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Love Is - ItaHina - Capitulo 7 parte 2 (2)

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Desde el momento en que había desactivado el susano'o Itachi Uchiha utilizó genjutsu en ese sujeto, escuchando todo lo que ese hombre tenía que decir. Sin embargo, en el mundo que Itachi creaba era el dueño y señor del tiempo y la materia. No había ido tan lejos como para utilizar el tsukuyomi en ese sujeto enmascarado, pero un genjutsu manipulado de forma adecuada lograría engañarlo.

A pesar de que conversaron bastante en el genjutsu, en la realidad, ambos estaban completamente inmóviles.

Hinata supo lo que debía hacer en ese momento, tenía que matar a ese hombre enmascarado. Itachi le había dado la oportunidad de hacerlo, de eso se trataba la formación F. Sacó un kunai lista para su cometido pero antes de que pudiese hacer nada, vio como salía de la tierra aquel ser que había estado observando tan sólo unos minutos antes, ¿Cómo era posible que se hubiese escabullido de su byakugan nuevamente? ¿Era eso si quiera real?

No tuvo tiempo de pensar, sólo se abalanzó contra él cuando lo vio acercarse a Itachi. Sus palmas se llenaron de chakra y arremetió con fuerza contra el cuerpo del individuo logrando darle un golpe directo en parte de su mano. Pero a pesar de estar utilizando el byakugan, ni si quiera podía ver los tenketsus de su cuerpo; las corrientes de chakra eran extrañas, se encontraban en lugares en donde no tenía mucho sentido que estuviesen, tanto así que muchos de los órganos que cualquier ser humano necesitaría para vivir no estaban presentes en él.

Lo golpeó con sus palmas en el espacio que asumió sería su pecho y vio como el hombre recibía el golpe dividiéndose en dos. Una de las figuras desapareció bajo la tierra mientras que la otra, completamente blanca y desnuda, se acercaba hacia ella con rapidez.

El clon intentó golpearla y Hinata se defendió alzando su palma para que no alcanzara su pecho. Sin embargo, al momento en que la tocó sintió simultáneamente en toda la longitud de su brazo espinas se clavaban en su cuerpo, como si acabara de golpear un arbusto. No lo dolió, y eso fue lo extraño, había sentido perfectamente como aquello entró en su piel. Junto ambas palmas y volvió a golpearlo en el abdomen, haciendo que ese clon blanco cayera varios metros más atrás sin que se volviera a parar… su vida lo había abandonado y ahora era sólo un cadáver de masa blanca. Sin embargo, Hinata escuchó a Itachi decir "Amaterasu" y el clon comenzó a arder en fuego negro.

-¿Estás bien? – Le preguntó Itachi sin mirarla, tapando uno de sus ojos con una palma, respirando con dificultad.

-Sí. – Respondió Hinata mirando su brazo sin notar nada raro.

-El mensaje, escribe lo que te diré. – Le ordenó.

Se agachó levemente, sosteniéndose con sus palmas sobre sus muslos intentando mantenerse de pie sin quitarle los ojos de encima al sujeto enmascarado. Una gruesa lágrima de sangre corría por mejilla, tosiendo, hasta el punto en que su mangekyo se desactivo. Hinata miró su condición preocupada, pero asintió sacando el pergamino y mordiéndose un dedo para obtener sangre para escribir. El cuervo de Itachi apareció al momento en que Hinata rompió el sello y se posó en su nombro.

– Misión fallida. – Dijo Itachi con esfuerzo. - Madara Uchiha sigue vivo.

Hinata estaba escribiendo con su dedo, preguntándose quién sería Madara Uchiha cuando de pronto, cuando estaba escribiendo "Madara" su mano perdió sensibilidad y cayó pesadamente por su costado.

Hinata no sentía el brazo, pero aquello no importaba, se mordió el dedo índice de la mano izquierda para terminar su mensaje como pudo y lo selló en la pierna del cuervo. Éste se echó a volar y desapareció pronto de la vista de ambos.

