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Love Is - ItaHina - Capitulo 8 (2)

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Sasha545's avatar
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Naruto despertó estornudando esa madrugada. - Maldita lluvia – pensó, lo había hecho enfermar. Sin embargo lo peor no había sido despertar sintiendo que se ahogaba con la comezón en su garganta, sino el hecho de que un gato estaba durmiendo en su cara. Gritó tan fuerte que despertó a Kiba quien le lanzó un cojín en el rostro que terminó de rematar su mala suerte, haciendo que el felino le rasguñara las mejillas.

Se puso su polerón naranja encima; necesitaba buscar a Sakura para que le diera algún medicamente que lo hiciera sentirse mejor. Sin embargo, no llevaba más de unos pasos hacia la puerta cuando su estómago gruñó con fuerza evidenciado que debía comer alguna cosa.

-Me pregunto si habrá agua hirviendo para mi ramen instantáneo… – Dijo en voz alta rascándose la parte posterior de su cabeza mientras caminaba hasta su mochila, tanteándola en la oscuridad y sacando su tan adorado cup ramen.

Caminó por los pasillos y a decir verdad, estuvo perdido alrededor de dos horas. Estaba seguro de que había tomado el camino correcto, sin embargo había terminado completamente desorientado.

Lo peor era la cantidad de gatos que lo seguían, como si llevase pescado o algo así. En un momento determinado sinceramente creyó que toda la manada de felinos lo iba a atacar, cuando para su alivio encontró su camino de vuelta. Juro que nunca más iba a acercarse a un gato si salía de esa ciudad vivo.

Caminó por lo que le pareció horas hasta que pasó por un pasillo en donde las voces le llamaron la atención. Dobló en la esquina y reconoció ese lugar, en una de las habitaciones en el pasillo estaba Sakura con Hinata. Siguió siguiendo las voces por el corredor hasta que encontró una sala. Ahí frente al fuego, Sasuke e Itachi estaban sentados en silencio mirando las brazas de lo que en algún momento debió ser fuego.

-¡Ey! ¡Que bueno que los encuentro! ¡Llevo horas perdido! – Les gritó saludándolos con alegría. - ¿Sabes dónde puedo encontrar agua hirviendo? Necesito comer algo, estoy hambriento. – Nuevamente Naruto estornudó, limpiándose la nariz disimuladamente con la manga de su polerón.

-Debería quedar algo en la tetera Naruto-kun. – Respondió Itachi sin mirarlo con una tasa entre sus manos.

-¡Sí! ¡En tres minutos estarás en mi estómago, delicioso ramen! – Exclamó con felicidad sonriendo de oreja a oreja. Caminó hasta las brazas y retiró la tetera con las pinzas para el fuego.

Fue sólo en ese momento en que notó la hostilidad en la mirada de Sasuke.

-¿Sucede algo? – Le preguntó con curiosidad al ver que lo miraba de reojo. Su ex compañero de equipo no le respondió sólo agudizó su mirada como si en cualquier momento le fuera a gritar. – Deja de verme así, da miedo. – Tapó el ramen y se sentó a esperar los tres minutos.

-¿Volverás conmigo a Konoha? – Le preguntó Sasuke con seriedad a su hermano mayor.

-Deberíamos esperar a Shisui. Debe estar en camino si mi cuervo ya lo encontró. – Dijo Itachi con calma. Era el único en el clan con quien podría enfrentar a la par a Madara Uchiha.

-Tienes razón. – Asintió Sasuke. – Esperaremos por Shisui antes de volver.

-¿Quieren decirme que está pasando? – Preguntó Naruto un tanto irritado.

Ninguno de los hermanos habló, ese asunto era demasiado delicado como para que saliera del clan. Itachi no estaba seguro de la veracidad de las palabras del enmascarado; era tan probable que sí fuese Madara Uchiha como que no lo fuera. Tendría que llevar a cabo una investigación en Konoha sobre los Uchiha y la ubicación de todos los miembros del clan, ya fuese que vivieran o no.

Por su lado, Sasuke observó a Naruto con antipatía pensando que su mejor amigo era la piedra en el camino de la felicidad de su hermano mayor. A diferencia de Itachi, Sasuke veía eso de la atracción como algo posesivo. El principio era simple, si deseas algo, tómalo. Nunca pensó en que la naturaleza bondadosa y auto sacrificada de su hermano le impedía anteponer sus propios deseos a los de Hinata. No podía concebir el por qué su hermano, alguien que siempre había sido un verdadero genio en batalla, se rendía con el tema incluso antes de intentarlo.

-Descuida Naruto-kun. – Dijo Itachi. – No es nada que te concierna. Un asunto de familia.

