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Love Is - ItaHina - Capitulo 5

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Sasha545's avatar
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Love is always patient and kind; it is never jealous, love is never boastful or conceited; it is never rude or selfish; it does not take offense, and is not resentful. Love takes no pleasure in other people's sins but delights in the truth; it is always ready to excuse, to trust, to hope, and to endure whatever comes. Love does not come to an end.

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CAPITULO 5
LOVE IS NEVER CONCEITED
(El amor nunca es ególatra)






- Eso es lo que diría un perdedor. ¿Acaso darse cuenta de lo que no podemos hacer, no es lo mismo que darse por vencido?

- No. Significa perdonarte a ti mismo por lo que no eres capaz de hacer. Tus camaradas están ahí para suplir lo que tú no puedes hacer y para prevenir que ignores las cosas que si puedes lograr. Si quieres saber quién eres tienes que mirar muy dentro de ti y aceptar lo que ves. Yo no fui capaz de hacerlo, engañé demás y a mí mismo con mis propias mentiras.
Aquellos que no son capaces de reconocerse a sí mismos están destinados a fracasar, como lo hice yo en el pasado.


NARUTO 582 – Nada.







Todo comenzó con una misteriosa visita a la florería Yamanaka. Ino estaba trabajando en ella aprovechando que Yamato-taicho estaba fuera de Konoha en una misión con el recién formado equipo siete. De hecho estaba bastante aburrida considerando que esa era una aldea ninja y los shinobi de Konoha no eran muy conocidos por ser románticos o comprar flores porque sí; las únicas oportunidades en que esa florería tenía clientela era cuando alguien moría (triste pero cierto).

Por lo mismo, escuchar que la campana de la puerta sonaba la hizo salir de su lectura de ninjutsu médico y fijar sus ojos en el atractivo joven que acababa de entrar.

-Itachi Uchiha. – Murmuró Ino dándose vuelta de inmediato para que no la viera tan desarreglada, revisando su ropa y viendo hacia abajo si estaba lo suficientemente presentable para hablarle a alguien como él. Puso una mano sobre su pecho, respiró profundamente y dirigió a él con su mejor sonrisa. - ¿Puedo ayudarte Itachi-kun?

-Sí. – Respondió él, mirando los baldes llenos de flores que estaban reposando en agua. Su semblante serio y frío le pareció de lo más encantador que había visto. A veces le costaba trabajo decidir cuál de los dos hermanos Uchiha era más atrayente. – Quiero un ramo de flores, por favor.

Escucharlo decir eso la hizo sentirse nerviosa. Si estaba comprando flores, seguramente eran para alguien más. Ningún hombre compra flores sólo porque sí.

-¿Te interesa alguna en especial? – Le preguntó Ino curiosa. Un ramo de flores podía decir mucho sobre la persona que las compraba y la persona que las recibiría. Tal vez por fin Itachi Uchiha estuviese saliendo con alguien. - ¿Rosas rojas tal vez? – Preguntó con suspicacia y un poco de envidia. La rosas rojas significaban pasión y amor, si ese era el caso… escucharía su propio corazón romperse mientras las envolvía.

-No, nada tan ostentoso. – Respondió el pelinegro sacando su billetera. – Más bien algo sencillo…Esas flores blancas de ahí estarán bien.

Ino bajó la mirada y se encontró con un bello ramo de crisantemos blancos en cuyo centro había leves toques de amarillo. Subió una ceja sorprendida; a pesar de que esas flores eran bonitas y que las cultivaban ellos mismos, no eran nada exóticas ni románticas, más bien, eran bastante… llanas, tal como lo había dicho Itachi. Era el tipo de flores que se le llevaba a una chica en una primera cita; el color blanco se asociaba con la pureza de las intenciones que tenía un hombre con una chica y la humildad del arreglo floral la hacía intuir que la joven siendo cortejada por Itachi Uchiha era del tipo de chicas que ni si quiera usa maquillaje. ¿A quién le podría estar regalando esas flores si quería impresionarla?

El joven Uchiha le pagó el precio, hizo una cortés reverencia y salió de la florería. Ino suspiró viéndolo caminar mientras que las chicas que iban por la calle se quedaban mirándolo atónitas descubriendo que él, Itachi Uchiha, había ido a comprar flores para alguien. Aquello era insólito. Desearía que Sasuke-kun me regalara flores… pensó Ino apoyando el mentón contra el aparador.

Fue precisamente esa tarde que todo comenzó cuando se encontró con Sakura. Ambas chicas se encontraban comiendo dangos, últimamente Sakura estaba bastante triste y la solía invitar a comer aquellos dulces al final de cada día. Ino suponía que aquello se debía a que Sasuke había pedido finalmente que se le diera de baja del equipo siete para poder ingresar a la Policía de Konoha. Lo único que podía hacer era decirle que se animara un poco, que no sería la última vez que vería a Sasuke (Y claro, también decirle que si seguía comiendo dangos engordaría).

-¿Se puede saber por qué siempre venimos a este lugar? – Preguntó Ino jugueteando con sus dangos en el plato. – Podríamos ir al BBQ, ahí al menos hay comida con colágeno

-El otro día Itachi Uchiha me invitó a comer dangos aquí. – Dijo Sakura mirando hacia afuera con melancolía. - He deseado encontrármelo desde entonces.

Ino subió una ceja. - ¿Por qué? ¡No me digas que te gusta Ita-kun! ¡Decídete de una vez! ¡No puede gustarte Itachi-kun y Sasuke-kun! – La idea de que su amiga tuviese una opción en subsidio de la otra la irritó, ¿Qué había de ella? ¿Tendría que quedarse con el que sobrara?

-No… no es eso. – Respondió Sakura. – Quiero preguntarle algo. No es nada. Seguramente tienes razón. – Sonrió casi forzada, Ino la conocía demasiado bien para saber cuando estaba fingiendo una sonrisa. -  Si seguimos comiendo así vamos a subir de peso.

-Hablando de Ita-kun… - Una sonrisa pícara apareció en el rostro de Ino y se tapó la boca con una mano. - Creo que finalmente tiene novia. – Dijo casi en un susurro.

Sakura casi se atragantó. - ¿Queeeeee? ¡Cómo lo sabes! – Su expresión de sorpresa fue tan grande y escandalosa que todos en el local se voltearon a verla.

-Pues… - Murmuró Ino acercándose a ella. - Hoy pasó por la florería y compró un ramo de flores blancas. Me imagino que deben haber sido para su novia.

Ino no le dio más importancia al tema y seguramente de haber sabido la reacción en cadena que iba a causar se habría quedado callada.

Por su puesto que las cosas no se iban a quedar así. Faltó sólo un día para que Naruto supiese que Itachi Uchiha, uno de los tipos más geniales de Konoha y a quien el rubio realmente admiraba, le había comprado flores a una chica. Ya no eran un ramo de flores blancas, sino que un ramo de rosas blancas. Ya no había duda sobre el por qué de la compra, Sakura y Naruto habían asumido que había ido en una cita. Ya no había incertidumbre sobre la identidad de la receptora de dicho presente, estaba más que claro para ambos que Itachi finalmente tenía novia. Sus conclusiones llegaron tan lejos que hasta comenzaron a imaginarse que era posible que Itachi estuviese listo para casarse debido a su edad.