-Nos vamos. No hay caso con que intentemos eliminarlo en este momento… posee una técnica que le permite que cualquier cosa pase a través de él. Necesito de Shisui para derrotarlo y ni si quiera así creo que sería posible hacerlo. –Dijo Itachi sujetando su mano.

Hinata comenzó a sentir frío y ver que había sangre en los labios de Itachi la hizo preocuparse aun más, sin embargo no pudo decir nada pues antes de que tuviese la oportunidad de interrumpir… ambas figuras desaparecieron en un sinfín de cuervos que se mesclaron en el cielo junto con el que llevaba el mensaje.



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Cuando Hinata volvió a recuperar la noción de la realidad estaba sobre los brazos de Itachi, su capitán la estaba cargando, corriendo bajo la lluvia. Hinata lo miró desde su posición viendo su rostro cubierto en manchas de sangre que se diluían con la lluvia.

¿En qué momento había resultado herido? ¿Sería ese el efecto de usar algo tan poderoso como esa técnica con que la había protegido? No lo sabía, pero no quiso preguntarlo. Más bien, le dio miedo hacerlo.

-¿I..Itachi-taicho? – Preguntó Hinata entrecerrando los ojos. Las gotas de lluvia estaban cayendo en su rostro, impidiéndole ver con claridad, o tal vez… su visión le estaba comenzando a fallar.

-¿Estás bien? – Le preguntó al notar como sus cejas temblaban.

-No lo sé… - Susurró Hinata, se comenzaba a sentir mareada por algún motivo. Seguramente Zetsu le había hecho algo. – Mi brazo… - Susurró sin poder sentirlo aun.

-Está sangrando. Zetsu te debió herir cuando te defendiste de su clon blanco. – Dijo Itachi sin detenerse.

-Debo vendarlo… debo… de lo contrario nos seguirán y…

- Pueden seguirnos sin que si quiera lo sepamos. Zetsu debe tener un tipo de técnica que le permite moverse a gran velocidad bajo tierra sin ser visto ni detectado. – Itachi la miró preocupado al verla luchando por mantener los ojos abiertos. – Lo siento… debí ser un mejor capitán y mantenerte a salvo. Necesito detenerme un momento. – Dijo Itachi dejando de correr.

No sabía que tan lejos ya estaban de Soragakure. Había corrido alrededor de diez minutos pero si no paraba podía colapsar también. Había utilizado una técnica que siempre le cobraba caro después de emplearse, tanto así que apenas lograba distinguir los pastizales mientras corría, era como si su visión se fuese apagando lentamente. No era un secreto ni para él ni para Shisui que utilizar el mangekyo significaba una caída lenta hacia la oscuridad. Por ello su primo prácticamente no usaba sus poderes oculares, él en cambio las había tenido que utilizar en más ocasiones de lo que le hubiese gustado. Sabía que eventualmente se quedaría ciego.

Depositó a Hinata en el suelo y se tomó el pecho, volviendo a toser y a sentir ese sabor metálico en su boca… ¿Qué era lo que le estaba ocurriendo? ¿Se habría sobre exigido demasiado esta vez?

Arrodillado entre los juncos con ella recostada frente a él, intentó detener los tosidos y sacar el kit medico que había obtenido de parte de Nekobaa-sama. Hinata lo miraba con los ojos entrecerrados, pestañando con pesar. Itachi no se inmutó cuando abrió su capa bajando el cierre para luego hacer lo mismo con su polerón lila. La joven se sonrojó levemente mirándolo a los ojos, pero no le dijo nada ni se lo impidió, dejando que las manos de Itachi recorrieran su torso.