-Uhm… - Naruto no estaba completamente convencido. – Ustedes son como mi familia.

Tanto Itachi como Sasuke se vieron un tanto sorprendidos por el comentario de Naruto quien los observó con tristeza en sus ojos. No había malas intenciones en él de querer saber algo por curiosidad, era más bien preocupación por ellos.

Itachi sonrió. – Tú también eres como un hermano menor para mí. – Naruto subió el rostro para mirarlo con sorpresa. Era la primera vez que alguien le decía algo como eso. – Y estoy seguro que también lo eres para Sasuke. Hablaremos de este tema cuando volvamos a Konoha. Es algo que primero debemos discutir con nuestra familia, eso es todo.

-No pongas palabras en mi boca, Itachi. – Dijo Sasuke irritado y mirando hacia un costado. – Nunca podría ser hermano de alguien como ese perdedor.

-¡Teme! – Gritó Naruto apuntándolo con el dedo índice. - ¡Yo hablaba que Itachi era como mi hermano no tú! – Hizo un gesto de negación con ambas manos bastante cómico. – No. Thank you, ¡Antes muerto a ser hermano de un bastardo arrogante!

-¡Y yo antes muerto a ser el hermano de un daltónico que lo único que hace es comer ramen! – Gritó Sasuke de vuelta.

-¡Tu lo único que haces es comer arroz y decir "hmph" como si eso fuese una palabra! – Contestó Naruto. - ¡Cuando sea Hokage dejarás de decirme perdedor! Te atragantarás con todos esos hmph hmph hmph que dirás al verme pasar.

-¡Es más probable que me case con Ino Yamanaka antes de que tú seas Hokage! – Se burló Sasuke haciendo que aparecieran venitas en la frente de Naruto. – Y si por algún milagro de la naturaleza llegaras a ser Hokage, seguramente tu mayor logro será cambiar el color del uniforme de verde a naranja. Así de inútil eres.

-¡Repite eso! – Gritó Naruto.

¿Cuántos años venía Itachi escuchando ese tipo de peleas? Muchos… tantos que a veces se le hacía difícil contarlos. Naruto era una persona especial, su alegría contagiaba a los que lo rodeaban y aunque Sasuke odiara admitirlo, él también lo sentía así. Sonrió con alivio viendo como ambos seguían peleando, tomando sus ropas a la altura del pecho y zarandeándose como si en cualquier momento uno de los dos fuese a lanzar el primer puñetazo. Esa era su dinámica.

La idea de que Hinata amara a alguien como Naruto no le molestaba en lo absoluto. Era una buena persona, que siempre sonreía y mostraba demasiado entusiasmo por las cosas, hasta en detalle cómo alimentarse sólo a base de ramen (algo por lo cual Mikoto Uchiha lo vivía sermoneando dándole cucharonazos en la cabeza para que comiera verduras cuando se sentaba a la mesa de la casa Uchiha junto a Sasuke y Sakura). Pudo imaginar a Hinata viviendo con alguien así, que le diera la suficiente confianza y calidez para ser ella misma, para seguir sus sueños y su camino del ninja. Pudo ver a Naruto necesitando de alguien serena como lo era Hinata Hyuga, alguien con quien no necesitara ser un payaso para cubrir sus inseguridades, sino con quien pudiese confesarse sin miedo de un sermón o risas. Hinata tenía esa dulzura y quietud que hacía que se pudiese confiar en su persona y hablar libremente a su alrededor. No era del tipo que daba sermones ni se entrometía en la vida de otros, ella escuchaba y comprendía. Naruto necesitaría a alguien que lo trajera de vuelta a la realidad del mundo shinobi si alguna vez efectivamente se convertía en Hokage (algo de lo cual Itachi no dudaba, Naruto tenía la fuerza para lograrlo, sólo le faltaba la madurez) y Hinata tenía la dulzura suficiente para apoyarlo cuando se diera cuenta que la vida de un ninja estaba marcada por decisiones difíciles de tomar, de aquellas que rompen el corazón.

-Basta ya… - Dijo Itachi en un suspiro cuando los vio rodando por el suelo intentando golpearse mutuamente. – Naruto, tu ramen se echara a perder si lo dejas reposando más tiempo.

-¡Es cierto! – Gritó Uzumaki. - ¿Empate? – Le preguntó a Sasuke quien se encontraba bajo él.

-Nunca. – Dijo Sasuke levantando una rodilla y golpeándolo en el estómago. – Dobe.

Ambos se sentaron en el suelo componiéndose un poco. Naruto tomó su cup ramen y lo olfateo con una enorme sonrisa mientras que Sasuke miraba el reloj sobre la puerta de entrada.