Fue dos días después, cuando Naruto estaba comiendo ramen en Ichiraku que vio que Sasuke pasaba y se acercó a él. No lo había visto en días por el tema de la policía de Konoha y ambos se saludaron con casualidad como lo hacían siempre (con un par de insultos sobre Naruto y su destino a fracasar en todo lo que hacía y la forma en que Sasuke era un bastardo arrogante que terminaría muriendo solo si no ponía los pies sobre la tierra.)

Naruto lo invitó a comer con él y como el Uchiha estaba de buen humor aceptó un bol de ramen. Habían capturado a un ninja que había matado a su primo hacía más de un año. El sujeto se había refugiado en la aldea de los casinos y ejercía el comercio de las apuestas siempre disfrazado. Le había dado un gran dolor de cabezas a la policía de Konoha pero cuando Sasuke tomó el expediente se juró a si mismo que lo encontraría, y lo hizo. No sólo eso, fue la primera misión oficial en donde pudo ir como miembro de la policía de Konoha acompañado por el mismísimo Shisui, en donde pudo ser testigo de primera mano de las habilidades del sharingan de su primo. Itachi tenía razón, era ridículamente fuerte.

Por lo mismo, Shisui le había invitado su primera copa de sake y en ese momento, Sasuke Uchiha se creía el rey del mundo, un verdadero hombre y bastante distante de la edad infantil en que consideraba que Naruto se había estancado.

-Pensé que ibas a decir que no. – Le dijo mientras Sasuke partía los palitos. – Ya ni si quiera te veo estos días.

-He estado ocupado. – Respondió sacando un trozo de carne que flotaba, mascándolo despreocupadamente. - ¿Cómo han estado las cosas con ese tal Sai?

-No me quejo. – Respondió Naruto. – Aunque es raro, se la pasa todo el tiempo preguntando sobre mi… bueno tu sabes… - Se acercó a Sasuke y le murmuró. – Mis partes "íntimas".

-¿Es homosexual o algo así? – Preguntó Sasuke riéndose. La cara azulada de Naruto le demostraba lo asustado que estaba.

-No entiendo el interés que muestra en esas cosas. – Respondió masticando fideos.

Sasuke seguía riendo. La idea de que Naruto fuera acosado sexualmente por ese sujeto era hilarante para él. – Tal vez te encuentra atractivo. Al menos pídele que te invite en una cita antes, hazte de rogar un poco con tu nuevo amigo.

-Estas disfrutando esto más de la cuenta, teme… - Gruñó Naruto tragando lo que tenía en la boca. - ¡Hablando de citas! – Dijo emocionado, intentando cambiar el tema rápido. No sabía si Sasuke terminaría de bromear con él o no. -¿Ya conociste a la novia de Itachi?

Los palillos se le resbalaron de la mano y comenzó a toser. -¿Novia? ¿De qué carajos estás hablando?

-¿No lo sabes? – Preguntó Naruto riendo con suspicacia. - Itachi tiene novia.

-¿Qué? – Preguntó Sasuke frunciendo el ceño. - ¿Quién?

-No lo sé… - Respondió subiendo los hombros.

-¿Entonces por qué dices algo así? – Sasuke lo miraba fijamente, completamente molesto.

Naruto se cruzó de brazos y asintió varias veces como intentando recordar todo lo que le había dicho Sakura, pero… como todos sabemos, Naruto no brilla por su inteligencia ni memoria. -Fue a la florería Yamanaka y compró dos docenas de rosas rojas para llevárselas a una chica con la que tenía una cita, creo que le gusta tanto que está a punto de pedirle matrimonio, eso le dijo a Ino.

Sasuke casi se cae de la silla al escuchar eso. -¿Rosas rojas? ¿Itachi? – Gritó enojado tomándolo de su chaqueta naranja y tirando de él hacia adelante. - ¿Matrimonio? ¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre inventar semejante estupidez?

-¡No estoy inventando nada! – Alegó Naruto empujando a Sasuke hacia atrás. -  ¡Ino le contó a Sakura-chan y Sakura-chan me contó a mí!

Después del primer shock Sasuke quedó perplejo. No es que se sintiese molesto porque Itachi estuviese saliendo con alguien, más bien le irritaba la idea de que no se lo hubiese dicho. ¿Por qué tenía que compartir a su hermano mayor con una estúpida fangirl? De seguro había sucumbido a las presiones de su madre. Tenía que ayudarlo de alguna forma, si conocía a Itachi, de seguro estaba haciendo todo eso sólo por hacer feliz a Mikoto.

-Itachi… una novia. – Dijo preocupado.

-¿De verdad no sabías? – Preguntó Naruto sin poder creerlo, comenzando a tomarse la sopa del ramen.

-No me dijo nada. – Respondió Sasuke mirando como sus fideos flotaban.

-Uhmm… quizás es un secreto. – Le indicó despreocupadamente.

-Si fuese un secreto Itachi no sería tan estúpido como para comprarle rosas rojas en la florería de una de las chismosas más grande de Konoha. – Asumió Sasuke. Itachi era una de las personas más brillantes de Konoha, si hubiese querido que algo permaneciera secreto se habría asegurado de ello. Algo en toda esa historia no tenía sentido.

-¿Y si no quiere que la conozcamos? – Preguntó Naruto limpiándose la boca con la manga. - ¿Y si es fea o algo así?

-No. Itachi podría salir con quien quisiese. – Respondió Sasuke cruzándose de brazos.

Él había visto la forma en que las jóvenes más atractivas de Konoha lo miraban. Nunca consideró que su hermano fuese superficial, pero siendo un hombre la belleza de una mujer debía ser parte de la elección para una esposa.

¿En qué momento habría conseguido una novia? Siempre estaba con el equipo ocho últimamente. Se la pasaba saliendo de Konoha con ellos, entrenaban de sol a sol y apenas llegaba a casa a dormir. Itachi no tenía tiempo para esas cosas, era demasiado estricto en lo que se refería a sus misiones y sobre todo a su rol como shinobi, no descuidaría aquello sólo por algo tan insignificante como salir con una joven… a menos que…  

-¿Qué pasa? – Lo cuestionó Naruto notando lo sorprendido que se veía Sasuke. - ¿Por qué pones esa cara?

-Porque ya sé quién es la novia de Itachi.




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Sasuke caminó molesto por las calles de Konoha, manos dentro de sus bolsillos. Aun no podía creer que su hermano hubiese tenido eso tan guardado.

Era evidente para él en ese momento. Si Itachi no tenía tiempo para salir con una chica porque siempre estaba con Kiba, Hinata y Shino, eso significaba que a la única que le pudo haber comprado flores era a la Hyuga (pues estaba seguro que no había sido a su madre, no había visto flores en los maceteros por al menos un mes). Aquello lo irritaba, ¿Por qué tenía que andar comprándole flores a una chica tonta? ¿Qué tenía de especial Hinata Hyuga? Era callada, reservada, abstraída, demasiado amable y respetuosa, siempre educada con eso de las formalidades… era… era…

Justo como Itachi. – pensó.

-Maldición… - Susurró Sasuke sintiendo que un ladrillo caía sobre su cabeza.

