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Love Is - ItaHina - Capitulo 7 parte 2 (1)

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Love is always patient and kind; it is never jealous, love is never boastful or conceited; it is never rude or selfish; it does not take offense, and is not resentful. Love takes no pleasure in other people's sins but delights in the truth; it is always ready to excuse, to trust, to hope, and to endure whatever comes. Love does not come to an end.
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CAPITULO 7

Parte 2

LOVE IS NEVER SELFISH

(El amor nunca es egoísta.)





Para proteger la paz en Konoha y más importante aún, a ti Sasuke Uchiha… vivió como un fugitivo, un traidor, un criminal, rezando por la liberación de la muerte. Cambió su orgullo por deshonra y el amor que tenías hacia él por tu odio.

Y aun así… Itachi murió con una sonrisa en el rostro.

Tobi – NARUTO 401 Ilusión





Dedicado a Isi San.


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Cuando Itachi despegó los ojos esa mañana lo primero que notó fue el calor que había cerca de él, el olor a lilas y las suaves manos que aferraban las suyas. Suspiró sin poder creer que se hubiese quedado dormido cuando se suponía que debía cuidar de ella; aun más increíble se le hizo que la habitación estuviese iluminada por completo, la mañana lo había alcanzado sin que si quiera se diera cuenta. Rozó sus dedos contra la piel de las manos de Hinata intentando convencerse de que estaba despierto y que eso no era su imaginación jugándole una mala pasada. Era agradable poder olvidarse del mundo un momento y sólo disfrutar de su silencio, su aroma, su delicadeza y vulnerabilidad. Cerró los ojos de nuevo intentando grabar esa sensación en su mente para nunca más olvidarla.

Únicamente necesitó de aquel leve movimiento de sus dedos contra la piel de la joven para notar que estaba despierta. Su cuerpo se había puesto completamente tenso y una exhalación nerviosa que se escapó de sus labios la delató. Quiso reír por su timidez, pero sólo se limitó a sonreír con tranquilidad. Habían estado así toda la noche y sólo ahora se ponía tensa. Hinata era adorable. No pudo evitar pensar en las veces que su madre le había preguntado sobre la posibilidad de que se casara de una vez y que le diera nietos… No le hubiese molestado despertar de esa forma el resto de su vida.

-¿Qué hora es, Hinata-san? – Le preguntó aun con los ojos cerrados, intentando grabar en su memoria como se había sentido dormir con alguien más que no fuese Sasuke (y al mismo tiempo intentar borrar de su memoria todas las veces en que había despertado preguntándose qué rayos hacía Sasuke abrazándolo).

-D-deben ser pasada las nueve. – Respondió ella casi en un susurro.

-Lo siento. Dormí más de la cuenta. – Dijo sonriendo, separándose de la joven con suavidad y sentándose sobre el suelo de madera. - ¿Aun tiene frío?

Hinata se sentó sobre el piso también y negó con el rostro, observándolo con las mejillas sonrosadas. La mirada de duda que la joven le dio hizo que sintiera algo revoloteando en su abdomen.

-Gracias, por… por… - Hinata miró hacia un costado, una de sus manos fue a parar a su mentón indecisa de cómo afrontar lo que estaba a punto de decir.

-No hay de qué. – La interrumpió Itachi al notar lo difícil que se le hacía a la joven poder hablar y agradecerle por haberla mantenido tibia toda la noche. – Gracias a ti.

-¿A mí? ¿Por.. por qué? – Le preguntó ella confundida.

– Por cuidarme mientras dormía. – La mirada de Itachi era tan intensa que Hinata sonrojó aun más. - El que debería protegerla soy yo, pero quien terminó utilizando el byakugan toda la noche fue usted, ¿No?

-¿Cómo lo sabe? – Volvió a preguntar Hinata.

-Aun lo tiene activado. – Respondió el joven riendo con suavidad y poniéndose de pie. Extendió su mano hacia ella para ayudarla a pararse.

-Oh…

Hinata quiso cubrirse el rostro con las manos por la vergüenza que nuevamente estaba experimentando. Los capilares alrededor de sus ojos se suavizaron y su cara volvió a la normalidad.

El sonido de la lluvia seguía haciendo eco por la casa, en especial por las goteras que caían en diferentes lugares. Itachi tosió un poco y se aclaró la garganta, seguramente toda esa humedad lo estaba comenzando a afectar. El hecho de que hubiese dormido gran parte de la noche le indicaba justamente cuan cansado estaba.

-Creo que me queda una manzana. – Dijo tanteando dentro de su portakunais hasta encontrar la fruta. – Tome, Hinata-san. – Extendió su mano hacia ella con la manzana roja esperando que la joven la aceptara.

-Pero… Itachi-taicho, ¿Y usted? – Lo miró preocupada. Sí, estaba hambrienta, pero no podía ser la única en alimentarse de los dos.

-No tengo hambre. – Mintió Itachi con una sonrisa, mientras sacaban un kunai. - ¿Quiere ver algo que siempre ha intrigado a mi hermano?

-Es..está bien. – Respondió Hinata con curiosidad.

-Por favor, colóquese atrás de mí. – Le pidió con diversión pero borrando su sonrisa y poniéndose serio. El sharingan se activó en sus ojos. – Puede ser peligroso.

Hinata frunció el ceño, ¿Qué podría ser peligroso sobre una manzana y un kunai?

Pronto lo averiguó cuando Itachi lanzó con suavidad la manzana hacia adelante y en un instante al menos diez kunais estaban volando en su dirección, cortando la piel roja de la fruta para seguir de largo. Pero eso no fue todo, Itachi apareció de la nada frente a la manzana que aun seguía su trayectoria hacia el otro extremo de la habitación y lanzó 10 shurikens que golpearon a los kunais generando chispas por el roce del metal. La trayectoria de los kunais se modificó por completo de vuelta a la manzana para terminar de pelarla. Itachi estiró la mano y la fruta cayó sobre su palma justo mientras los kunais y shurikens se clavaban en el otro extremo atrás de Hinata, quien por un segundo pensó que todas esas armas volando hacia ella la impactarían, pero no fue así.