-Deberías dormir un poco Itachi. – Dijo de la nada. – Has estado despierto toda la noche y esta por amanecer.

-También tú. – Respondió su hermano. – Descansaré luego. No te preocupes, no estoy cansado. – Mintió. Esa era una de las cosas que mejor se le daba, mentirle al resto sobre lo que sentía. – Aun tengo muchas cosas que hacer, escribir mi reporte para el Hokage, hablar con Shino y Kiba sobre la misión que debemos realizar, esperar que Shisui regrese para que podamos…

-Odio a las personas que se mienten a sí mismas. – Lo interrumpió Naruto mirándolo con dureza. – A nadie le importa que estés esperando saber si Hinata está bien o no. – Itachi no tuvo palabras para responderle, ni si quiera intento negarlo y aquello suavizó los ojos con que Naruto lo observaba. - ¡No te preocupes por eso! – Dijo con la boca llena, mientras empujaba los fideos con los palillos. – Sakura-chan es la mejor, de seguro Hinata-chan ya está bien. Confío en ella.

-Es cierto Itachi, Sakura es muy buena en lo que hace. Ve a descansar. – Añadió Sasuke cerrando los ojos. – Te despertaremos si algo ocurre.

Itachi suspiró. Ambos tenían razón, a pesar de su edad Sakura era la mejor médico ninja con que contaba la aldea. Se había especializado todo ese tiempo en medicina e incluso había viajado fuera de la Villa un tiempo para seguir sus estudios con Tsunade-sama, una de las alumnas del tercero.

Sin embargo, Itachi se conocía bien a sí mismo. Incluso si hubiese podido acostarse habría dado vueltas toda la noche pensando en Hinata, en si estaba bien o no y sobre todo en aquel beso.

Sin embargo, mientras se ponía de pie listo para admitir su derrota y retirarse, los tres escucharon pasos apurados provenientes del pasillo. Tres cabezas se voltearon simultáneamente hacia el marco de la puerta para observar la figura de Sakura aproximarse a ellos. La joven lucía agotada, su cabello estaba recogido hacia atrás pero algunas hebras caían hacia adelante evidenciando lo mucho que había estado esforzándose las últimas horas. El pecho de Itachi se contrajo aunque no mostró signos de preocupación en su rostro.

-¡Sakura-chan! – La saludó Naruto con una sonrisa. - ¿Cómo esta Hinata-chan? ¿Mejor?

Sakura asintió. – Su temperatura corporal es normal nuevamente, sus signos cardiacos son estables y creo haber neutralizado los alcaloides que había en su cuerpo a un mínimo. – Sakura comenzó a sacarse los guantes de plástico. – Recuperó la conciencia hace algunos momentos. Sasuke, tú conoces mejor este lugar, Nekobaa-sama me pidió que te dijera si podías buscar agua hervida y algo liviano para darle de comer a Hinata.

Una venita apareció en el rostro de Sasuke, irritado de que a él le estuviesen pidiendo hacer algo así. – Ugh. Está bien. Vamos Naruto.

-¡Claro! – Respondió parándose del suelo y terminando su ramen de golpe.

-De hecho… Naruto-kun debería ir a saludar a Hinata-san si Sakura así lo permite. – Dijo Itachi sonriendo con más tranquilidad y mirando el fuego con una sonrisa de alivio. – De seguro Hinata-san desea verte.

Naruto se preguntó por qué Hinata desearía verlo a él antes que a su primo Neji, pero luego recordó que Hinata estaba inconsciente cuando los encontraron, seguramente no sabía que estaba ahí… de hecho, tampoco debió haber sabido que él estaba ahí. No obstante, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Sakura anunció algo que sorprendió a los tres, en especial a Itachi.

-De hecho, a quien ha pedido ver es a ti… Itachi-kun. – El Uchiha volteó el rostro hacia ella lentamente y la miró con un tanto de miedo, la duda en él era visible. – Intenta no mantenerla despierta mucho tiempo… necesitará bastante reposo.

Itachi asintió poniéndose de pie y caminando hacia la puerta con calma.



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-Itachi-kun…

Los párpados de Hinata se abrieron lentamente intentando acostumbrarse a la luz. Su consciencia volvía a ella de a poco y también lo hacía la sensibilidad del resto de su cuerpo. Un dolor punzante en su brazo le alertó; nuevamente podía sentirlo. Intentó moverse para tocarlo y asegurarse que aun estaba ahí.

Fue entonces que se percató de que ya no se encontraba en esa pequeña habitación en donde había estado los últimos días. No escuchaba el sonido de la lluvia, sólo el viento que parecía aullar y producir un melancólico eco que viajaba a ella junto con el sonido de fuertes maullidos.

-¿Itachi-kun…?