Por supuesto que ella le gustaba, se parecían. Las personas no andan por la vida buscando a parejas diferentes a ellos, esa estupidez de "los polos opuestos se atraen" sólo funcionaba en la física y en las películas adolescentes. En la vida real, todos se acercan a quienes mejor complementan su personalidad. Sasuke podía entender aquello… Si alguna vez decidía prestarle atención a alguien en Konoha le habría gustado que fuese alguien que siempre entrenara, que fuese recatada, silenciosa y refinada. No quería alguien que estuviera molestándolo todo el tiempo, sino que le dejara su propio espacio y que sólo se acercara cuando él la buscara a ella, que fuese una especie de reto acercarse. Lamentablemente, no existían mujeres así en la Villa, sólo chicas ruidosas y escandalosas que parecían no dejarlo nunca en paz. Hasta Sakura caía en esa categoría y ella era después de todo con la que más tenía contacto. ¿Por qué las mujeres eran tan raras y desagradables? Nunca lo comprendería del todo.

Lo único que sí sabía con seguridad era que su hermano mayor, la persona a quien más admiraba, con quien compartía el lazo más fuerte que se puede tener con alguien (el del amor fraternal)… tenía una novia, y ni si quiera le había dicho. Sí, Itachi era reservado con sus asuntos, pero pensó que si llegaba el día de que quisiese ponerse serio con eso de ser adulto y tomar una esposa y todas esas estupideces, al menos le presentaría a la susodicha que había elegido; tenía que dar su aprobación después de todo. Con el ceño fruncido, Sasuke volvió a gruñir. Estaba seguro que debía ser esa Hinata Hyuga.

Y como si las cosas no fuesen lo suficientemente malas, justo cuando iba pasando afuera de la panadería de sus tíos vio como la Hyuga salía de ésta con una pequeña caja color rosa entre sus manos.

-¿Qué tal Hinata? – Le preguntó haciendo que ésta se diera vuelta, confundida y un tanto avergonzada. - ¿Por qué no estás entrenando con Itachi?

-N-no puedo decirlo. – Respondió Hinata mirando el suelo. – Lo siento, Uchiha-kun.

Sasuke suspiró. Todos esos secretos lo tenían harto. – Como quieras, no me importa de cualquier forma. – Respondió mientras continuaba su camino y pasaba al lado de ella sin si quiera mirarla.

La escuchó suspirar aliviada. Aquello lo irritó de formas que no logró comprender. - ¿Te gustaron las flores? – Le preguntó deteniéndose, pero sin voltear a verla.

-¿Q-que? – Preguntó Hinata confundida.

-Las flores, las dos docenas de rosas rojas que Itachi te regalo cuando salió contigo en una cita. – Respondió volteando levemente el rostro sobre su hombro.

-Y-yo… yo nunca he… - El rostro de Hinata se puso rojo como un tomate. – Itachi-ta… Itachi-kun y yo no… nunca hemos ido en una cita ni me ha regalado flores.

Sasuke terminó de darse la vuelta notando que las manos de Hinata estaban temblando. Suspiró irritado, desde que estaba en la academia esa chica era así, siempre nerviosa como si constantemente pensase que el resto la iba a lastimar o algo. ¿Por qué lo miraba con miedo? Nunca la había tratado mal. Le quitó la caja que sostenía abriéndola para ver que había comprado.

Rollos de canela.

Sacó uno y le dio un mordisco, no porque le gustara esa comida, sino porque quería que viera cuanto le irritaba que le mintiesen. Esa niña ni si quiera sabía hacerlo bien.

-No tienes para que negarlo. – Dijo con indiferencia. – Se que te compró flores. ¿Están saliendo?

Hinata levantó la mirada temblorosa. - ¿Sa..saliendo? N-no… Itachi-kun y yo somos compañeros de equipo, eso es.. es todo.

-¿Entonces para quien fueron esas flores? – Le preguntó Sasuke como si Hinata supiera la respuesta sólo porque pasaba más tiempo con Itachi que él. El Uchiha no le creía nada, no había otra opción.

-N-no lo sé. – Respondió Hinata mirando hacia abajo, recibiendo la caja de vuelta. – No e-es de mi incumbencia lo que Itachi-kun hace e-en su tiempo libre, Uchiha-kun. - Aquello lo sorprendió. Cualquier otra mujer en Konoha habría estado ahogándose en lágrimas o muerta de celos al escuchar que Itachi estaba saliendo con alguien, pero no Hinata Hyuga. A ella realmente no parecía afectarle de esa forma, por el contrario, sonrió cuando lo escuchó preguntarle eso. – Aun..aunque… me hace muy feliz que Itachi-kun haya encontrado alguien que… bueno… con quien quiera estar.

-Eres rara. – Le dijo Sasuke sin poder aguantarlo más. - ¿No te gusta Itachi?

Hinata se puso roja. – No..no debería preguntarme algo así.

-¿Por qué no? – Le divertía esa actitud de la chica. Era tan tímida que cualquier cosa parecía sorprenderla. Era divertido hacerla sonrojar al ponerla incómoda. Por lo mismo se acercó un poco más a ella, quedando su rostro cerca del suyo. Lo había hecho con malicia, con la mera intensión de que se pusiera nerviosa. – Es una pregunta bastante inocente, ¿Sabes? No le diré.

Hinata enmudeció, la cercanía con Sasuke la estaba haciendo hiperventilar. Cualquier reacción que podría haber tenido su cuerpo desapareció y lo único que quedó entre ambos fue su nerviosismo. Los ojos de Sasuke era tan profundos como los de Itachi, remarcados en pestañas negras, pero no tan largas como las de su hermano. Parecía indiferente a todo, como si se hubiese vuelto de hielo, mostrándole lo superior que se creía a ella. Sus ojos la intimidaron y pensó seriamente en correr.

Sin embargo, antes de que pudiera hablar, algo la salvó haciendo que Sasuke retrocediera unos buenos dos pasos.

-Esa no es forma de tratar a una chica, tarado. – Sasuke sintió que su cuello estaba siendo tirado hacia atrás y no pudo hacer nada para impedirlo. Antes de que se diera cuenta su cara estaba entre el antebrazo de Shisui y su bicep, siendo apretado con fuerza mientras frotaba su puño libre contra su cabeza. - ¿Qué diría tu madre si supiera que estas faltándole el respeto a la señorita Hyuga?

-¡Suéltame! – Se quejó Sasuke poniendo sus manos sobre el brazo de Shisui tratando de liberarse pero fallando en ello.

-Lo siento Hinata-san. – Dijo Shisui con una sonrisa enorme. – Mi primito no tiene modales. Anda mocoso, discúlpate antes de que te patee de aquí a tu casa.

Hinata respiró un poco más aliviada e hizo una reverencia cortes. – Por favor, discúlpenme… yo… yo debo irme. – No esperó nada más y salió corriendo calle abajo.

Shisui la observó dirigirse en dirección al distrito del clan Hyuga (que quedaba a unas dos calles de distancia), confundido por su reacción y la forma en que sus ojos se veían tristes. Soltó a Sasuke y lo miró con reprensión. - Se que estás en la edad en que las hormonas se disparan pero no puedes aproximarte a una chica así como así, baka. Si te portas bien te puedo enseñar a…

-No es lo que piensas. – Gruñó Sasuke molesto sobándose la cabeza. – A Itachi le gusta esa chica.

-¿En serio? – Preguntó Shisui divertido. Fugaku Uchiha iba a tener un ataque cardiaco cuando supiese eso… TENIA que estar presente cuando le dijeran. - ¿Y qué tiene que ver eso contigo? – Preguntó Shisui cruzándose de brazos. – Si a Itachi le gusta no puedes andar acercándote a ella como si quisieras comerle la boca. Dos Uchiha nunca deberían tener que competir por una mujer.