Sinceramente, Itachi era un genio. ¿Cómo podía haber pelado una manzana por completo antes de que tocara el suelo?

-Aquí tiene. – Dijo con un atisbo de sonrisa mientras Hinata caminaba hacia él y tomaba la manzana pelada, para asegurarse de que efectivamente no hubiesen cáscaras. – Cada vez que lo hago, Sasuke se molesta pues lo intenta hacer y no lo logra.

-Eso…fue… asombroso… – Dijo observando la manzana en sus manos, estaba perfecta, como si se hubiese demorado horas en hacerlo. El sharingan era otra cosa, ni si quiera estaba segura de que Neji con su visión hubiese conseguido realizar algo así.

Hinata sonrió con timidez, sacando un kunai desde su portaherramientas. Itachi frunció el ceño preguntándose qué hacía, la manzana estaba perfectamente pelada. Fue entonces que se dio cuenta de lo que estaba haciendo su compañera, cuando vio que partía en dos la fruta estirándole una mitad; el joven Uchiha entendió que por mucho que se hubiese esforzado años en perfeccionar su shurikenjutsu y su kunaijutsu, prefería la forma en que ella las manejaba pues realmente lo había conseguido vencer en ello.

Con un sólo corte en una manzana lo había desarmado por completo.

-Es la última, la compartiremos Itachi-kun. – El pelinegro suspiró y extendió su mano tomando la fruta.

-Está bien. – Y le dio un mordisco mientras Hinata lo imitaba sonriendo con felicidad. - ¿Qué sucede? – Le preguntó Itachi observando con curiosidad la sonrisa en la joven mientras masticaba.

-Recordé la última vez que me dio una manzana. – Respondió Hinata mirando hacia el suelo con el rostro sonrojado. – Usted se acercó a mí y d-dijo… "No hay nada que haga sentir peor a un shinobi que volver a casa y encontrarse con que las niñas de la aldea están tristes."

Itachi sonrió en su dirección, sintiendo que el pecho se le oprimía. – Creo que lo que dije fue… "No hay nada que haga sentir peor a un shinobi que volver a casa y encontrarse con que las niñas lindas de la aldea están tristes." – Hinata se sonrojó aun más y lo miró con los ojos llenos de ternura. - ¿Aun recuerda eso? – Le preguntó con suavidad, sintiéndose nervioso por lo estúpida que sonaba su pregunta. Claro que recordaba aquello, se lo acababa de decir.

-Sí. – Respondió Hinata. – Fue el día en que me dijo que… no hay que temerle a la muerte.

-Es cierto… y entonces… - Hinata parecía haber recordado algo, lo cual la hizo ponerse roja. Itachi lo recordaba, ella quería hacer algo antes de morir pero no se lo había dicho, había huido en esa ocasión. Debía ser algo personal, por lo cual, no quiso terminar su oración. Todas las personas tenían secretos y ella había respetado su silencio sin presionarlo sobre el tema que no lo dejaba dormir. – Es hora de seguir. Tenemos una misión que completar.

-Sí. – Respondió Hinata.

Ambos caminaron en dirección a la puerta caída y salieron al exterior para recibir la lluvia. El tema de la muerte y no temer a ella quedó rondando en la mente de Itachi mientras terminaban de ponerse las capas húmedas, ¿Cuántas veces el había visto la muerte al rostro, oprimiendo todos sus sentimientos al respecto? … No estaba seguro sobre si Hinata comprendía que la muerte era parte de la vida de un shinobi, pero como el capitán de ese equipo, tenía que asegurarse de que supiese que aquello era una posibilidad para que supiese afrontarlo con la diligencia necesaria. Después de todo, estaban adentrándose en uno de los lugares más peligrosos en que podían estar.

-Si algo sucede y somos descubiertos, su prioridad es volver a Konoha y entregar la información que recopilemos. No importa si debe hacerlo sola. – La seriedad de Itachi asombró a Hinata. Realmente se transformaba cuando se trataba de llevar a cabo una misión. - Si ninguno de nosotros está en condiciones de volver, su misión será escribir todo en este pergamino y amarrarlo en el pie de uno de mis cuervos. Hice los arreglos para que al momento de abrir el papel una de mis invocaciones aparezca frente a usted. – Hinata asintió nuevamente, tomando el pequeño pergamino que le entregaba Itachi. – Lo más importante de todo… y algo que no debe olvidar es lo siguiente: Si soy vencido en combate y usted está en condiciones de huir, debe hacerlo, sin mirar atrás. Pero, no sin antes destruir mis ojos.

Hinata volvió a asentir. La idea de dejar a Itachi atrás se le hacía dolorosa, pero entendía que en ese momento no podía discutir con él. Era su capitán y le estaba dando una orden directa. Por otro lado, ella también era poseedora de un dojutsu por lo que Itachi no tenía necesidad de explicarle lo importante que era deshacerse de ojos como los suyos en caso de que fuesen descubiertos en su misión de espionaje e inteligencia. El byakugan, tal como el sharingan, no podía caer en manos enemigas de Konoha. Era demasiado peligroso.

-Debemos hacer todo lo posible por proteger Konoha, aunque eso signifique morir en esta misión. La información que obtengamos será fundamental para que otros terminen lo que no podamos concretar.

Hinata frunció levemente el ceño, no entendía el motivo por el cual Itachi estaba hablando de esa manera. Lo hacía oír como si más que estar ahí para completar su misión, estuviera preparándose para morir en ella.