-No te muevas. – Hinata conocía esa voz, movió sus ojos hacia arriba y se encontró con su pelo rosa y sus ojos serios mirándola. – No te esfuerces. Sólo descansa. Estarás bien.

-Ha…Haruno-san… - Murmuró Hinata entrecerrando los ojos. - ¿Dónde estoy?

-Estás en Sala del Cielo. – Le respondió Sakura con amabilidad.

Entonces Hinata adivinó que si estaba despierta, sintiéndose horrible y al mismo tiempo recuperando la sensibilidad de su brazo, era producto de la joven que se encontraba con ella. Si que era talentosa cuando se trataba de ninjutsu médico.

-Gracias… Haruno-san. Gracias por…

-No hay de qué. – Respondió limpiándose el sudor con su muñeca. – Si que fuiste un desafío Hinata-san.

-Nunca había visto a alguien peleando por su vida de la forma en que lo hiciste tú. – La voz que Hinata percibió era de alguien más. Estaba segura que era Nekobaa-sama pero no la veía. Movió su rostro hacia el otro lado de la cama y encontró dos figuras familiares, la abuelita de los gatos y su ayudante. – Gracias a dios que despiertas cariño. Sakura, dile a Sasuke-chan que traiga agua hervida y algo de comer.

-Sí, Nekobaa. – Respondió Sakura con una reverencia. – Su ayuda fue muy útil, no me imagine que tuviera ese tipo de conocimientos de medicina y venenos.

-Cuando vives tanto como yo y ves tres guerras mundiales, aprendes a la fuerza. – Respondió la anciana sacando su pipa y dándole una fuerte aspirada de alivio.

Hinata mostró signos de dolor por su brazo y cuando lo sacó de las frazadas notó que estaba completamente vendado. Intentó sentarse y cuando vieron lo que estaba haciend todas se abalanzaron sobre ella para intentar ayudarla. Había estado tanto tiempo acostada e inmóvil que sentir la energía para moverse la hizo querer salir de ahí y comenzar a correr y reír en voz alta.

- ¿Hace cuanto… hace cuanto que nos encontraron? – Preguntó Hinata con dificultad. El dolor se hacía cada vez más intenso.

-Ayer, a medio día. – Respondió Sakura. – Debe estar por amanecer ahora. – Suspiró con pesar y bostezó sonoramente. – Sólo descansa Hinata-san, te vendré a ver en unas horas.

La joven Haruno comenzó a caminar hacia la salida retirándose el delantal con que había cubierto su ropa. Hinata la miró con gratitud.

-Sakura-san… ¿Dónde está Itachi-kun? – Lo había querido preguntar desde que abrió los ojos. Muchas cosas estaban volviendo a ella, cosas que la asustaron y la hicieron sonrojar.

– Itachi está en la otra sala esperando saber noticias de tu estado.

Hinata tragó saliva, su estómago comenzó a darle vueltas y su corazón se aceleró. Estaba segura que c sentirse así no era nada bueno por lo débil que se encontraba su cuerpo, tanto que Sakura se alarmó al notar como se estaba sonrojando, volviendo hacia ella con rapidez y poniendo su mano sobre la frente de Hinata.

-¿Estás bien? – Le preguntó preocupada. - ¿Hinata?

-S..sí. – Respondió en un murmullo. Sakura sacó su estetoscopio y lo puso en su pecho para ver si algo había ocurrido, percibiendo el aumento de su ritmo cardiaco. – Haruno-san…¿Podría verlo?

Sakura fijo sus ojos en ella con tristeza. Reconocía esa mirada. Podía entender perfectamente que estaba pasando Hinata. El aumento del palpitar de su corazón y el color en su rostro no se debía al veneno que su cuerpo aun estaba eliminando. Aquella mirada era la misma que ella tenía cuando se observaba al espejo en la mañana y deseaba ver a Sasuke Uchiha nuevamente, sabiendo que ahora no lo haría con frecuencia debido a que no estaban en el mismo equipo.

-No es bueno que te agites. Cuando hayas comido y descansado lo suficiente…

-Por.. por favor. – La interrumpió Hinata. – Necesito… yo… necesito verlo.

-Entonces lo verás. – Dijo Nekobaa-sama. – Ve por Itachi-chan. No puedes negarle a una jovencita que vea a su galante héroe después de lo que ambos debieron haber pasado juntos.

-Eso..eso no es así. – Dijo Hinata sonrojándose aun más y negando con las manos. Se moría de vergüenza ante las insinuaciones de la anciana. – Yo.. yo sólo quiero agra…

-No es de nuestra incumbencia, querida. – Interrumpió la anciana.