-¿Sientes cuando te toco? – Le preguntó, para comenzar a descartar cosas. Era claro que estaba bajo el efecto de algún tipo de veneno. Hinata asintió con el rostro, fijándose que las manos de Itachi estaban cubiertas en sangre también, ¿Estaba tosiendo sangre? ¿Era de ahí donde provenía las manchas en sus labios? - ¿Qué tal aquí? – Le preguntó poniendo delicadamente sus dedos en el centro de su pecho. Hinata volvió a asentir, su corazón comenzó a acelerarse por algún motivo. Las manos de Itachi recorrieron su clavícula hasta su hombro derecho y sus yemas la apretaron levemente. - ¿Y acá? ¿Lo sientes?

-Sí… - Respondió casi en un susurro, sin dejar de mirarlo a los ojos.

-¿Sientes cuando toco tu brazo? – Le preguntó tocándola sobre la tela blanquecina de su polerón.

-No… - Respondió Hinata. – No siento mi brazo.

Itachi frunció el ceño con seriedad y sacó un kunai, cortando de golpe la tela del polerón y también de la camiseta de mallas que Hinata portaba bajo ésta. Fue entonces que notó alrededor de 5 agujeros en su piel, todos de color purpura. Sin duda era veneno.

-No te muevas para que el veneno no se siga expandiendo. – Le indicó Itachi repasando mentalmente todo lo que había aprendido en la academia sobre veneno. Era usual que los ninjas del país del agua utilizaran armas envenenadas pero en lo particular él nunca había sufrido ese tipo de ataques. Debía ser cuidadoso, fuera lo que fuera aquel veneno no se veía muy bien por el color que estaba tomando la piel de Hinata y por la sangre que seguía saliendo de ella de forma lenta pero continua. - Debe ser un método de defensa para que un ninja no pueda formar sellos.

Acercó el brazo de Hinata a sus labios y comenzó a succionar. Si había la mínima posibilidad de que el veneno no se hubiese expandido por su torrente sanguíneo sino que sólo estuviese en ese sector, aun había tiempo de extraérselo de esa forma. Al menos eso enseñaban en la academia, y eso había hecho cada vez que algún compañero era herido de esa forma. Sin embargo, mientras mantenía la piel de Hinata sobre sus labios, algo en su estómago comenzó a revolverse… Si Zetsu la había logrado lastimar fue precisamente porque ella se había interpuesto para protegerlo mientras estaba utilizando genjutsu en Madara. Había arriesgado su vida por cuidarle la espalda… lo mínimo que podía hacer ahora era recomponerse lo más rápido posible y llevarla a algún lugar donde la pudiesen atender. Él no era un ninja médico.

Escupió lo que succionó y miró en dirección a Hinata sólo para descubrir que había cerrado los ojos. Ese veneno la estaba afectado; podía sentir su dificultad para respirar, la forma en que estaba tiritando y el leve rubor en sus mejillas, no de timidez, sino de fiebre.

Debía sacarla de la lluvia y ponerla a salvo, pero no tenía fuerzas para ello. Activar el mangekyo, utilizar el amaterasu y además el susano'o había sido extenuante y hasta la visión se le nublaba. Respiró profundamente un par de veces y la tomó nuevamente entre sus brazos levantándola del suelo y caminando con ella entre los pastizales. Buscaría un lugar para lograr estabilizarla, pasara lo que pasara.

El tormento de Itachi Uchiha comenzó mientras llegaba la noche y aun no podía encontrar nada excepto pastizales. Veía como Hinata Hyuga decaía cada vez más, apagándose la calidez de su alegría justo entre sus brazos. Entre la lluvia y el viento siguió avanzando pensando que en cualquier momento ella podría morir o él colapsar. Sin embargo, no había tiempo para seguir gastando meditando sobre aquello. Si había si quiera una mínima posibilidad de ponerla a salvo tenía que tomarla.

Cuando el alba apareció y pudo ver el rostro de su compañera nuevamente, notó que los colores estaban abandonándola. La miró con gravedad, sabiendo que si no se detenía y la sacaba de la lluvia… Hinata moriría. No había que ser un experto para notarlo, sobre todo por la forma en que estaba tiritando entre sus brazos.