-Hmph. – Ambos comenzaron a caminar y Sasuke miró hacia un costado. La verdad es que no tenía nada que ver con él el tema, pero le irritaba que hubiese alguien importante en la vida de Itachi y él no supiera nada al respecto. - Le compró dos docenas de rosas rojas y salieron en una cita… pero ella se niega a admitirlo.

-¿Ah? ¿Itachi le compró rosas? – Shisui subió la mirada extrañado. - No. Itachi no haría eso. Es tan despistado que si le regalara algo a una mujer sería mucho más sencillo… Rosas rojas no suena para nada como algo que él le daría a alguien más. Tachi está tan perdido con el tema de las jovencitas de Konoha que podría regalarle un pergamino con un jutsu pensando que es el mejor regalo del mundo, pero nunca flores.

-No estoy mintiendo. – Alegó Sasuke. – Mi hermano fue a la florería Yamanaka y le compró flores a su novia, al menos eso le dijo a Ino.

-¿Itachi hablándole a una completa desconocida sobre sus sentimientos? Admito que Ino tiene buenas piernas y lo podría haber engatusado pero… – Shisui comenzó a reír con fuerza. – Ese idiota es mi mejor amigo y ni si quiera conmigo habla de cosas así. Creo que alguien te embaucó pequeño tarado.

-Pero entonces, ¿Por qué compraría flores? ¿Por qué? – Preguntó Sasuke enojado.

-Creo que deberías preguntárselo a él. – Era como Shisui supiera la respuesta de antemano.




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Tenía todo lo que necesitaban. Bombas de humo, kunais, shurikens, píldoras de soldado, pergaminos en blanco, hilo invisible, sellos explosivos y antídotos para diferentes tipos de veneno. Al menos eso era lo que podía pensar en ese momento mientras revisaba las cosas en la bolsa. Se dedicaría esa misma tarde a revisar bien los equipos que Hinata, Kiba y Shino debían llevar. No era que no confiara en ellos, pero prefería ser prevenido. Esos chicos eran su responsabilidad y no quería que sufrieran daños sólo por un descuido suyo. Hasta alguien que todos consideraban tan fuerte como él tenía puntos débiles y no perjudicaría a su equipo por ello. Tenía que prepararse para todo: lo posible, lo imposible y lo improbable.

El primer nombre ya había sido elegido del libro Bingo. Tenían un blanco y debían llegar a él como de lugar.  Al mismo tiempo debían tener cuidado, después de todo no había un ninja médico con ellos y si el enemigo los hería estarían a muchas millas de Konoha.

Se habían entrenado dos largas semanas juntos y debía admitir que el trabajo de equipo de los tres chicos era esplendido. No tenía quejas al respecto y asumió que sería un simple espectador mientras ellos buscaban y él se encargaría del resto.

El más inteligente de los tres era sin duda Shino y por lo mismo era con quien más tenía química cuando se trataba de trabajar en equipo. No había necesidad si quiera de explicarle las cosas, era como si viera exactamente lo que Itachi quería hacer sólo con observarlo. Notó que Hinata también era rápida para captar las cosas, se había aprendido todo el libro bingo casi de memoria y había estudiando uno por uno los expedientes que Anko había realizado con información adicional de los criminales más buscados por las cinco aldeas. Kiba por otro parte era más lento para entender las cosas y había que explicarle todo con palabras simples, no siempre veía cosas obvias pero tampoco las ignoraba. Se podría decir que no era un genio pero tampoco era un completo idiota.

Al momento de practicar ninjutsu se dio cuenta que efectivamente Shino era el mejor en ello de los tres y que la estrategia que utilizaban era la correcta. Kiba no se quedaba muy atrás, pero sin duda el chico Aburame tenía una buena compresión de sus propias técnicas.

Si Itachi tenía un área más deficiente que las demás se podría decir que era su taijutsu. Y aun así, el taijutsu de Itachi se acercaba a la perfección. Había notado lo frustrado que se sentía Kiba al ver que incluso en lo que mejor hacía, el Uchiha lo superaba con creces. Por otro lado, cuando practicó taijutsu con Hinata pudo notar que la chica superaba al promedio en esa área, pero que aun le faltaba bastante para poder acercarse a él cuando se trataba de peleas cuerpo a cuerpo. Su clara ventaja sin embargo radicaba en el puño gentil. No era si quiera necesario que ella lo tocara, un leve roce de sus manos le podía provocar dolor. Rápidamente tuvo que utilizar clones de cuervos para ello.

Utilizó genjutsu en los tres para ver cómo eran bajo ese tipo de situaciones. El byakugan de Hinata lo rompió enseguida. Aquello lo hizo respetarla enormemente, ni si quiera otro usuario del sharingan podría haber hecho algo así. El byakugan era un dojutsu admirable. Kiba fue el siguiente en darse cuenta que estaba bajo el efecto de un genjutsu y pudo disiparlo más rápido de lo que Shino lo logró. Aquello le indicó aun más como los tres se complementaban, mientras Shino era un excelente usuario de ninjutsu, Hinata podía combatir genjutsu y la velocidad de Kiba les daba una ventaja en cuanto a taijutsu. Eran un equipo muy bien balanceado.

Tal vez Shino en unos años más estaría listo para entrar a un nivel jounin, pero por ahora eran un buen equipo Chunnin, sólo había que afinarlos un poco y planeaba hacerlo. Conociendo sus puntos fuertes y débiles, ahora podía llevarlos a un siguiente nivel si entrenaban duro junto a él.

Dobló por la calle principal camino a su casa cuando notó a tres chicos del clan jugando y peleando con shurikens de cartón. Aquello lo hizo sonreír, era increíble que incluso a esa edad los chicos estuviesen jugando a ser ninjas. Sin duda la voluntad de fuego era fuerte en la aldea, mirándolos no pudo evitar pensar que en un par de años más, quizás uno de esos niños lo superaría en fuerza. Esa era la labor de las nuevas generaciones, remplazar a las viejas.

-¿Contra quién se supone que están luchando? – Les preguntó cuando un shuriken de cartón le rozó la pierna.

-¡Somos Shinobis de Konohagakure y estamos preparándonos para derrotar al malvado raikage! – Le gritó uno de sus primos de cabello castaño y profundos ojos negros. - ¡Yo soy Fugaku Uchiha, el jefe de la policía de Konoha!

-¡Yo soy Shisui del cuerpo parpadeante! – Le gritó uno aun más pequeño con una sonrisa, indicándole su banda protectora de cartón con el símbolo de Konoha. Curiosamente ese chico se parecía mucho a Sasuke.

-¡Y yo soy tú Itachi niichan! ¡El cuervo del sharingan! – Gritó la niña de pelo largo, que lo llevaba amarrado en una coleta.

Los tres niños hicieron el sello del tigre como si estuviesen listos para luchar contra Itachi.

-Esperen, esperen, por favor no me maten. – Les dijo Itachi a modo de juego al verlos en esa posición, fingiendo tener miedo. – Me rindo, nunca podría vencerlos.

-¡Itachi niichan! – dijo el chico que se parecía a Sasuke. – Por favor enséñenos la gran bola de fuego.

-¡Por favor! – repitieron los tres.

-Lo siento chicos, debo volver a casa para prepárame para una misión… ¿Quizás la próxima vez? – Le dijo golpeando en el protector de frente al chico que fingía ser Fugaku Uchiha.

-¡Siempre dice eso! – Se quejó el pequeño primo lejano que tenía un aire a Sasuke. – Itachi niichan, ¿Es cierto que tienes novia?