-Tendremos éxito, Itachi-Taicho. – Dijo ella con esperanza, haciendo que su compañero subiera las cejas en sorpresa, era como si pudiese leer nuevamente a través de él, notando las dudas que habían en su mente sobre la posibilidad de fracaso en esa misión. – Volveremos a Konoha sin importar qué pase.

Itachi la miró con inquietud. Era como si se más que decírselo a él, Hinata se lo estuviera prometiendo a sí misma. Después de todo, había dicho que su camino del ninja era nunca retroceder en su palabra. Sin embargo, encontró en su frase un poco de fe de que podrían descubrir información sobre la organización que venía creciendo hacía años en ese país y salir de él sin ser notados.

-Andando. – Dijo saliendo a la lluvia mientras caminaba con calma.

Caminaron entre los lodazales y los juncos que crecían en ellos hasta que encontraron una ruta. Era la primera que veían desde su llegada al país de la Lluvia y aquello les indicó que las cosas seguramente cambiarían de ahí en adelante. A medida que avanzaba la mañana, la visión de casas destruidas y en ruinas fueron remplazadas por viviendas roñosas pero que al menos tenían estufas prendidas. Cuando Hinata e Itachi pasaban, las personas cerraban sus cortinas y pretendían no verlos. Aquello no le preocupó, a los ojos del mundo sólo eran dos viajeros que continuaban su camino sin perturbar la vida de ese lugar. Seguramente tenían motivos para desconfiar de cualquiera que caminara por las rutas en un país tan pobre.

Los altos pastizales de aquella tierra paulatinamente fueron desapareciendo y con frecuencia veían uno que otro campo de arroz con granjeros y niños entre ellos. Los miraban con curiosidad, pero nadie les hablaba ni les detenía el paso. Hinata observaba la pobreza de ese país con el corazón en su mano, sintiendo lástima de aquellos pequeños forzados a estar bajo la lluvia plantado arroz para poder sobrevivir.

No tardaron mucho en encontrarse con niños por el camino que les suplicaban por algo de comer. A Hinata se le partía el corazón cada vez que tenía que decirles que no tenían nada. Itachi sabía que la mayoría de esos pequeños ni si quiera pasaría el invierno y aquello lo molestó. Si tan sólo hubiese podido hacer algo al respecto para evitar aquella miseria… pero no estaba en sus manos, él era sólo un Shinobi que debía seguir órdenes, era una herramienta de Konoha.

Cuando sea Hokage, me encargaré de que este tipo de escenas no se vuelva a repetir… - Se dijo a si mismo apretando el puño con sutileza.

El gesto no pasó inadvertido para Hinata que por primera vez en su vida, vio molestia en los ojos de Itachi Uchiha. Se quedó a su lado, caminando en silencio, pudiendo comprender su rabia, sintiendo deseos de tomar su mano para que supiera que ella sentía lo mismo y que estaba ahí para apoyarlo. Aunque estuviese intentando esconderlo, todo aquello lo afecta tanto o más que a ella. Ambos eran parte del mundo shinobi que había creado aquella ruina en ese país, por supuesto que en cierta forma se sentían culpables.

Debió haber sido alrededor de las cuatro de la tarde cuando avistaron la primera Villa con vida en ella. Pudieron ver a personas caminando hacia la aldea y saliendo de ésta, algunos trabajaban bajo la lluvia construyendo, otros parecían estar volviendo desde los campos de trigos pues sus piernas estaban cubiertas en barro hasta las rodillas. Un grupo de chicas pasó corriendo al lado de ambos cargando hongos calientes en pequeñas canastitas, gritando a todo pulmón "Un hongo por un ryu". La visión de comercio al menos les indicó a ambos que a pesar de la pobreza que se veía a simple vista, esta Villa estaba dispuesta a levantarse.

-Nos detendremos aquí. – Dijo Itachi caminando por la ruta para ingresar. – Obtendremos algo de información en este lugar.

Hinata lo siguió, preguntándose el motivo por el cual Itachi no estaba ocultando la presencia de ambos en ese país. Si estaban haciendo maniobras de espionaje e inteligencia, ¿No habría sido mejor realizarlo en las sombras? De cualquier forma no iba a cuestionarlo, estaba segura que Itachi sabía lo que hacía y ella no tenía la autoridad para decirle que debían esconderse de la mirada de todas esas personas.

Pronto averiguaron que el nombre de ese lugar era "Soragakure", la aldea oculta entre el cielo. Sin embargo, a pesar de su nombre, no era una aldea ninja. Las personas ni si quiera los miraban, asumiendo que eran más de los eventuales viajeros que recorrían ese país en silencio. Los habitantes de Soragakure parecían indemnes a la miseria del resto de aquella nación y estaban realizando sus vidas con normalidad ahí. Itachi esperó ver pobreza, pero se encontró con deseo de prosperidad y sonrisas, niños corriendo bajo la lluvia, mujeres comprando las mercaderías para la cena, hombres cargando herramientas para trabajar en los campos… esa villa se estaba levantando pero nunca la había visto en un mapa si quiera.

Itachi se detuvo en una pequeña tienda que vendía butamans calientes. Le dio una mirada a Hinata y ella asintió entendiendo de inmediato que deseaba que lo revisara con el byakugan. Bajó su rostro y lo ocultó bajó su capucha para que sus ojos no se vieran tan llamativos y escudriñó lo que había ahí dentro.

-Sólo una anciana. – Dijo Hinata desactivando el byakugan e Itachi comenzó a caminar.

-Comeremos aquí. Este tipo de lugares es el mejor cuando se trata de buscar información útil.