Caminó otras dos horas cuando vio una construcción abandonada. No era una casa, más bien parecía que en alguna ocasión aquello podía haber sido un puente que había sido volado en pedazos. Pero eso significaba que cerca de ahí, podría aun existir restos de civilización. Si tenía suerte, incluso una casa habitada en donde pudiera pedir alimento para su compañera.

Sin embargo, después de caminar otra hora con ella en brazos no encontró nada. Comenzó a sentir frustración, algo que Itachi Uchiha había experimentado pocas veces en su vida. Por lo general, nunca fracasaba cuando fijaba una meta. No obstante, en esta ocasión, sus habilidades propias no tenían nada que tocar en el asunto.

"La suerte también es parte de las habilidades de un shinobi." Pudo escuchar la voz de Gai en su mente. Si se mantenía calmado… encontraría un lugar. Sólo debía ser paciente.

Su suerte comenzó a cambiar a medio día cuando notó un conjunto de tres casas en medio del páramo. Estaban abandonadas también o al menos eso pensó cuando se acercó. Las condiciones en que se encontraban eran deplorables. Pateó la puerta con su pierna y entró agradeciendo que el techo estuviese lo suficientemente reparado como para que ese lugar no se estuviese goteando.

Gigante fue su sorpresa cuando encontró niños viviendo dentro de ese lugar.

Uno de ellos salió a recibirlo con un palo en la mano, mirándolo con fiereza. Itachi pensó en activar el sharingan para neutralizarlo, pero en cambio hizo algo que nunca pensó haría. Una de sus rodillas tocó la tierra e inclinó su cabeza ante el pequeño de cabellera azulada.

-Por favor… mi compañera está enferma. Si no encuentro un lugar para protegernos de la lluvia y del frío, morirá.

Más niños salieron de los escondites más insospechados. Comenzaron a cuchichear entre ellos, preguntándose qué hacer. Una joven más grande que el resto, tal vez de unos 12 o 13 años, dio un paso adelante.

-Entréganos tus armas. – Le dijo la chica de cabello rubio y ojos jade mirándolo con seriedad. En un instante su portakunais estaba en el suelo frente a la joven. – Pueden quedarse, pero no tenemos comida para ustedes.

-Está bien. – Dijo Itachi. – Sólo necesito un lugar donde secarnos y prender fuego.

-Mamá, no creo que sea seguro dejar que un ninja se quede… - Dijo el que portaba el palo. – Si la gente de Amegakure se entera que estamos dándole refugio a enemigos nos podrían matar.

-Yo soy la mayor, por lo que yo decidiré que hacer. – Dijo la chica poniendo sus manos en sus caderas y mirando a Itachi con rudeza pero sonrojando y regalándole una sonrisa tímida. – No podemos dejarlo morir. Esta herido… ¿No ves que está sangrando? – Itachi asumió que debía ser las manchas de sangre en sus labios. Había estado tosiendo toda la noche.

No quería pensar en ello. No quería pensar en que rayos estaba sucediéndole a su cuerpo por haber utilizado el mangekyo.

Nunca antes agradeció más que su aspecto atrajese a las jóvenes del sexo opuesto.


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Hinata entreabrió los ojos sin saber donde estaba ni qué hacía ahí. Sintió frío, pero al mismo tiempo calor.

Nunca se había sentido peor en su vida.

Su boca tenía un sabor amargo y se percató del olor a vomito en su cabello. Miró hacia el costado y no encontró nada. Miró hacia arriba con cuidado, acostumbrándose a la luz y notó un techo de madera sobre ella. No reaccionó, pensando que nuevamente se había perdido en un sueño y cerró los ojos volviendo al mundo de la oscuridad. No sentía fuerzas para estar despierta.

Soñó con fuego, con el ruido del agua, con la voz de Itachi Uchiha hablándole. Su voz era reconfortante y muchas veces entre sueños sintió que le acariciaba el rostro. Deseó poder despertar y sujetar su mano contra su mejilla, decirle que sentía mucho haber resultado ser sólo una carga nuevamente.