Había vivido demasiados años entre hombres del clan Uchiha como para haber sido ciega a cuando uno de ellos se enamoraba. La diferencia era, que Itachi Uchiha era su preferido entre todos ellos y nunca antes lo había visto actuar de esa forma. Cuando el amor toca la puerta de dos jóvenes, lo mínimo que una anciana como ella podía hacer era darle un empujón. Por lo mismo le había dicho a Hinata como seguir a Itachi ese día en que él se marchó antes del amanecer.

La peli rosa suspiró abnegada, no podía negárselo. Sólo asintió indicando que lo haría y abandonó la habitación.

Hinata se miró las manos y comenzó a temblar nerviosa. Recordaba lo que había sucedido antes de que perdiera la noción del tiempo. Se comenzó a preguntar si todo eso sólo habría sido su mente jugándole una broma, tal como había pasado cuando soñó sobre el futuro que deseaba.

En más de una ocasión había escuchado decir a las abuelas del clan Hyuga que el byakugan era una herramienta muy poderosa. Sonriendo les preguntaba el motivo de ello y la respuesta siempre era "El byakugan puede ver a través de todo, incluso a través del tiempo". Sólo ahora aquello tenía sentido. Incluso había rumores sobre que su bisabuela podía ver cosas que aun no pasaban, los llamaba sueños premonitorios, pero nadie en el clan había heredado esa habilidad por generaciones… ¿Habría si quiera una pequeña oportunidad de que soñar a Itachi Uchiha como el hombre sosteniendo en sus hombros a los pequeños que la llamaban mamá fuese uno de ellos? Si ese era el caso… Tenía poco tiempo para poder descifrar las preguntas que había en su mente.

¿Qué sentía por Itachi Uchiha? ¿Era esa sensación cálida en su pecho… amor o sólo un profundo agradecimiento por lo que él había hecho por ella desde que era una niña? ¿Realmente se veía a sí misma con él en un futuro cercano? ¿Qué sentía por Itachi? ¿Qué sentía por Naruto?

Eran emociones distintas sin duda. Lo que sentía por Naruto Uzumaki distaba de lo que experimentaba cuando estaba cerca de Itachi y al mismo tiempo, era similar. No la paralizaba por completo, pero la ponía lo suficientemente nerviosa como para que no supiera qué decir o hacer ahora que lo vería nuevamente. Sentía la suficiente confianza para hablarle de lo que fuera y abrirle su corazón, pero no podía evitar sonrojarse frente a él si la miraba fijamente con esos hermosos ojos almendrados.

-Deja de lucir tan preocupada. – Le ordenó la abuela. - Nadie tiene todas las respuestas para cosas como estas. Sólo pasan.

-Yo.. yo no… - Intentó justificarse Hinata, completamente nerviosa de que esa mujer pareciera leerla como un libro abierto. - ¿Qué quiere decir con eso?

-Podré ser una anciana, pero no soy ciega. – La abuela comenzó a reír en voz alta mientras fumaba. - ¿Realmente crees que son las primeras dos personas en enamorarse en una situación así? Es la naturaleza de los Uchiha. Son hombres que viven para el combate, la guerra y el peligro. Es en esas situaciones que alcanzan su verdadero potencial. Si Itachi no fuera el caballero que es seguramente ya no serías una doncella. Es una cosa de familia, ni si quiera Itachi-chan puede luchar contra su propia naturaleza. Es un Uchiha después de todo.

-¿Por..por qué me dice todo eso? – Preguntó Hinata sintiéndose un tanto incómoda.

-Conozco a Itachi-boy desde que era un pequeño. Durante la guerra, su madre lo dejó aquí una temporada… a él y a Shisui-chan. Volvió embarazada de Sasuke. – Hinata puso atención en las palabras de la anciana que sonreía resignada. – Ellos dos, Shisui-chan e Itachi-chan, son el futuro del clan Uchiha. Hay algo en sus ojos que los diferencian del resto, los hacen especiales, ¿Sabes?... – Hinata la miró asintiendo con una sonrisa, era cierto, Itachi tenía algo en sus ojos afilados que lo diferenciaba de cualquier otro hombre que conocía. - Sin embargo… así como una flor no puede florecer sin sol… un hombre no puede hacerlo sin amor en su vida. Tú e Itachi-boy van a hacer grandes cosas para el mundo shinobi, aun no se de que se tratará, pero mis huesos me lo dicen.

En ese momento escuchó un golpe suave en la puerta. Ambas se miraron un segundo y las mejillas de Hinata se volvieron a encender.

-¡Adelante! – Gritó la mujer caminando hacia la puerta seguida de la pequeña ayudante que siempre estaba con ella. La jovencita miró a Itachi con el corazón roto, entendiendo que había perdido a uno de los dos hermanos que la hacían sonrojar.