El pequeñísimo lugar contaba de cuatro mesas de madera y una estufa, aparte de lo que había atrás de una pared (lo que Itachi asumió sería el resto de la casa de la mujer que vivía ahí). Al ver a la anciana que salió al encuentro de ambos, se percató que se veía cansada pero risueña. El pelinegro estuvo tentado a preguntarle de inmediato qué era lo que estaba sucediendo en ese País para que de un momento a otro, Villas como esa se levantaran como hongos en la lluvia en lugares donde antiguamente no debió haber nada excepto escombros.

-Buenos días jóvenes. – Dijo la señora con amabilidad. - ¿Qué se van a servir?

-Podría traerme un té y algunos butamans por favor. – Le pidió Itachi con amabilidad.

-¿Y usted señorita? – Preguntó la anciana con una sonrisa mirando en dirección a Hinata que aun estaba cubierta por la capucha, su larga cabellera goteando.

La ojiperla la miró con amabilidad. - Lo mismo, por favor.

-Que ojos tan curiosos tiene. – Le dijo, haciendo que tanto Itachi como ella se sintieran de inmediato nerviosos. - ¿Es ciega?

-Sí. – Respondió Itachi por Hinata. – Mi esposa sufre de ceguera desde la niñez. – Las mejillas de Hinata se sonrojaron al escuchar aquello.

-Entonces no deberían caminar bajo la lluvia con ese atuendo, sólo terminarán agarrando un resfriado. Los que no son de este lugar suelen enfermarse con el clima. – Dijo la mujer poniendo las tasas frente a ellos. - ¿De dónde son? Su acento es extranjero pero aun no me decido.

-Somos del País de las Aves. – Si Itachi decía que eran de Konoha a una mujer anciana como ella que aun debería haber tenido el recuerdo de la guerra un tanto fresco, podrían verse envueltos en problemas. – Hasta en nuestra tierra hemos escuchado del ángel de Amegakure. Venimos buscando un milagro que le permita ver a mi esposa nuevamente. – Itachi tomó la mano de Hinata y ella sólo volvió a asentir. Sentía que si abría la boca arruinaría la mentira de Itachi, era tan honesta que cada vez en su vida que había mentido, siempre alguien la descubría.

-El ángel de dios… - susurró la señora sonriendo. – Si hay alguien que puede realizar un milagro como ese, es el ángel. Ella es la que obra a nombre de dios, acabó con la guerra y le dio paz a estos viejos huesos… es una bendición para nuestra tierra. – Hinata no pudo evitar sonreír escuchándola hablar, ¿Cómo era posible que el Ángel de Amegakure del que estaba hablando esa anciana fuese una de las líderes de Akatsuki? - De hecho… - La señora se movió un poco hacia atrás y caminó hasta el mostrador, levantando cosas buscando entre los paños de tela. – ¡Aquí esta! – Tanto Hinata como Itachi levantaron las cejas al ver lo que tenía la anciana entre sus manos, era un angelito de papel. – Toma cariño. - le dijo estirándolo hacia Hinata. Itachi tomó las manos de la joven y las estiró en dirección del papel para que la mujer no sospechara que Hinata podía ver. – Dicen que tener uno de los trabajos del Ángel trae suerte.

-Muchas gracias… - Dijo en un susurró observando la figurita entre sus manos.

-No hay de qué. – Respondió con una sonrisa amable. - Les traeré su comida enseguida. Denme esos abrigos para secarlos al lado del fuego.

Hinata notó que Itachi se movía retirándose la capa así que lo imitó. Si él no encontraba todo ese asunto sospechoso, no tenía por qué dudar tampoco.

La anciana volvió con una bandeja con té y les sirvió un plato con dos butamans frente a ellos. Bebieron el líquido caliente en silencio, pero agradecidos de poder calentar el cuerpo con algo así. Itachi le entregó un butaman a Hinata y ambos comieron sin muchas palabras, dándose miradas en que entendían que algo raro estaba pasando, todo parecía demasiado normal, lejos de lo que venían observando por el camino por dos días ya...

-Que tranquilo es este lugar… - Comentó Hinata intentando no mover los ojos.

-Lo es. – Dijo la anciana con una sonrisa. – Desde que Pain-sama tomó el control de Amegakure todo a su alrededor se ha vuelto pacífico. Bendito sea su nombre.

-¿Pain-sama? – Preguntó Itachi tomando interés en la conversación. Era la primera vez que ese nombre surgía y ni si quiera estaba en los informes de Anko. Aquello se le hizo sospechoso.

-Sí… Pain-sama. Nuestro Ángel trabaja para él. Pasé décadas huyendo y atemorizada, siempre durmiendo con un ojo abierto esperando que esos criminales de Konoha vinieran por mis hijos, pero desde que Pain-sama tomó el control de este país… he podido vivir en paz. – La mujer sonrió y juntó sus manos como en una plegaria.

Itachi supo que no podía seguir preguntándole o sonaría demasiado sospechoso. En cambio sonrió de vuelta y también juntó sus manos con una sonrisa. – Recemos porque muchos años más de paz le sigan.

-Que los dioses te oigan, hijo. – Asintió la mujer mientras Itachi ponía unas monedas en la mesa.

Cuando terminaron se pusieron sus abrigos y siguieron caminando por las calles de Soragakure. Compraron gorros triangulares de paja para protegerse de la lluvia en los puestos callejeros. Todos parecían utilizarlos en ese lugar de cualquier forma, por lo cual no llamarían mucho la atención. Averiguaron conversando con el vendedor que Pain y el Ángel vivían en Amegakure y que nunca se mostraban. El vendedor se mostró reacio a hablar, por lo cual Itachi utilizó su sharingan en él para ver lo que estaba escondiéndole. Entonces vio que de vez en cuando, soldados de Pain, Shinobis que se habían rebelado contra Hanzou de la Salamandra, se hospedaban en la Villa cuando salían de misiones. Incluso supo en algunas ocasiones "miembros" de Akatsuki se detenían en la villa, siempre viajando de dos… pudo ver imágenes de personas en el libro bingo en la mente de ese hombre y confirmó las sospechas que tenían en Konoha de que esos criminales nunca se quedaban quietos sino que viajaban por el mundo de a dos… ¿Pero que estaban buscando en Amegakure, un lugar sin riqueza ni fama alguna? Todos en ese lugar alababan a Pain-sama y al Ángel como entes pacificadores que habían traído una nueva era al País de la Lluvia, ¿Por qué personas así se estaría uniendo a los criminales más buscados por el resto de los países?