Pudo escuchar la voz de su padre decirle una y otra vez que era un fracaso, que sólo estorbaba. Pero cada vez que tenía esas pesadillas algo la sacaba de ellas y la tranquilizaba, como un arrullo de cuna.

Veía un hogar cálido cuya entrada estaba cubierta en flores. Caminaba bajo los altos árboles frutales sintiendo el aroma del verano cosquilleándole en la nariz. Nunca miró lo que había atrás, sólo siguió avanzando sabiendo que lo que la esperaba sería más agradable que lo que había dejado. Vio la puerta de la casa y caminó descalza hasta abrirlas de par en par.

Se vio a si misma tejiendo a la luz de una de las ventanas con su estómago abultado. Dejó escapar un gemido de sorpresa ante el rostro lleno de calma y felicidad que esa Hinata le mostraba. La mujer había dejado de tejer y le sonreía de vuelta. Se veía realmente feliz. Se veía completa.

El sonido de las hojas de los árboles moviéndose levemente con el viento le dieron paz, escuchar la risa de los niños dentro de las habitaciones la llenaron de dicha.

Siguió caminando dejando a su alter ego ahí para avanzar a la siguiente habitación, una pequeña cocina en donde lo que más le llamo la atención fueron las galletas en un jarro… Justo como las preparaba mamá… pensó Hinata abriendo las cortinas sobre el lavamano para descubrir en el patio a niños jugando, pequeños y hermosos… no veía sus rostros así como la del hombre que los levantaba en sus hombros para que pudieran alcanzar las manzanas en el gran árbol trasero del cual colgaba un columpio.

-Kaasan… - Hinata escuchó su voz y se dio la vuelta asustada, ¿La estaba llamando a ella? - ¿Puedo ayudarte en algo?

Era un chico. Debería haber tenido diez años, tal vez más, tal vez menos. Su piel era pálida como la suya, sus ojos perlados y lilas. Sin embargo era distinto a Neji, a ella o incluso a Hanabi, sus ojos eran almendrados y afilados, demasiado perceptivos para alguien de su edad, demasiado cálidos y amables para ser un shinobi. Y aun así… había una banda de Konoha en su frente. Su cabello era oscuro y caía en puntas suaves hacia abajo, tenía un aire familiar que la envolvía y la hacía no querer volver a despertar.

-Te amo… - Le susurró Hinata levantando su mano para tocar su rostro. – No te conozco, pero te amo…

Despertó sonriendo. Estaba oscuro. Sintió el suave respirar de Itachi a su lado durmiendo en el suelo, sentando contra la pared. No sabía dónde estaba, pero ver que había fuego ahí dentro le alertó de que algo no estaba bien, ¿Por qué Itachi se habría arriesgado a eso?

¿Dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Por qué sentía que su piel estaba ardiendo? ¿Por qué estaba durmiendo sobre un futón tibio?

-¿Hinata? – La llamó Itachi entreabriendo sus ojos para mirarla y acercarse a ella.

-I..Itachi-kun… - Dijo suavemente, sintiendo que su voz salía rasposa y la garganta la tenía completamente seca.

Fue entonces que Hinata lo notó, pudo ver ahí escrito en sus ojos el consuelo que sentía al verla despierta. La luz de las llamas hacía que su sombra se moviera en tonos anaranjados.

-¿Te sientes mejor? – Le preguntó en un susurro retirando algo de su frente. Sólo en ese momento Hinata notó que tenía un paño húmedo ahí y que Itachi lo estaba sumergiendo en una pequeña fuente con agua. Notó que alrededor de la fuente habían paños ensangrentados y recordó su herida en el brazo.

-Sí… - Respondió mintiendo. Se sentía fatal. - ¿Dónde estamos? – Lo cuestionó nerviosa al notar la habitación en la que se encontraba. Más aun, se extrañó de estar en una cama.