-¿Novia? – Preguntó extrañado. - ¿Dónde escucharon eso?

-Lo vimos caminando con una linda chica del clan Hyuga. – Respondió la niña. – Y mi hermana mayor dice que le compró flores, estuvo llorando ayer por eso.

-También mi hermana. – Confesó el de pelo castaño dándole una patada en las canillas a Itachi. - ¡Eso es por hacerla llorar!  

Itachi se río, la patada se le hizo graciosa. -Lo siento, creo que están confundidos. No tengo novia. – Respondió Itachi con una sonrisa. – Pero no deberías andar golpeando a tus mayores. Si se lo hubiesen hecho a Shisui te habría quemado vivo. – Los tres tragaron saliva. – Que bueno que yo no soy Shisui, ¿Verdad?

Los tres niños sonrieron y siguieron jugando. Itachi siguió caminando por la calle con calma, aprovechando de poder observar a su Villa. Escuchó como decían "Itachi niichan es genial" y sonrió en silencio. Siempre le habían agradado los niños, a veces deseaba que su madre hubiese tenido más hijos para así haber sido el hermano mayor de todos ellos, aunque la idea de tener más hermanos con la personalidad de Sasuke no era del todo alentadora, ya los imaginaba colgándose de él cada vez que llegase a casa como lo hacía su hermano menor. No lo habrían dejado nunca en paz… lejos de asustarlo, aquello le dio ternura.

Se preguntó si sería un buen padre si llegaba el momento. La idea lo asustaba como a cualquiera, las familias ninja eran conocidas por tener finales trágicos. Si el tercero lo nombraba Hokage, toda su familia siempre estaría en peligro, incluyendo a su mujer y a sus hijos, su hermano, su madre, su padre, hasta Shisui podría ser un blanco sólo para intentar provocarlo.

De pronto, vio a su compañera de equipo Hinata Hyuga doblar por la calle en su dirección y casi quedaron frente a frente. Estaba corriendo como si escapara de algo, lo cual le llamó la atención. No obstante, en vez de saludarlo como siempre hacía, la chica se quedó paralizada como si él fuese la última persona que esperaba ver. Aquello lo sorprendió.

-¿Hinata-san? – Le preguntó acercándose a ella con calma. - ¿Sucede algo?

-N-no. – Respondió ella mirando el suelo, sonrojando y recuperando el aliento.

-¿De quién estaba huyendo? – Le preguntó confundido.

-¿Huir? No.. no estaba haciendo eso. – Respondió rápidamente. – Yo… uhmm… Sólo estaba comprando rollos de canelas para llevar mañana y… y poder comer… uhmm… por el camino.

-Entiendo. – Respondió viendo la caja semi abierta. - ¿Le gustan los rollos de canela?

-S-sí. – Respondió con un atisbo de sonrisa.

Fue entonces que el logo de Uchiha Senbei le llamó la atención. - ¿Te gusta comprar ahí? – Le preguntó amablemente. – Mis tíos atienden ese lugar.

-¿Urushi-san es… su tía? – Preguntó Hinata sorprendida.

-Bueno… todos los Uchiha somos técnicamente familia. Supongo que pasa lo mismo en el clan Hyuga. – Respondió Itachi sonriendo nervioso. – Pero el esposo de Urushi-san, Teyaki Uchiha, es hermano de mi padre.

-Oh, ya veo. – Respondió Hinata. – Uchiha Senbei vende los mejores rollos de canela de Konoha, s-siempre los compro ahí. ¿Quiere uno, Itachi-kun?

Itachi no tenía hambre, pero la gentileza de Hinata era algo que no podía dejar pasar. – Eso es muy amable de su parte. – Itachi tomó uno y le dio un pequeño mordisco. – Nada mal.

La peliazul miró el piso sonrojando. – I..Itachi-kun…. – Él la miró un tanto confundido, preguntándose qué le pasaría que estaba tan nerviosa. Durante su semana entrenando, las cosas entre ellos se habían vuelto muy familiares, era raro verla actuar así de la nada. – ¿Está molesto conmigo?

-¿Por qué habría de estarlo? – Preguntó confundido.

-Yo… - La sonrisa que hasta entonces había estado en ese rostro de porcelana se disolvió e Itachi comenzó a sentirse preocupado. – Pensé que confiaba un poco más en mí. Pero… - Subió el rostro y ver sus labios sonreír lo dejó paralizado. - Felicitaciones por… por su noviazgo.

-¿Noviazgo? – Preguntó Itachi confundido. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué en menos de una hora era la segunda vez que escuchaba eso?

-Sí. – Dijo ella haciendo una leve reverencia. – Espero que usted y su… su novia sean muy felices. – Antes de que Itachi pudiese refutarla y decirle que estaba equivocada, Hinata se enderezó. – Nos vemos mañana Itachi-kun. – Dijo con una sonrisa sincera y comenzó a alejarse.

Itachi quedó pasmado, ¿Por qué sentía esa urgencia de correr atrás de ella y decirle que no había nadie en su vida? Aclararle rápidamente antes de que terminara alejándose de que no deseaba a nadie en su vida tampoco… sólo seguir caminando junto a ella. Sacudió ese pensamiento de la cabeza con rapidez, ideas peligrosas estaban cruzando su mente, ideas que para un shinobi no eran apropiadas, menos antes de una misión tan crucial.

Suspiró. Le diría la próxima vez que la viera. Era sólo una confusión. No merecía darle más vueltas.

Y aun así, no pudo dejar de pensar en ello hasta que llegó a su casa. Como siempre, se sacó las sandalias y caminó al patio. Se sentó en el borde de la madera del pasillo externo y se dedicó a mirar los árboles y como el agua que fluía en la fuente de bambu caía una y otra vez haciendo un sonido agradable.

¿Por qué el ruido del agua lo hacía pensar en Hinata Hyuga? ¿Sería porque era delicada, refrescante y llena de vida… tal como ella?  ¿Sería porque siempre el agua buscaba fluir y seguir avanzando incluso entre las rocas y las montañas? Si no había un camino, el agua se forjaba uno. Sí, el agua era agradable, caía en forma de lluvia conectando la tierra y el cielo, luego fluía y fluía hasta llegar al mar, lugar en donde era completamente libre. Caía en forma de copos de nieve haciendo que todo se viera puro y hermoso, casi angelical… y ahí permanecía inalterable toda una temporada adornando el paisaje. Si alguien impedía que el agua pasara, esta se acumulaba y destruía todo a su paso… el agua podía ser calma y hermosa, pero también lo suficientemente peligrosa si se le subestimaba.

Hinata era como el agua.

Sintió la puerta corrediza que había a sus espaldas moverse y los pasos molestos de alguien que se paraba justo atrás de él. Podía sentir sus ojos perforándole un agujero justo en la nuca.

-Nii-san. – La voz de Sasuke era seria.

-Sasuke. – Lo saludó con indiferencia, estaba demasiado abstraído en sus propios asuntos para darle demasiada atención en ese momento.

-¿Por qué no me lo dijiste? – Itachi no se volteó pero suspiró pesadamente. ¿Qué cosa estaría pasando ahora para que su hermano se escuchara tan molesto?

-¿De qué hablas? – Le preguntó con toda la paciencia del mundo.

-De eso de tu novia. – Respondió amargamente.

Itachi abrió los ojos sorprendido y se dio la vuelta para poder mirar a Sasuke, quien tenía los brazos cruzados, mirándolo con molestia y hasta dolor. Itachi estaba confundido, no tanto por esa expresión en la cara de su hermano, sino por lo que acababa de decir.  -Eres la tercera persona que me dice eso hoy. ¿Qué está pasando?