Hinata lo seguía con pasos cortos mientras que él caminaba con toda la calma del mundo, escuchando a las personas hablar sobre cosas triviales y sin mucho importancia para su misión, excepto del hecho que el nombre de "Pain-sama" se repetía una y otra vez.

Se detuvieron en una tienda de dangos e Itachi notó nuevamente la figura del Ángel que la señora le había dado a Hinata colgando en el negocio. Las personas parecían venerar la figura de un ser angelical al servicio de un dios y por lo que había escuchado en su recorrido por las calles, este dios era Pain. ¿De qué tipo de hombre se trataría?

-Por casualidad, ¿Usted sabrá dónde puedo encontrar al Ángel de Amegakure? – Preguntó Itachi dándole un mordisco a su dango mientras le pagaba a la señorita que lo miraba sonrojada.

La mujer negó con algo de miedo mirando para todos lados. – Todo acerca de ella es un misterio. Ni Dios ni el Ángel se dejan ver muy seguido. – Itachi suspiró.

-Gracias. – Dijo entregándole las monedas.

Siguieron caminando por la calle, Hinata mirando a Itachi queriendo saber qué era lo que estaba pasando por su mente. Se veía más serio que de costumbre, lo cual la comenzaba a preocupar.

-Escuche atentamente lo que le diré y no muestre ninguna reacción al respecto. – Dijo Itachi de pronto. – Algo nos está siguiendo hace cinco minutos. No se hace cuanto lo estará haciendo. Tan sólo hace ese tiempo se dejó ver sobre la tierra. Por favor, active el byakugan y dígame qué ve.

-Sí Taicho… - Le respondió Hinata activando el byakugan. – No veo nada…- Respondió Hinata preocupada.

-Siga caminando, y no mire atrás. – Dijo Itachi haciendo lo mismo. Ambos se dirigían lentamente a la entrada de la aldea.

Comenzaron a salir por la entrada principal cuando Hinata lo vio.

-Acaba de salir de la superficie, 90 metros al noreste de usted. – Dijo sorprendida.

- ¿Qué es? – Preguntó Itachi.

-Es… es un hombre pero… no lo es. – Hinata no podía describirlo, su chakra era extraño, se dividía justo en la mitad en un ente oscuro y uno claro, al igual que su corriente de chakra que parecía completamente independiente de un lado al otro. – Tiene una especie de planta alrededor de la cabeza, está dividido en dos, como si fuera dos personas diferentes en una. Son dos firmas de chakra completamente distintas recorriendo cada mitad de su cuerpo.

Itachi suspiró pesadamente. - Ya saben que estamos aquí. – Dijo un tanto abnegado. – Utilizaré la formación F que practicamos en…

-Itachi-kun, hay algo más. – Le indicó Hinata sintiendo que entraba en pánico – La lluvia está cambiando de color… Hay… hay algo extraño en ella. Pareciera ser chakra, aunque no estoy muy segura…

Itachi activó el sharingan y se dedicó a observar también. – Sí, es chakra. Su color es particular… nunca antes había visto un tono así cubriendo un área tan extensa. – Aquello le indicaba justamente que tan peligrosos eran aquellos que vivían en ese lugar.

De pronto la lluvia se detuvo y ambos pudieron observar que el cielo se abría. Un arcoíris se mostraba sobre la triste ciudad e Itachi supo que algo malo estaba ocurriendo. Su primer instinto fue el de proteger de alguna manera a Hinata, pero si ambos huían eso mostraría que sus intenciones no eran las mejores. Por otro lado, si se quedaban ahí estaban arriesgando que los atacaran abiertamente, pues no cabía duda en Itachi que ellos de una forma u otra ya estaban enterados de que iban en camino a ese lugar, la pregunta era cómo, Hinata había mantenido el byakugan activo la mayoría de su tiempo ahí y no había visto nada extraño hasta el momento de entrar en esa aldea. ¿Qué jutsu estarían utilizando para poder escabullirse del byakugan?

Sin embargo, si los hubiesen querido atacar, ¿Por qué no hacerlo desde el comienzo? ¿Qué era que querían que vieran en esa ciudad para dejarles libre el paso hasta ese punto?

-¿Por qué no nos atacan? – Preguntó Itachi en voz alta. Hinata no dijo nada, sólo se mantuvo atenta con el byakugan activado, cuando de pronto el cielo comenzó a cubrirse de algo que volaba suavemente en su dirección. - ¿Mariposas? Hinata-san.

-Tienen chakra pero no es animal… d-diría que es papel siendo manipulado por alguna especie de ninjutsu. - Y entonces Itachi lo notó.

-Hinata-san, manténgase cerca todo el tiempo, esto será complicado. – El papel se acercaba a ellos, las aspas negras dentro de sus ojos rojos comenzaron a girar activando el mangekyo sharingan. Sabía que pagaría un precio alto por usarlo pero había al menos dos enemigos en ese campo de batalla en que acababan de entrar.

Las mariposas los rodearon al mismo tiempo en que Itachi activó su técnica más poderosa, el susano'o. Alcanzó a tomar del brazo de Hinata para meterla dentro de un rango en que su técnica la pudiera proteger cuando todo a su alrededor explotó. Ambos escucharon como cientos o tal vez miles de sellos explosivos hacían añicos las afueras de la ciudad con ellos en medio de todo.