-A un día de distancia de Amegakure. Este es el lugar más aceptable que encontré para detenerme. – Le dijo Itachi volviendo a poner un paño húmedo sobre su frente.

-Gracias… - Le susurró para volver a cerrar los ojos.



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Itachi había perdido la cuenta de los días en que tanto él como ella habían estado en esa habitación. Al comienzo los niños los miraban como invasores, intrusos de los cuales debían temer. Con el pasar de los días aquello comenzó a cambiar. La mayor de las chicas a quienes todos llamaban mamá se llamaba en realidad Hikaru. Fue ella la que se encargó de quebrar su propia palabra y comenzar a llevarles sopa caliente en la noche y mantener un pequeño bracero con fuego para que ambos tuviesen calor.

Sin embargo, cada vez que había intentado alimentar a Hinata, la chica vomitaba lo que comía. Ni si quiera mantenía agua dentro de su organismo. Itachi mantuvo la calma, esperando que algo permaneciera en el estómago de Hinata.

Esa noche su compañera despertó y le dijo algunas palabras para luego volver a dormir. Los chicos que miraban desde la puerta observaron la escena con lástima. Esa noche, cuando Itachi fue a dejar los platos de sopa vacios, notó como todo el grupo estaba en silencio frente a las llamas de la chimenea con las manos juntas.

-¿Qué hacen? – Les preguntó con cansancio.

-Oramos. – Le respondió Hikaru. – Por Hinata-san.

La sexta noche en que Hinata no despertó, se encontró a si mismo rezando también.

Dormía sentado junto al futon que Hikaru había cedido para que la chica descansara. Itachi no sabía realmente como les podría agradecer a esos niños por su amabilidad, pero se prometió a si mismo que algún día volvería a ese lugar para agradecérselos, sin importar el resultado que obtuviera cuando todo aquello acabara.

A veces Hinata comenzaba a gimotear entre pesadillas, la fiebre la consumía y entonces Itachi podía notar que estaba luchando por su vida incluso en sueños. Se acercaba a ella y acariciaba su rostro sosteniendo una de sus manos, susurrándole que todo estaría bien, que era fuerte y que confiaba en que podía vencer esa batalla. Era algo que había aprendido de su madre cada vez que él había estado enfermo. No había gozado de buena salud cuando era sólo un niño. Pensó que tal vez, si Hinata sabía que estaba ahí, volvería a él más rápidamente.

A veces se encontró a si mismo hablándole sobre su vida, en especial acerca de Sasuke y lo orgulloso que estaba de su hermano menor. Otras, le hablaba sobre Shisui y lo mucho que admiraba a su primo a pesar de la cantidad de problemas en que lo metía, casi siempre porque se sentía flechado por alguna joven que le daba poca atención. Incluso le habló de su padre y le confesó que a pesar de todo el daño que le había causado a su familia, lo había logrado perdonar. Le prometió que si despertaba, se encargaría personalmente de hacerla feliz el resto de su vida. Incluso llegó al punto de recordarle que debía despertar pues Naruto no sabía como ella se sentía por él. Debía decírselo… no podía abandonar ese mundo sin que él supiese que una gran mujer lo amaba.

Ocho días después de que llegaran a ese lugar, Hinata volvió a abrir los ojos. No había mucha vida en ella, se veía cansada, deshecha, sus pómulos más visibles de lo normal. Lo miró directamente a los ojos sonriendo e Itachi sintió que el estómago se le contraía.

-¿Voy a morir, verdad? – Le preguntó con amabilidad y dulzura. - Puede decírmelo… no me quebraré.