Itachi asomó su rostro con seriedad, buscando de inmediato a Hinata quien se encontraba sentada sobre la cama y apoyada con la espalda contra la pared.

-Los dejaré solos para que conversen. – Dijo la mujer saliendo de la habitación. – Vamos pequeña. – Tanto la anciana como su asistente se retiraron, sin que antes la abuela pusiera una mano sobre el hombre de Itachi y le sonriera en aprobación.

-¿Está bien? – Le preguntó Itachi cerrando la puerta atrás de sí y caminando con tranquilidad hacia el futón en donde ella descansaba.

Ambos se miraron a los ojos sin decir nada. Itachi lucía cansado, pálido y sucio. Hinata por su parte se veía sudorosa, exhausta y mucho más delgada. Sin embargo, bastó sólo un momento para que ambos supiesen que fuese lo que fuese que estaba pasando entre ellos hora, los hacía sonreír.

-S..sí. – Respondió Hinata sin despegar su mirada de él. No la ponía tan nerviosa como pensó que lo haría, de hecho, la hacía sentir un extraño consuelo. – Sólo… sólo me duele el brazo.

-¿Puedo ver? – Preguntó Itachi arrodillándose junto a ella. Hinata estiró el brazo vendado en su dirección e Itachi confirmó con alivio que lo sentía, pues al tocar su mano con la punta de sus dedos, Hinata sonrojó. - ¿Siente eso? – Le preguntó mirándola a los ojos sin pestañar.

-Sí… - Respondió ella en un murmullo, ¿Por qué su corazón latía fuerte y rápido ahora que Itachi estaba ahí? – Itachi-taicho… siento mucho haberlo puesto, en.. en esa situación.

-¿A qué se refiere? – Preguntó Itachi pasivamente.

-Bueno, sólo fui una molestia para usted esos días. Debió haberme dejado ahí y no…

-Hinata-san. – La interrumpió Itachi. – Fue descuidado e irresponsable de mi parte salir con usted bajo la lluvia. Es la primera vez que hago algo sólo por instinto, pero… encontré ayuda por el camino y volvimos a Sala del Cielo. Ahora está bien, por lo cual no me arrepiento de la decisión que tomé. Aun así, le pido disculpas por arriesgarme a…

-No… por favor. – Le pidió Hinata cerrando sus dedos en la mano de Itachi. – La que debe disculparse soy yo, no usted. Usted… usted no… usted salvó mi vida. - Itachi permaneció en silencio observando como Hinata bajaba el rostro en una reverencia. – Muchas gracias.

La joven sabía que eventualmente él se lo preguntaría. Itachi no era el tipo de hombre que haría algo para luego pretender que nada sucedió; era demasiado honorable para algo así, por eso Hinata debió haber estado esperando la pregunta. Sin embargo, cuando la escuchó, no pudo evitar sorprenderse.

-¿Recuerda lo que sucedió antes de que perdiera el conocimiento la última vez que despertó? – Los ojos de Itachi estaban fijos en las sabanas de Hinata. Pudo sentir que su mano se tensaba levemente, aunque no supo el motivo de ello, ¿Sería nervio? ¿Podría Itachi Uchiha sentir nervios de algo?

-Sí. Lo recuerdo. – Respondió Hinata con la voz casi ahogada. - ¿No fue un sueño, verdad?

-Tal vez lo fue. – Dijo Itachi con una sonrisa levantando el rostro. – Se sintió como uno. – Ambos permanecieron en silencio nuevamente, hasta que Itachi dijo lo que ambos pensaban. - ¿Quiere… que permanezca sólo como un sueño?

Sus miradas se volvieron a cruzar y entonces ambos supieron sin palabras, que no era del interés de ninguno de ellos que aquello fuese sólo un sueño. Sólo observando esos ojos almendrados Hinata Hyuga entendió que no quería que aquello se olvidara, más bien, quería que siempre le sostuviese la mano como lo hacía en ese instante. La hacía sentir segura.

Itachi por su parte comprendió viendo sus ojos lilas que Hinata era la persona que deseaba. Estaba enamorado de ella. No tenía nada más que pensar ni cuestionarse. Cualquier duda se aclaraba viendo sus mejillas sonrojarse sobre su piel de porcelana.

El joven Uchiha levantó su mano libre y la puso en las mejillas de Hinata. La joven dejó escapar un suspiro contenido y la distancia entre ambos se comenzó a acortar hasta que lo que pensaron pudo haber sido un sueño se volvió nuevamente real.