-¿Estás bien? – Le preguntó Itachi con calma entre el sonido de las explosiones.

-Arriba de nosotros. – Dijo Hinata utilizando el byakugan para ver más allá de las explosiones que comenzaban a desarrollarse. – Hay una mujer flotando con gigantescas alas… de papel.

-El ángel de Amegakure muestra su rostro. – Susurró Itachi. – No puedo utilizar genjutsu si no la veo. Ese es su propósito atacándonos de esta forma.

-Ni yo el puño gentil si…

-No Hinata-san, en este combate el taijutsu será inefectivo. Ella puede volar y nosotros no.

-Itachi-kun, si me acerco a ella puedo…

-Dijiste que serías mis ojos cuando no pudiera ver… necesito que apuntes la dirección exacta en donde está. – Hinata frunció el ceño, inquieta. La idea de que sólo fuera un elemento accesorio en combate la decepcionaba. Pero dejó eso de lado, no importaba si ella era la que atacaba o lo ayudaba a ver con sus ojos, mientras pudiese ser una herramienta al servicio de Itachi se daba por pagada. – Hinata-san, debemos tener calma y analizar su ninjutsu. Si está utilizando papel, debemos neutralizarlo con fuego, agua o alguna sustancia que le impida manipularlo. Todo jutsu tiene un punto débil si tienes la suficiente calma para estudiarlo y contrarrestarlo. En este momento ella tiene la ventaja pues no sabemos su forma de atacar, debemos dejar que lo haga para que nos muestre de que es capaz.

-Sí, Taicho. - Hinata junto sus manos y formó el primer sello de el Byakugan para luego apuntar con su dedo índice la dirección en que la mujer se encontraba. – 15 metros en esa dirección.

Mientras tanto afuera del Susano'o de Itachi, una hermosa mujer de piel pálida observaba con indiferencia lo que ocurría con ambos y con gran parte de las casas afuera de la Villa. Su cabellera era corta y púrpura, sus ojos afilados pero fríos. Portaba una flor de papel en el lado derecho de su cabeza y un abrigo negro con nubes rojas le cubría todo el cuerpo excepto sus pantorrillas

La mujer miraba la escena flotando en el aire sostenida estáticamente con alas de papel. Algunas hojas flotaban a su alrededor mientras se doblaban como mariposas y seguían acercándose a Itachi y Hinata para explotar a su alrededor. A simple vista, de verdad parecía un ángel.

Sin embargo, una figura avanzó hacia ella saltando en su dirección desde su retaguardia.

-Ese tipo de ataques no servirá conmigo… - Comenzó a decir mientras batía las alas para descender y evitar el golpe que venía hacia ella desde el cielo. Era Itachi quien desde esa posición aprovechaba de lanzar shurikens hacia ella. La mujer se mostró indiferente y seria ante el ataque, desviando los proyectiles con shurikens de papel. Fue entonces que sintió una enorme cantidad de kunais apareciendo desde el Susano'o que desviaban la trayectoria de los shurikens reflectados. – Ya dije que… - Pero no pudo terminar la frase.

- Katon: Hosenka Tsumabeni (Elemento fuego: Uñas de Carmesí Flor de Llamas de Fénix) – Dijo Itachi desde el cielo y sopló fuego hacia los shurikens que habían sido golpeados por los kunais de vuelta en dirección a aquella mujer. El efecto fue casi inmediato, se podía ver como el metal se llenaba de llamas. El Ángel de Amegakure tuvo que volar hacia el suelo para evitar la lluvia de shurikens que la apuntaban desde todas direcciones, momento preciso en que el verdadero Itachi Uchiha salió del Susano'o dejando a Hinata dentro de él. - Katon: Gokakyu no Jutsu (Gran Bola de Fuego).

Los ojos de la mujer se abrieron de par en par pues no tenía una dirección en donde escapar del fuego. Desde abajo venía una gigantesca bola de juego y desde todas las demás direcciones desde arriba se acercaban una lluvia de shurikens predidos de fuego.

Parecía que todo había acabado para el ángel de papel cuando una figura se interpuso entre ella y las llamas, estirando su mano y extinguiendo por completo el fuego y los shurikens, como si éstos hubiese sido tragado por un agujero en el aire.

Ambos cayeron al suelo frente a Itachi, mientras que el clon de sombras del Uchiha caía atrás de ambos. Los labios del joven se despegaron cuando notó quien había salvado a la mujer de ser quemada hasta las cenizas. Su máscara había cambiado, pero era el mismo signo de chakra.

Itachi se quedó parado con calma. Sabía que estaba en ventaja frente a esa mujer que utilizaba papel, el Clan Uchiha era el dueño del fuego, se especializaban en ese tipo de jutsus desde tiempos inmemorables… pero que ese enmascarado hubiese logrado desviar su ataque al limbo hizo que campanas de alerta sonaran dentro de él. Recordaba aquella técnica. Debajo de esa máscara… podía ver el sharingan.

- ¿Tú de nuevo? – Preguntó con indiferencia. - Pensé que Shisui y yo te habíamos asustado lo suficiente la última vez que te vimos.

-Creo haberte dicho que tuvieses cuidado, Konan. Este chico es el mejor de su generación y también es un Uchiha. – Dijo el enmascarado. – Si su amaterasu te atrapa, estás muerta. Ni si quiera yo podría salvarte.

-¿Qué haces aquí?... – Le preguntó Konan con simpleza. Su voz era suave y melodiosa, tal vez una de las más bellas que Itachi había escuchado hasta ese momento, pero reconoció en aquellos ojos la melancolía y tristeza de muchos años acumulados. – Nagato te dijo que nos encargaríamos de este asunto personalmente.

-¿Eres tú a quien llaman Pain-sama? – Preguntó Itachi de inmediato, no iba a perder más tiempo. Si era quien creía que era, no tenía caso si quiera luchar. No sin Shisui ahí.