Itachi le sostuvo la mirada sin pestañar y no se lo ocultó. - Has perdido mucha sangre, vomitas todo lo que intento darte de comer, inclusive el líquido. Si tuviera una aguja te inyectaría… algo… pero sin ese equipo no… no hay mucho… ¿Crees que tengas las fuerzas para aguantar un viaje hasta Konoha? Tal vez ellos tengan un antídoto al veneno que…

-Ambos sa..sabemos que si pu..pudiese viajar en esta con..condición, ya me habrías llevado… - Dijo Hinata suspirando y sonriendo. No le importaba realmente. Por algún motivo se sentía feliz de que él estuviera ahí con ella. – Al menos pude verlos…

-¿Ver qué? – Preguntó Itachi sintiendo un nudo en la garganta.

-Mis hijos… soñé con ellos… - La forma en que le estaba costando hablar y como su pecho subía y bajaba con dificultad lo hizo pensar en lo peor. - Sus risas inundaban todo… sacaban frutas de los árboles en verano. Vivíamos en un lugar con un jardín con flores y un gran árbol de manzanas atrás… y… y había un columpio colgando… y mi hijo mayor era un shinobi también… era…

-Tendrás todo eso. – Le dijo Itachi poniendo un paño húmedo en su frente y sacando algunos cabellos que se habían pegado a sus mejillas. - Debes ser fuerte. Naruto querría que fueses fuerte para cumplir ese sueño con él. Volverás a Konoha y serás una gran madre.

Hinata miró a Itachi resignada, hasta él podía entender que se estaba dando por vencida. Había estado por días sufriendo de fiebre, vómito, convulsiones, dolorosos calambres… era normal que quisiera tener paz, aunque eso significara rendirse antes de que terminara esa pelea.

- Es curioso… Naruto-kun no estaba ahí… - Hinata sonrió. - …que curioso…

Cuando la vio cerrando sus ojos como si se estuviese dando por vencida, Itachi sintió miedo. Se inclinó hacia ella y la sacudió para que no lo hiciera, para que al menos ahora intentara beber agua nuevamente. Aunque la vomitase, algo debía absorber su cuerpo.

El pelinegro apretó el puño lleno de frustración. Había intentado todo a su disposición, en teoría la chica debería haber estado reaccionando a algo pero nada parecía funcionar. No podía llevarla a Konoha ni a Sala del Cielo si estaba en esa condición y tan débil. El viaje la podría terminar matando. Volvió a cambiar el paño de su frente, cosa que la hizo despegar sus párpados y mirarlo nuevamente.

Se estremecía suavemente bajo las capas con que la había tapado, tiritando de frío o de fiebre.

-I..Itachi-kun… - Susurró Hinata con dulzura. - Lo siento… ya no puedo volver a Konoha, ¿Verdad? - Itachi no le respondió, haciendo que Hinata suspirara y se moviera levemente hacia él tomándole la mano con fuerza. – Me hubiese gustado ver la primavera una vez más… es mi época favorita del año. Las… las flores son ideales para… para prensarlas. – Itachi se mantuvo en silencio. - No tengo miedo. – Que le dijera algo como eso hizo que mirara hacia abajo, no podía verla a los ojos si la escuchaba hablar así. - Cuando era una niña… usted me dijo que un shinobi debe saber afrontar la muerte, ¿recuerda? – Itachi asintió sintiendo que algo se quebraba dentro de sí mismo. – Creo que… conocerlo me hizo un poco más fuerte. Usted…me hizo sonreír cuando más lo necesitaba, su…su amabilidad me hizo sentir que alguien me veía aunque fuese invisible para todos los demás. Gracias, Itachi Uchiha… - Sintió la mano de Hinata aferrando la suya, ¿Estaba despidiéndose? - Fue un honor haber podido tener una misión…aunque fuese una vez… contigo.

-No debería hablar como sí…- Comenzó Itachi intentando controlar ese nudo que no lo dejaba hablar, pero Hinata lo interrumpió con rapidez.

-La muerte es parte de la vida de un shinobi. Itachi-kun, usted me enseñó… eso. Es hora de que vuelva a Konoha. Hizo todo lo posible por mí. – Itachi la miró con los párpados muy abiertos, sin atreverse si quiera a pestañar por miedo a perderse un detalle de lo que estaba pasando. – Tiene que proteger… proteger la villa, Itachi-kun. Tiene que volver a la villa y hacer sonreír a las personas que se acercan a usted, tal como lo hizo conmigo. Y… - Una lágrima recorrió su mejilla. – Dígale a Hanabi-chan… por favor… dígale que… La amaré por siempre.