Los labios de Hinata temblaban sobre los suyos y las manos de Itachi tiritaban suavemente ante el contacto con su piel. Siempre había podido mantener la calma ante cualquier tipo de situación, pero se dio cuenta que cuando se trataba de ese tipo de cosas, su cuerpo no le obedecía, sólo le pedía más de ella, de sus labios, de aquella dulce esencia angelical que había en sus ojos violáceos.

Pronto descubrió que le faltaba el aire, pero eso no lo detuvo. Separó levemente sus rostros para respirar y volvió a besarla, esta vez con más intensidad. Atrapó los labios de Hinata entre los suyos y se sorprendió de sentir que ella soltaba su mano para dirigirla a su rostro, sosteniendo sus mejillas. La sensación fue grata, tanto que lo hubiese hecho detenerse y reír en voz alta. Pero no lo hizo. No quería separarse de ella.

Hinata nunca se había sentido tan viva como en ese momento. Sus cejas temblaban, su corazón se iba a desbordar, sus manos le ardían, todo en su cuerpo perdía el control. Por primera vez desde el día en que nació se permitía salir de lo que se esperaba de la hija del honorable Hiashi Hyuga para seguir su propio instinto.

– No quiero que sea un sueño… – Susurró Hinata sobre sus labios. – No quiero.. no quiero despertar y darme cuenta y que esto es.. es… mi imaginación.

– Espera. – Se separó de ella ligeramente apoyando su frente sobre la suya, ambos con los ojos cerrados intentando recuperar el aliento, sus manos sosteniendo las mejillas del otro mientras tocaban el rostro del otro con desesperación. - No quiero interponerme en el camino de tu felicidad. – Itachi sonrió, sin creer que fuese tan estúpido como para poder detenerse cuando todo en él le pedía más de ella. – Puedo esperar. Puedo esperar todo lo que desees. – Y algo extraño sucedió, algo que seguramente ni si quiera Itachi pensó ocurriría, dejó de tratarla de usted y empleó el tú. - Eres muy joven aun y sé que este tipo de cosas debe provocarte miedo o incluso confusión. Pensabas que ibas a morir y no querías hacerlo sin antes saber que se sentía… bueno… ya sabes. Soy mayor que tú, puedo esperar a que no tengas dudas en tu mente, ni en tu corazón.

-Itachi-kun… - Dijo Hinata sonriendo también, recordando la imagen del hombre que le daba la espalda en su sueño, aquel que cargaba sobre sus hombros a un pequeñito de cabellera azulada. – No tengo dudas.

¿Cómo podría tenerlas si lo escuchaba hablando de esa forma? ¿Cómo era posible que alguien no viera la bondad que había en él, esa calidez que desde siempre lo rodeaba y que la dejaba ver en primera fila? Si había dudas eran de otro tipo. No de lo que estaba sintiendo por él. Más bien, era … ¿Sería lo suficientemente buena para él? ¿Podría superar la vergüenza que todo aquello le causaba? ¿Podría madurar con rapidez para poder ser lo que él necesitaba de ella?

-Bien. – Dijo Itachi sonriendo. – Hinata-san, no soy como Naruto-kun o Sasuke, ni como Kiba-kun o Shino-kun. Soy un adulto que sabe lo que quiere. Y… y te quiero a ti. – Hinata sonrió aun más, era como si estuviese soñando pero lo que estaba pasando era claramente real.

La volvió a besar. Hinata experimentó cosas que jamás antes había sentido mientras sus labios se rozaban con gentileza. Ni si quiera se cuestionó a si misma si lo que estaban haciendo estaba bien o mal mientras seguía saboreando su piel. Lo sabía en ese momento. Sabía que Itachi Uchiha sería el primer y último hombre a quien besaría en su vida. Cerró los ojos lentamente y cualquier pensamiento en su mente comenzó a desaparecer mientras las manos de Itachi la tomaban en un abrazo. Se sentía tan extraño y placentero estar así con él, sentirlo cerca le daba seguridad, la hacía querer reír y decirle que nunca la dejara. Sin saber en qué momento había ocurrido, su cuerpo comenzó a inclinarse hacia atrás e Itachi hacia adelante.

Cada vez que siendo una niña imaginó un momento como ese, había sido con alguien distinto, en un lugar diferente y bajo circunstancias muy distantes a aquella. Deseó poder haber lucido mejor, haber tenido olor a lilas y no sudor y vómito, haber podido vestir seda y no vendajes y mallas. Pero no le importaba, se sentía feliz de estar viva, de que sus sueños no serían sólo eso sino que el destino le daría la oportunidad de poder volverlos realidad. Junto a él. Tenía miedo, no sabía que iba a ocurrir de ese momento en adelante, pero aceptó sin cuestionar que quería averiguarlo.