-Fuiste a la florería Yamanaka y compraste dos docenas de rosas rojas para una chica. – Sasuke siempre iba al grano, no le ponía azúcar a las cosas y nunca perdía el tiempo cuando quería algo.

Itachi subió una ceja. -¿De dónde sacaste eso?

-Naruto me lo dijo. – Respondió Sasuke con las facciones fijas.

-¿Y se podría saber quién le dijo a Naruto-kun algo así?

-Sakura. – Adivinó Sasuke. - No lo sé… ni me interesa. Sólo quiero que me digas la verdad.

Itachi suspiró. Se sentía extrañamente cansado lo cual era raro, considerando que estaba a punto de ir en una misión. -Tonto hermano menor. Deberías ser un poco más cauto como para no creer todo lo que escuchas.

-Ve al grano Itachi. – Sasuke se sentó al lado de él y ambos fijaron sus miradas en la fuente de bambu. - ¿Es cierto, no?

-Es cierto, compré flores. – Admitió Itachi.

-¡Lo sabía! – Gritó Sasuke enojado. - ¿Estas saliendo con esa Hyuga verdad?

-No. – Respondió con frialdad, cerrando sus ojos. - Tus amigos se han confundido. Las flores que compre no eran rosas, eran crisantemos, y no eran rojos, eran blancos.

-¿Pero por qué? – Exigió saber Sasuke. -¿Por qué comprarías flores?

-¿De verdad quieres saberlo? – Le preguntó Itachi un tanto irritado. Le molestaba que Sasuke se metiera en sus asuntos con tanta intensidad.

-¡Sí! – Le respondió golpeando el piso con su mano.

-Porque era el aniversario de muerte de Obito Uchiha y fui a dejar flores en señal de respeto al monumento de los caídos de Konoha.

-¿Obito Uchiha? – Preguntó Sasuke extrañado. – Nunca antes había escuchado hablar sobre él.

Itachi sonrió. Ese era un verdadero shinobi, aquel que protegía su villa desde las sombras sin buscar reconocimiento. Su nombre ni si quiera era recordado en el propio clan. – No me extraña. Falleció mucho antes que tú nacieras.

-¿Quién era? – Preguntó Sasuke con suavidad, respetando la melancolía en la voz de su hermano mayor.

-La verdad, no era nadie. Es el tipo que ves ayudando a las abuelitas del clan cargando sus bolsas. – Respondió Itachi riendo. – Pero para un niño de tres años, hasta alguien como Obito puede ser lo más grandioso del mundo por saber hacer unos cuantos jutsus. – Suspiró pensando que distinta habría sido su vida si Obito no hubiese fallecido. Quizás nunca hubiese tenido la fuerza necesaria para proteger Konoha. – Él era nuestro primo mayor… cuando Shisui y yo lo veíamos caminando por la calle con sus protectores de ojos pensábamos que era lo más genial del mundo.  Solía traernos comida desde la Villas lejanas cuando no teníamos mucho que comer y en las noches nos contaba las historias sobre cómo se estaba desarrollando la guerra fuera de Konoha. A veces creo que la mitad de las cosas que decía eran mentira… pero, me enseñó mi primer ninjutsu de fuego y tambien el jutsu de cuerpo parpadeante a Shisui. Era un gran sujeto, creo que te habría gustado. Se parecía a tu amigo Naruto.

Sasuke no respondió pero notó que la sonrisa en Itachi se volvía melancólica.

-¿Cómo murió? – Preguntó Sasuke.

-Como un héroe. – Fue lo único que respondió Itachi. – Un héroe del sharingan. – Cuando pensaba en los sacrificios de varios Uchihas como Obito, realmente sentía que su estómago se revolvía al recordar la forma en que su propio padre había estado a punto de manchar el honor de su Clan, de su familia y de héroes como Obito, realizando una rebelión contra Konoha. Nadie hubiese recordado a los héroes del clan que muerieron protegiendo a la Villa cuando escucharan el nombre Uchiha, sólo habrían recordado que ese clan había traicionado a la aldea. Se puso de pie. – Por favor, pídele a tus amigos que dejen de decir que tengo novia. Espero que no se lo hayas dicho a nadie. Lo último que quiero es que Okaasan me esté obligando a traer a una novia inexistente a casa.

-Oh… - Sasuke recordó su conversación con Hinata y luego con Shisui. Tragó saliva nervioso.

Itachi pudo leerlo como un libro abierto. -¿A quién se lo dijiste?

-A .. a nadie nii-san… - Comenzó a excusarse con una sonrisita de temor.

-Sasuke. – La mirada de Itachi se volvió seria. Entendía que su hermano menor no se estaría poniendo tan nervioso por nada. - ¿A quién?

-Podría haber exagerado un poco el asunto… - Sasuke puso una mano en su cuello. – Y le pregunté a Hinata Hyuga si le gustaron las flores… - Itachi suspiró. – Y podría habérselo mencionado a Shisui. Lo siento…

Podía aguantar las bromas de Shisui y la forma en que seguramente lo molestaría por el asunto, lo que no podía soportar en ese momento era la idea de que ella pensase que ese día en que le dijo que no tenía novia, le hubiese estado mintiendo, tal vez por eso había dicho aquello cuando se encontraron.

-Voy a ver como soluciono esto. – Itachi comenzó a caminar hacia la puerta corrediza.

-Lo siento nii-san, de verdad. – Dijo Sasuke un tanto arrepentido.

-Descuida. – Suspiró, no estaba enojado con Sasuke. No importaba lo que su hermano menor hiciera, nunca se enojaba con él. Era la persona más importante en su vida después de todo. - Sólo… la próxima vez, pregúntame.  

-Itachi, lo único que haces es mentirme todo el tiempo.

-Tal vez… pero siempre caes.

Cerró la puerta corrediza atrás de él dejando a Sasuke en el patio y comenzó a caminar por el pasillo de su casa. No tuvo que si quiera mirar para darse cuenta que en la cocina estaba Shisui preparándose algo para comer. Le llamó la atención que su madre no estuviese ahí para hacerlo por él, considerando que Mikoto Uchiha (La madre de Shisui era la hermana mayor de Mikoto pero había muerto en la guerra.)  siempre lo trataba como si fuera uno más de sus hijos.

-¿Dónde está mi madre? – Le preguntó a Shisui sacando una manzana roja de una fuente.

-Fue al mercado, dijo que le faltaba algo para la cena. – Respondió Shisui poniendo sal sobre sus rebanadas de tomate.

-Eso es raro, ya casi anochece. – Dijo Itachi sospechoso. - ¿Qué le dijiste?

Shisui puso cara de inocente. - ¿Yo? Nada. – Respondió poniendo una rebanada de jamón sobre el pan tostado. – Sólo le dije que es posible que su hijo tenga novia.

Itachi lo miró con seriedad. – Sabes perfectamente que no tengo novia. ¿Por qué todos insisten con ese tema? – Preguntó un tanto molesto.

Shisui era la única persona que lograba irritarlo levemente. Después de todo era su mejor amigo, casi como su hermano mayor y su ejemplo a seguir.

-Porque es divertido. – Respondió Shisui dándole un mordisco al pan.

-Quizás para ti.

