendo por quedar bien con ella, realmente lo creía así. Los negocios y el dinero eran importantes, sin duda, pero habían ciertas cosas que ni si quiera el dinero podía comprar. Él lo sabía más que nadie, pues había algo en su vida que deseaba con todo su corazón… y no podía comprarlo. - Lo que yo piense de usted no debería importarle. Lo que debería importarle es que piensa usted misma de su persona. – Itachi tomó su mano con firmeza, entrelazando sus dedos, un acto que la hizo sonrojar con fuerza. - ¿Qué es lo que piensa de usted misma?

Hinata despegó levemente los labios, sin creer que sentía la confianza para decir en voz alta lo que estaba pensando. - Soy débil. Soy una vergüenza para mi padre. Sin importar cuánto me esfuerce, jamás puedo lograr que se sienta orgulloso de mí.

–Cambie ese pensamiento. – Le ordenó Itachi frunciendo levemente el ceño. - Si cree que es débil, vuélvase fuerte. No busque hacer que los demás se sientan orgullosos de lo que hace, siéntase usted misma bien con su actuar, ¿Sabe lo que dicen sobre sentirse débil? Es sólo en ese momento cuando un hombre realmente puede mostrar que es fuerte. No importa cuánto se caiga, ni cuán difícil sea lograr algo, la fortaleza de las personas se muestra en cuantas veces pueden volver a ponerse de pie.

– ¿Cómo? ¿Cómo puedo ponerme de pie si sólo me caigo?

Itachi no podía creer que Hinata Hyuga fuese tan insegura. Debió haberlo deducido por la forma en que hablaba, siempre nerviosa, tartamudeando, evitando su mirada, sonrojando por todo. Era tal vez una de las personas más poderosas en todo el mundo por la cantidad de dinero que tenía su familia y aun así, con los ojos llorosos justo frente a él se veía tan vulnerable que todo dentro de él le gritaba que se aprovechara de eso y la besara. No había forma de que pudiese negarse en ese estado… le estaba abriendo su alma. Era más que posible que incluso le devolviera el beso…

–Confiando en usted misma. – No podía hacerlo, no podía aprovecharse de ella de esa forma. ¿Dónde estaba su determinación? - Dejando de importase con las opiniones de los demás para validarse. – Itachi apretó el puño de su mano libre, su estómago se sentía extraño… la tenía ahí pero no podía moverse para besarla, sabiendo que si lo hacía no había manera posible de que ella lo detuviera. Era eso lo que había deseado y ahora no lo podía concretar. - Si desea hacer algo, sólo hágalo. Si no lo desea, no lo haga. – Era un hipócrita diciéndole eso, pues él deseaba robarle los labios y no podía armarse de valor para ello. - Pero como consejo… si quiere ser profesora, estudiar en Manchester podría ser un gran primer paso para ello pues debe ir a la universidad, y Manchester le dará todas las herramientas para que llegue a ese lugar preparada.

–Ti…tiene razón. – susurró ella apartando su rostro y mirando hacia abajo. – Gracias. Es la primera persona que conozco que… que realmente me escucha.

–Creo que es la primera vez que realmente habla lo que siente y no lo que los demás quieren escuchar. – Dijo Itachi soltando sus manos, mirando hacia el frente. Necesitaba escaparse de esos ojos perlados.

Cada vez se convencía más de que Hinata Hyuga y él se parecían mucho más de lo que le hubiese gustado aceptar.

Aquello quebrara su determinación. Shisui tenía razón, ella era dulce. No era como las demás personas (aunque eso lo había sabido desde el momento en que leyó la entrevista). Su alma traspasaba tranquilidad, ternura e incluso compasión. Era el tipo de mujer que podía iluminar una habitación con su sonrisa.

Y… No estaba seguro en ese momento que tuviese las agallas para lastimar a alguien así. Lentamente, se cuestionaba si conquistarla sería algo que pudiese hacer. Estaba casi seguro que no. No podía quitarle esa luz a alguien como ella lastimándola de esa forma, trayéndola al caos que era su vida. Le quebraría el corazón.
El libro que estaban leyendo se llama "Horton hears a Who", si quieren leer esta gran obra, busquen en Youtube por "Horton Hears a Who Ebook".

Siento mucho que en este capítulo no haya aparecido Sasuke. Fue en compensación por haber dejado lo de la cita en el aire. El próximo capítulo comienza con Sasuke x)

A aquellas que sienten que están traicionando el "SasuHina" porque les agrade Itachi, les digo, ¿Por qué no les gustaría el ItaHina si les gusta el SasuHina o.o? Itachi y Sasuke son hermanos, tienen esa misma frialdad y físicamente son casi iguales con la diferencia del cabello y la edad. Al igual que Sasuke cuando era niño, Itachi tiene un corazón muy gentil y tierno. Además, te hace querer darle algo bueno considerando que su historia es muy triste. Es como si Hinata tuviese el poder para sanar su corazón :'( La única gran diferencia entre Sasuke e Itachi es que Sasuke es impaciente e impulsivo, Itachi es paciente y muy calculador.

Les pido perdón por demorarme tanto, pero comencé con mi primera ronda de pruebas ='( y por lo general hago capítulos largos, no me gusta poner las cosas a medias. Gracias por leer! I love you all!

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La foto de Itachi no se a quien pertenece, la mofique un poco, pero pueden encontrarla aquí -> [link]

La fotografía de Hinata pertenece a la grandiosa :iconnishi06: espero no se moleste porque la ocupé sin permiso y le cambie las facciones xD... y la pueden encontrar acá [link]

El fondo es un dibujo que encontre en google en esta pagina -> [link]

Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto
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Capítulo 8 - [link]
Capitulo 9 - Lo acabas de leer.
Capitulo 10 - En progreso.

Portada del Capitulo - [link]
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Yaz95's avatar
Estoy fascinada con tu historia! Y agradecida contigo por escribirla :3 ciertamente me encanta el sasuhina y decidí empezarla a leer por eso, pero conforme sigo leyendo me enamoro de Itachi y no me decepcionaría o molestaría nada si al final es un Itahina porque así como llevas la historia son una hermosa pareja ♡