Sin embargo, el sonido de la puerta cerrándose con fuerza los alertó y los llevó de vuelta a la realidad. Se miraron sonrojando y descubrieron que no había nadie más que ellos dos ahí; pudieron comprender con aquella mirada descompuesta que las cosas se pudieron haber salido de control por completo. La desolación de los últimos días en que las esperanzas parecían perdidas los había arrojado a una situación en que ambos intuían que estaban celebrando porque ese no sería su último encuentro, porque tenían una nueva oportunidad de poder encontrar felicidad con la compañía del otro.

-Lo siento. – Dijo Itachi mirando hacia un costado. – No debí…

-Está bien. – Respondió Hinata asegurándole que no estaba ofendida o algo así, intentando controlar su pecho que se movía con rapidez hacia adelante y atrás. – Creo que alguien nos vio. – Eso en cambio, si la preocupaba. Lo que pasaba con Itachi era un secreto que prefería quedara sólo entre ambos.

-Sasuke. – Dijo Itachi. – Reconozco esos portazos. – Suspiró intentando calmarse y se acercó a ella besando su frente con ternura. - Seguramente trae comida para ti. Te dejaré descansar ahora. – Se puso de pie y Hinata estuvo tentada a gritarle que no se fuera, que no la dejara sola, que se quedara ahí con ella.

-I..Itachi-kun… - Dijo en cambio. - ¿Qué.. que pasará ahora?

-Cuando volvamos a Konoha, te pediré en matrimonio si me aceptas. – Le respondió. – Piénsalo mientras descansas.



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Naruto y Sasuke estaban sentados contra la pared luego de haber cerrado la puerta, ambos mirando en frente y en silencio. Sasuke casi había dejado caer el plato con arroz caliente y uno de los ojos de Naruto aun tenía un tic nervioso.

¿Realmente habían visto a Hinata e Itachi besándose con esa desesperación?

-No fue un genjutsu, ¿Verdad? – Le preguntó Naruto moviendo lentamente su rostro hacia Sasuke. – Porque si es una de tus bromas te aseguro que no es gracioso.

-No idiota. Fue real. – Dijo Sasuke con la mitad del rostro azul y sus ojos cubiertos con su flequillo. - Demasiado real.

-Entonces… Hinata-chan e Itachi… están… - Comenzó Naruto.

-Si terminas esa oración te daré la paliza de tu vida. – Sasuke aun sentía escalofríos de lo que habían visto. Tener que ver un simple beso en el genjutsu de Itachi ya había sido lo suficientemente malo, pero verlo actuando de esa forma como si su vida dependiese de besarla había subido el nivel de lo que su estómago podía soportar.

-¿Qué rayos está pasando entre Hinata e Itachi? – Naruto lo preguntó en voz alta, pero era algo que sin duda estaba en la mente de ambos amigos.

-¡Como si quisiera saberlo! – Gruñó Sasuke.

-¿Crees que… que…son novios o algo así?

Sasuke no lo sabía, sólo dijo lo que estaba en su mente en ese momento. -El miedo a la muerte produce cosas curiosas en las personas. – Respondió mirando el techo con quietud. - Puede separarlas o acercarlas mucho más de lo que tú o yo podamos entender.

-¿A qué te refieres? – Sasuke a veces olvidaba que a Naruto había que explicarle todo con manzanas.

-Me refiero que cuando ves que vas a morir, no es inusual que vengan todo tipo de pensamientos a tu mente y que te arrepientas de cosas que has hecho y sobre todo de las que nunca pudiste hacer. – Naruto asintió una y otra vez como si entendiese lo que Sasuke le estaba hablando. – Cuando ves la muerte cerca, empiezas a apreciar la vida. Sólo eso.

-¿Y qué tiene que ver eso con lo que ellos estaban haciendo? – Preguntó nuevamente Naruto.

Sasuke suspiró y rio en voz baja, abnegándose que acababa de perder a su hermano. - Ambos decidieron vivir y olvidarse de todo el resto. – Respondió sonriendo.

Si alguien merecía comenzar a vivir su propia vida, ese era Itachi.
Hola! Muchas gracias por seguir este fic. Acabamos de llegar exactamente a su mitad. Espero que sea de su agrado. Agradesco enormemente cada uno de los comentarios que han puesto y lamento si hice llorar a algunas personas con el capitulo anterior y sobre todo por cortarlo en aquel esperado beso. Por supuesto que en ese nivel las cosas solo van a seguir aumentando hasta el final del fic. Espero que les haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo, y si no es así, de cualquier forma aprecio cualquier comentario crítico para ayudar mi escritura.

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Comments33
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katias345's avatar
ewe no puedo dejar de leer este fic esta taaan genial *w*