-Hinata-san… - Dijo Itachi mirándola fijamente.

-¿Sí? – Le preguntó ella con una sonrisa amable.

-¿Qué era eso que deseaba hacer antes de…?



. . . . .

- ¿Cree… cree que voy a morir en una misión?

-La muerte es parte de la vida de un Shinobi. Siempre debemos estar preparados para enfrentarla, recibirla o darla a otros.

– No me gustaría morir sin antes poder…

-¿Poder qué?

-N-nada…Muchas gracias, por… por la man-manzana.

. . . . .




Hinata lo miró con melancolía, como si la pregunta de aquello la hiciera quebrarse en su determinación por dejarlo ir y enfrentar sola la idea de dejar ese mundo. Otra lágrima se escapó desde el borde de su ojo y pudo sentir la mano de Itachi apretando la suya.

-Quería besar a Naruto-kun. – Respondió en un susurro, entendiendo que eso ya nunca sucedería.

Era una lástima, pero incluso así, deseó que el chico con que había soñado tantas veces encontrara felicidad, nadie se la merecía tanto como él. Se despidió de ese recuerdo también, dejándolo ir…

Entonces pasó algo mágico. Uno de esos momentos que nos definen como personas y que nos permiten acomodar todos los fragmentos que no entendemos en nuestras vidas. El dolor en ella cesó, resignándose por completo a lo que la vida había decidido para ella. Fue en ese instante en que Itachi se inclinó un poco más cerca de su rostro, tomándola las mejillas y mirándola fijamente a los ojos. Algunas hebras de su largo cabello rozó el rostro de Hinata haciéndole imposible pestañar. Eran tan cálidos… aquellos ojos negros y fríos para el mundo, eran cálidos cuando se miraban así, ¿Por qué nadie veía a Itachi Uchiha como ella lo hacía? ¿Por qué estaba tan solo? ¿Por qué un corazón tan amable y gentil como ese no había encontrado aun alguien que lo acompañara?

Sintió su corazón acelerarse, y la respuesta a muchas de sus preguntas llegó a ella.

El hombre que no pudo reconocer en su sueño, que le daba la espalda mientras sostenía a los niños en sus hombros, era Itachi Uchiha.

-No soy Naruto-kun… pero…

No lo dejó terminar. Sólo acercó su rostro levemente eliminando la poca distancia que había entre sus labios.
Me costó muchísimo escribir estos últimos POVS de Hinata T-T! Se me hacían como nudos en la garganta y se me lagrimaban los ojos, no sé si yo soy demasiado sentimental y cursi o era una escena triste hahaha. En fin… es parte de la historia y había que escribirlo. Y como esto era parte del capítulo 7, lo pondré como capitulo 7 parte 2 xDD. Sinceramente no voy a sacrificar ninguna escena de las que estructure para este fic… sobre todo porque sólo me queda la mitad de capítulos ahora para terminarlo =( (Sinceramente no me dan ganas de terminarlo T_T Amo escribir a Itachi y Hinata interactuando, pero bueno…)

En fin! …. No sé qué futuro le depara a Hinata después de esto pero ya veremos… si sigue viva! :D ¿No sería genialoso y loco matar a la protagonista cuando me queda capítulos más? Hahahaha… a lo más juego de tronos! Nunca sabes quién está a salvo muajajaja.

Un beso! :D

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Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Las fotos son del anime.
© 2012 - 2024 Sasha545
Comments32
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itamar29's avatar
Tia me haz hecho llorar como tonta TT_TT enserio, no pare de llorar, me llego ಥ_ಥ llore mucho mucho ಥ_ಥ ಥ_ಥ ಥ_ಥ.