-Vamos Itachi, no te lo tomes tan en serio, seguramente fue a chismear y a preguntarle a todos si te han visto con alguien… o algo así. Tu madre es una mujer después de todo. – Shisui tomó el plato donde había puesto el pan y se sentó en la mesa. Itachi permaneció reclinado contra uno de los muebles de cocina.

-La única mujer con la que he pasado tiempo últimamente es Hinata Hyuga. – Respondió Itachi. – Y tú sabes el motivo de ello.

Su misión y todo al respecto estaba clasificada como S y secreta. Sin embargo, Itachi no tenía secretos con Shisui. Era su confidente, ambos se conocían tan bien que guardarle algo habría sido inútil, lo habría adivinado de cualquier forma.

-¿Parten mañana no? – Le preguntó Shisui.

-Sí. – Respondió Itachi con solemnidad, dando una segunda mascada a la manzana.

-Luces cansado, deberías acostarte. Vas a necesitar toda tu energía y fuerza esta vez. – Le dijo Shisui con un toque de tristeza en su voz.

-Debo solucionar un problema antes.




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Estaba soñando. Esa era la única explicación por la cual en medio de la noche un cuervo se pondría a hacer ruido afuera de su ventana. Se sentó sobre ella y se restregó los ojos, ¿Cómo era posible que un pájaro hiciera tanto ruido? Luego la respuesta le llegó de golpe, los cuervos no salían de noche… ese debía ser uno de los que Itachi podía invocar.

Abrió la ventana de su habitación y justo fuera lo vio, un ave magnifica y negra que la miraba fijamente. Su plumaje negro brillaba hasta en la oscuridad. Entendió de inmediato que su capitán la estaba requiriendo por algún motivo, se vistió rápidamente y salió al patio siguiendo al cuervo.

Cuando atravesó la cerca de entrada lo vio.

-¿Itachi-taicho? – Le preguntó sorprendida al verlo en la oscuridad. Itachi era un ente misterioso, la oscuridad que lo rodeaba asentaba sus finos rasgos. - ¿Sucedió algo? ¿Debemos partir de inmediato?

Itachi negó, acercándose a ella desde el lugar en donde estaba. La luz del poste lo alumbró y Hinata notó que todo parecía estar bien, incluso lucía más tranquilo que de costumbre. Pero era exactamente lo contrario, había alguna razón por la cual Itachi se sentía inquieto de estar ahí, sobre todo considerando la hora.

-Perdón por hacerla salir tan tarde. No quería entrar a su casa a esta hora. – Le dijo mirándola fijamente a los ojos. - Sería impertinente. Aunque también es impertinente de mi parte pedirle a una señorita que me vea a solas, a esta hora y en la calle…

Hinata negó con una sonrisa suave. -No…no importa.

-Me disculpo de cualquier forma. – Dijo Itachi haciendo una leve reverencia con el rostro.

-No.. por favor. Somos compañeros, mi padre sabe que iremos en una misión mañana. – El silencio que los rodeó se le hizo familiar a Hinata. Era casi como si pudiese entenderlo. Había algo en su mente que deseaba decirle como de lugar pero no encontraba las palabras para ello. - ¿Hay alguna nueva información que deba saber?

-Sí. – Respondió y nuevamente permaneció en silencio mirándola a los ojos.

Su mirada no la ponía nerviosa, más bien causaba una sensación agradable para ella. Los nervios la hacían tartamudear, mirar hacia el costado, sudar y ponerse roja. Itachi Uchiha no lograba eso en, no quería mirar hacia otro lugar cuando veía sus ojos.

Por su parte, a Itachi le gustaba mirarla. Era bella, sus facciones eran gentiles, inocentes y suaves bajo la luz del poste de electricidad. Observándola ahí en silencio se dio cuenta que lo que esa joven lo hacía sentir no era sólo interés, iba más allá de eso. No era una niñita asustada que él debía rescatar de ahogarse por su balbuceo, era una mujer, la única persona que nunca había logrado descifrar del todo. Un adulto podía reconocer cuando alguien le atraía y ella lo hacía.

Ella le gustaba.

- No tengo novia. – Le dijo con suavidad, pensando cómo le habría gustado tocar sus mejillas que se sonrojaban en ese momento. - Nunca le mentí sobre eso, sí confío en usted. Sé que es raro que sea tan directo, pero todo fue una confusión. Mi hermano… él…

Hinata lo interrumpió. -Itachi-taicho… - Realmente no quería explicaciones sobre su vida privada. Ella respetaba eso, no estaba molesta ni nada por el estilo.

-Sasuke puede ser muy… impulsivo de vez en cuando. – Terminó, a pesar de que Hinata lo intentó interrumpir. Por algún motivo, Hinata sintió alivio de escuchar eso, realmente quería ser una persona en la que Itachi Uchiha pudiese confiar, pero no analizó más allá, ignorando el cosquilleo de exaltación que aparecía en su estómago. – Le pido perdón si él la ofendió.

-No debe pedirme perdón, ni tampoco me debe explicaciones. – Dijo Hinata mirando hacia un costado con timidez. La sonrisa en su rostro era tan adorable que Itachi la podría haber estado contemplando toda la noche. Llevaba días pensando que ella era hermosa, pero sólo hasta ese momento, en que no estaban entrenando, se permitía pensar en ello. – Gracias por aclararme aquello, pero… yo… yo no estaba enojada o algo así. – Hinata comenzó a jugar con sus dedos mirando el suelo. - Yo… yo de verdad solo deseo que sea feliz. - Itachi sabía que no le gustaba a esa chica de la forma en que seguramente aun le gustaba Naruto, y podía entender ese anhelo de desearle a otro felicidad. Sin embargo… - Usted… bueno, siempre fue el único que pareció notarme mientras crecía, para el resto yo era invisible. Eso me hizo feliz y… en esa felicidad encontré esperanza de que todo eventualmente tendría que mejorar para mí. Usted me hizo sonreír cuando más lo necesita. – Hinata subió la mirada y le sonrió con calidez, Itachi sintió el deseo de abrazarla en ese instante, de estar cerca de ella y susurrarle que sólo poder verla lo hacía feliz a él. - Usted merece tener a alguien que también lo haga sonreír. Es… es un gran hombre.

-Gracias. – Y fue por ese mismo motivo, que Itachi Uchiha se dio la vuelta y comenzó a caminar en la dirección contraria. – Nos vemos mañana, Hinata-san.

-Buenas noches taicho. – Se despidió Hinata.

Itachi era un shinobi de Konohagakure. No importaba lo que Hinata lo hiciera sentir, aquello estaba prohibido, sobre todo ahora que iban a ir en una misión importante y él era el líder. Regla número cuatro, un shinobi debe poner siempre la misión primero. – se recitó mentalmente, enfriando sus pensamientos de cualquier cosa que se desviara de su sueño, proteger la paz de su nación. No era como si esa joven ahora fuese sólo una chica más de la aldea, eran compañeros de equipo y lo serían hasta que el Hokage así lo dijera, no podía estar distraído de su misión sólo por que ella le resultara atrayente. No podía darle más atención a ella que a los otros dos integrantes del grupo. Todo eso lo podía hacer perder la concrentración en un momento crucial. Regla numero veinticinco, un Shinobi nunca debe mostrar sus emociones.

Tal vez cuando terminaran todo eso y no fuesen compañeros la invitaría en una cita. Esperaba poder hacerlo algún día sin que sus emociones lo traicionaran.