-Se podría decir que sí. – Respondió el hombre con una voz ronca.

Entre más lo miraba, más recuerdos volvían a él… de aquellos que no lo dejaban dormir, de aquellos que sentía le quemaban el pecho y no lo dejaban respirar. Comenzó a toser y extrañamente pudo sentir el sabor metálico de la sangre en su boca.

-Susano'o… Es increíble que pudieses despertar esta técnica. – Dijo el enmascarado. – Has avanzado mucho desde la última vez que nos vimos. No esperaba menos del hombre que heredó mis mejores atributos dentro del Clan Uchiha.

-¿Por qué hemos sido atacados si lo que desean es conversar conmigo? – Preguntó Itachi sin moverse, con toda la calma del mundo ignorando la preocupación de sentir sangre en su boca. Cada vez que utilizaba esa técnica terminaba agotadísimo y enfermizo.

-Yo no he ordenado que se te ataque. – Dijo el hombre con algo de gracia. – Cálmate, libera esa técnica, te está consumiendo. Ya te dije que no voy a luchar contigo, sólo quiero que me escuches.

-La que te ataqué fui yo. Debía asegurarme que realmente eres el cuervo del sharingan. – Dijo Konan con suavidad. – No gastaría mi tiempo conversando con un shinobi de Konoha a menos que seas la mitad de lo que dicen.

Itachi comenzó a hacer sellos de manos, sin embargo se quedó completamente sorprendido cuando el enmascarado quedó justo a su lado y le tomó la muñeca con fuerza. ¿En qué momento se había movido? ¿Qué tan rápido era este sujeto?

El cuerpo de Itachi se deshizo en cuervos. Fue entonces que el clon apareció justo atrás de Konan poniendo un kunai en su cuello. La mujer también pareció sorprendida de su velocidad, pero no se movió, sólo lo miró de reojo preguntándose por qué no la había atravesado de lado a lado.

– Creo que al ver mis ojos entiendes lo inútil que sería enfrentarte a mí. – Agregó al enmascarado dándose la vuelta para ver que atrás de Konan y el clon, aparecía nuevamente Itachi. – También poseo el mangekyo sharingan.

- Nadie sabe mejor los defectos del sharingan que otro Uchiha. Nuestro dojutsu es un arma shinobi y cualquier arma es sólo tan fuerte como el usuario que la porta. – Itachi no dejaría que lo intimidaran. – La última vez te demostramos eso.

-Oh… sí… algo recuerdo de nuestro último encuentro. – Dijo el sujeto con gracia. – Lamentablemente, Shisui Uchiha no se encuentra aquí. Y… serías muy ingenuo si creyeras que sigo tan débil como la última vez que nos vimos. Además, creo que es evidente quien ganaría si nos enfrentamos ya que gran parte de tu concentración se iría en proteger a tu compañera. Estoy en ventaja, yo no necesito proteger a Konan de ti. Puedes matarla si así lo prefieres.

Si Itachi se mostraba intimidado, aunque fuese un poco, ese hombre aprovecharía de su falta de confianza para chantajearlo tal como lo había intentando hacer la última vez.

- ¿Aun sigues con esa idea de destruir Konoha y al Clan Uchiha? – Le preguntó.

-Te han llamado un genio toda la vida, creo que deberías saber la respuesta de ello sin si quiera preguntarlo. – Comentó el hombre con gracia, acercándose un paso en dirección a él. - ¿Por qué no está Pain aquí? – Cuestionó mirando a Konan.

-El byakugan no le agrada, puede revelar su secreto. – Respondió la mujer con un suspiro, aun mirando de reojo a Itachi. No estaba segura si podría deshacerse en cientos de papeles antes de que Itachi le atravesara el cuello y aun de haberlo hecho, ¿Qué impedía que Itachi la hiciera cenizas con el amaterasu?

-Cierto. – Asintió el enmascarado. – Bueno, ¿Qué se le va a hacer?

-¿Qué deseas conmigo? – Preguntó Itachi con indiferencia. –Te escucharé si haces que esa mujer y el hombre planta se retiren.

El enmascarado suspiró visiblemente irritado. - ¿También viste a Zetsu? Sorprendente. Sí que es molesto ese byakugan… pero ni modo. - Subió las manos rindiéndose y riendo. –Konan, Zetsu, vuelvan a Amegakure. Yo me encargaré de este asunto. Es una cuestión de familia.

Konan se deshizo en cientos de papeles que luego se doblaron hasta volverse mariposas, extendiéndose por todo el lugar hasta desaparecer.

-¿Hay alguien más cerca? – Le preguntó Itachi a Hinata quien aun se encontraba dentro del susano'o, protegida por una mano esquelética y translucida.

-No. – Respondió Hinata concentrándose en ver cualquier pequeño detalle por al menos un kilometro.

-Bien. Habla. – Prosiguió Itachi desactivando el Susano'o. Hinata permaneció en la misma posición a unos 4 metros atrás del enmascarado.

-Quiero que ingreses en mi organización. – Lo dijo tan directamente que Itachi sintió que se le hacía un nudo en la garganta.

-¿Y qué se supone que quieres que haga dentro de ella? – Le preguntó.

-Deseo tus ojos a mi servicio. – Respondió saltando hacia atrás y tomando a Hinata del cuello, levantándola del suelo. - Verás, hay algunas cosas que debo hacer y para ello necesito personal a mi servicio. – El movimiento fue tan rápido que ninguno de los shinobis de Konoha hizo algo al respecto.

-Dijiste que no deseabas pelear. - Itachi no mostró reacción alguna.

-Corrección… dije que no deseaba pelear contigo... – Dijo divertido. - Itachi… ¿Ves la encrucijada de tu situación? Si no te unes a nosotros, no tendré más remedio que matarte a ti y a esa chica.