Sin embargo sus pies dejaron de obedecerle y se dio vuelta. Ella se había quedado en la misma posición observando que se marchaba. La voz de Shisui vino a su cabeza de la nada, todos los consejos que alguna vez le había dado para invitar a alguien a salir con él comenzaron a fluir uno tras otro y odió a su primo por ello.


. . . . . . .



-Ella es linda, ¿No crees? Siempre te está mirando. ¿Por qué no la invitas a salir? – Le preguntó Shisui dándole un mordisco a su dango mientras ambos miraban hacia afuera del local.

-No la conozco. – Respondió Itachi con indiferencia.

-Ese es el punto de salir en una cita con alguien, baka, conocerse mejor y luego conocerse mucho mejor. – La sonrisa pícara de Shisui lo hizo suspirar. – Escucha Itachi, te diré esto por tu propio bien. No eres perfecto.

Itachi lo miró extrañado. – Eso lo sé. – Le respondió.

-Pero la mejor forma que tenemos de poder acercarnos a ello es mirando muy dentro de nosotros y aceptar las cosas que hay ahí. – Itachi frunció el ceño poniéndole atención. – Por ejemplo, hace años yo sólo pensaba en la policía de Konoha, en la paz de la aldea y en ser un mejor Shinobi. Pero un día apareció Hotaru Uchiha frente a mí, envuelta un pequeño vestido rosa y por un momento olvidé todo sobre de Konoha, la paz, mi vida policial, todo. Incluso choqué contra un poste de luz por no fijarme por donde caminaba.

-¿No es una de esas historias en donde ambos terminan sin ropa, verdad? – Preguntó Itachi irritado dándole un mordisco a su dango.

-No interrumpas, estoy hablando en serio. – Continuó Shisui. – ¿Sabes cuando una mujer te da una de esas sonrisas que hacen que se te acelere el corazón, te sonrojes como marica y las rodillas te tiemblen?

-No. – Respondió Itachi con seriedad. – Insisto, ¿Qué tiene que ver esto con volverse un mejor shinobi?

-Te lo diré. Fue entonces que me di cuenta que esa chica era peligrosa, podía hacerme olvidar todas mis responsabilidades como shinobi, por lo cual… ignoré esa hermosa sonrisa que me daba y me di la vuelta. Dejé que esa oportunidad pasara sin decirle nada. Pero ahí estaba la duda en mi pecho, ¿Qué hubiese pasado si después de que me sonrió simplemente le hubiese dicho "hola"? – Itachi estaba confundido. – Me mentí a mi mismo todo ese tiempo diciéndome que no me interesaba conocerla, que era tonta, que sólo había sonreído por ser educada… Hotaru se casó tres meses después de eso y siempre tendré la duda. Si tan sólo me hubiese detenido a observar dentro de mí y hubiese admitido mi debilidad por ella, podría haber hecho algo al respecto sin dejar que la oportunidad pasara a mi lado sin tomarla.

-¿Y qué lección aprendiste de todo eso Shisui? ¿ Hablarle a las extrañas en la calle? – le preguntó casi bromeando.

-No, idiota. – Respondió Shisui dándole un zape atrás de la cabeza. – A perdonarme a mí mismo por lo que no fui capaz de hacer y saber que la próxima vez sí podría hacerlo. Los amigos existen para prevenir que ignores las cosas que están justo frente de ti. Algún día vas a tener que detenerte, ver lo que hay dentro de ti y aceptarlo. Saber lo que puedes y no puedes hacer es fundamental para un shinobi. Yo no fui capaz de hacerlo, y si tu tampoco lo logras… estás destinado a fracasar.




. . . . . . . . .


Los que no pueden reconocerse a sí mismos y aceptar sus debilidades están destinados a fracasar. – Pensó Itachi. No iba a mentirse a si mismo pretendiendo que no sentía nada por ella y tratándola como si fuese una extraña.

Él siempre había sido sinónimo de tranquilidad y frialdad cuando se trataba de hacer algo, pero ahí estaba como si fuese un adolescente sin encontrar una sola palabra que decirle, separando sus labios levemente rogándole a su cerebro que formulara una oración, cualquier cosa.

-Hinata-san. – Al menos pudo pronunciar su nombre. Eso era un inicio.

-¿Sí? – Le respondió ella llevando sus manos al pecho, jugando con sus dedos un tanto nerviosa.

La mirada de ese chico siempre le había provocado algo en ese lugar, pero sólo ahora entendía que no era sólo una  sensación de calidez y admiración. Era algo más, pero como todo lo que rodeaba a Itachi Uchiha, se le hacía un misterio.

Itachi agradeció en ese momento ser cinco años mayor que ella. Si no hubiese sido así, jamás habría estado listo a los dieciséis años para decir lo que estaba a punto de decir sin tartamudear o sonrojarse. Había necesitado tiempo para crecer y poder enfrentarse a una situación así. Había enfrentado la muerte y ésta le había sonreído con crueldad varias veces, pero ni si quiera en esas situaciones se había sentido tan ansioso.

-Usted nunca podría ser invisible para mí. Nunca he dejado de notarla. Y espero nunca dejar de hacerlo.  – Itachi sonrió en su dirección con lentitud, y para su sorpresa, una sonrisa suave también apareció en el rostro de la chica.

Esa adorable sonrisa en el rostro de porcelana de Hinata Hyuga, hizo desaparecer el reglamento ninja de su mente.  Entendió entonces lo que Shisui quería decir cuando le había dicho que habían sonrisas capaces de desarmar completamente a un hombre.
No puedo creer que seguramente en el próximo capítulo de Naruto le tendremos que decir adiós a Itachi por segunda vez =’( !!!!! El capítulo de ayer me tuvo bastante molesta todo el día >.< Pero en fin, sólo quiero seguir traspasando el mensaje que siento que Itachi dejó ahí al menos en este fic. Amoooo a Itachi!! Es tan sabia T-T! Y amo a Obito y estoy segura que si hubiésemos conocido un poquito de la vida de Shisui, también lo amaría xD … me pregunto cómo es posible que dentro de un clan como el Uchiha haya habido shinobis que amaban tanto a la villa como ellos, y también gente como Fugaku, Sasuke y Madara. Es raro.

Espero que no piensen que estoy acelerando los sentimientos de Itachi, sólo quiero dejar en claro que él no es un niño. No tiene problemas con reconocerse a si mismo lo que siente, no lo va a negar como tal vez lo puedan hacer otros personajes por ser más pequeñitos e inmaduros sentimentalmente. Itachi es alguien que vivió una guerra mundial ninja siendo sólo un niño, estuvo obligado a madurar mucho antes que el resto. Pero por otro lado, este fic tiene sólo 16 capítulos y no quiero dejar las mejores partes en sólo uno o dos capítulos.

En fin, muchas gracias por su apoyo con el fic, espero que sigan haciéndolo y… nos vemos en el próximo capítulo!

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CAPITULO 1 - LOVE IS ALWAYS PATIENT [link]
CAPITULO 2 - LOVE IS ALWAYS KIND [link]
CAPITULO 3 p1 - LOVE IS NEVER JEALOUS [link]
CAPITULO 3 p2 - LOVE IS NEVER JEALOUS [link]
CAPITULO 4 - LOVE IS NEVER BOASTFUL [link]
CAPITULO 5 - LOVE IS NEVER CONCEITED
CAPITULO 6 - LOVE IS NEVER RUDE [link]
© 2012 - 2024 Sasha545
Comments30
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AikoDUchiha's avatar
Aigato m sigues soprendiendo...muy bno....sigo leyendo n/////n