Las manos de Hinata subieron hacia las del enmascarado que sostenía su cuello y comenzó a lugar y moverse. El sujeto no se inmutó.

-Ella no significa nada para mí, fui obligado a traerla por el byakugan. Adelante, puedes matarla. – Dijo Itachi sin mirar a su compañera. – Tú lo dijiste, es sólo una molestia para luchar contra ti.

El enmascarado lo miró fijamente con su único ojo visible, cuestionándose si Itachi estaba blufeando o si de verdad esa chica no le interesaba en lo absoluto. Se enfocó en mirarlo, intentar obtener alguna reacción de su parte, pero cuando no la encontró supo que quizás Itachi Uchiha no estaba mintiendo.

– Esa frialdad… es justo lo que necesito. Alguien con las agallas para terminar algo que comencé hace mucho tiempo. – Si Itachi hubiese visto debajo de la máscara del hombre se habría dado cuenta que sonreía.

-¿Destruir Konoha y al clan Uchiha? – Le preguntó nuevamente. De aquello habían conversado la última vez que estuvieron uno frente al otro. – Creo que sabes la respuesta que te daré si eso es lo que propones.

-¿Sabes por qué quería verte cara a cara, Itachi Uchiha? – Le preguntó el hombre apretando aun más fuerte el cuello de Hinata quien estaba dejando de patalear en el aire, era como si ya no le quedara fuerza para luchar. – Eres un Uchiha que no sabe nada de esa Villa ni de nuestra historia. Amas a Konoha más de lo que deberías, ¡Y por qué! ¿Qué te ha dado Konoha a cambio?

-Si tienes un punto te sugiero que llegues a él. – Dijo Itachi impasible.

- Tienes habilidades con las cuales ni si quiera puedo soñar… el amaterasu es una de ellas. Eres quien más ha heredado mi fuerza en todos los años que llevo oculto tras esta máscara. Podrías ser incluso más fuerte que mi hermano menor… Pero sigues siendo sólo un niño estúpido que no sabe quien fundó la Villa y el precio que tuvo que pagar por ello. – Itachi no se movió, pero al notar que las manos de Hinata estaban aflojando lentamente supo que no le quedaba tiempo. – No sabes nada de tu propia familia, tu linaje ni la sangre que se tuvo que derramar para proteger al clan.

-Quizás eso sea cierto. No sé mucho del clan Uchiha. Pero no creo que tú seas la persona adecuada para educarme al respecto, después de todo eres sólo un ninja renegado que se esconde atrás de una máscara. – Quizás con eso Itachi lo tentara lo suficiente como para que se la quitara y pudiese saber de quién se trataba ese miembro del clan con tanto odio a Konoha y con tan particulares habilidades.

-Soy más que un ninja renegado. - Dijo con amargura. Las manos de Hinata cayeron pesadas hacia el suelo. Al darse cuenta que ya no lucharía contra él, la soltó lanzándola en dirección a Itachi. La joven rodó por el piso hasta llegar frente a él, completamente inmovil. - Soy Madara Uchiha. Destruiré Konoha. Destruiré al clan Uchiha por su traición. Todos los que alguna vez me dieron la espalda caerán a mis pies…Únete a mi o muere con ellos.

Itachi vio como Hinata caía a sus pies sin moverse. - ¿Eso es todo lo que querías decirme?

-Tengo el leve presentimiento de que entiendes la gravedad de mis palabras. – Dijo con gracia. - ¿Vienes conmigo a Amegakure o volverás a Konoha?

Itachi no se movió pero algo curioso comenzó a ocurrir. La figura de la joven Hyuga comenzó a deshacerse en cientos de cuervos al igual que la de Itachi Uchiha.

-¿Genjutsu? – Dijo sonriendo. Una vez más Itachi Uchiha había demostrado por qué le era tan interesante. Ojos aun mejores que los suyos cuando se trataba de genjutsu eran difíciles de encontrar, sólo podía pensar en una persona además de Itachi que lo podría superar en aquello… y ese era Shisui Uchiha, su último encuentro con ambos en Konoha se lo demostraba. – Claro, por ello hizo que me deshiciera de Konan y Zetsu. – El hombre se sermoneó mentalmente. ¿Cuánto llevaría dentro de un genjutsu? ¿Dónde estarían Itachi y Hinata ahora?

Suspiró sonriendo mientras deshacía el genjutsu. ¿Cuánto tiempo llevaría ahí parado, solo? No lo supo.

-Se fue hace unos minutos. – Una voz ronca y rasposa habló desde atrás, mientras una figura salía de la tierra como si se tratara de líquido y no solido. Su cuerpo era blanco y negro, su cabello verde, y una planta crecía a su alrededor. – Intenté liberarte del genjutsu pero la chica me detuvo… ¿Irás por ellos?

-No. Ya cumplí mi propósito con él. Supe desde un comienzo que no se uniría a nosotros… su misión es otra. – Respondió acomodándose la máscara.

-¿Y cuál es esa misión? – Preguntó el ser a quien llamaba Zetsu.

-Es simple a decir verdad…Lo único que debe hacer es decir que estoy vivo. Sería muy fácil destruir a mi antiguo clan si no supieran lo que les espera.

-Tengo el presentimiento de que hay más. Por algo no mataste a esa chica que lo acompañaba.

-Lo hay. – Dijo el enmascarado. – Pero eso es un asunto familiar.
Siento mucho pero tuve que cortar el cap en 2 porque... Esto no te deja subir tanto caracteres...

Para la parte 2 ir acá...
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Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. Las imagenes no son mias, son del anime :D (I REGRET NOTHING)
© 2012 - 2024 Sasha545
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AikoDUchiha's avatar
Aaaahh..m voy corriendo a la otra parte....muuuuuuuuuuuuuuuuuuy bueno....n//////n